CHAPTER III "Hearth Of The Sea"

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El profesor Snape y yo caminamos un poco y después de salir del callejón lo seguí por las concurridas calles de Londres hasta un bar destartalado que pasaba por desapercibido entre dos grandes edificios, si el profesor Snape no lo hubiese señalado con el dedo, lo hubiera ignorado.

A sus alrededores, las personas que pasaban apresuradas, solo posaban sus ojos durante unos instantes para posteriormente como si se tratase de magia ignorarlo selectivamente.

"Es aquí" dijo Snape deteniéndose por unos segundos. "El Caldero Chorreante es un lugar relativamente conocido de en el mundo mágico. Una vez dentro, no hables mucho quién sabe si llegas a  interesarle a uno de esos brujos y brujas, los materiales de jóvenes son un buen ingrediente para pociones de encanto".

Sonrió malvadamente mientras caminaba con facilidad hacia la puerta.

Al escuchar esto no se puede decir que no logró su propósito, Leo estaba realmente un poco asustado, si no fuera porque sabía un poco sobre la configuración del mundo, quizás no se atrevería entrar

Pero hubo algo que lo sorprendió, no esperaba que sombrío Snape tuviese tan mal gusto con las bromas, Leo estima que si se tratase de un mago de familia muggles de primer año quedaría con traumas.

Una vez dentro, Leo estaba un poco decepcionado, para ser un lugar famoso y uno de los principales puntos de reunión del mundo mágico francés era oscuro y destartalado sin nada mágico.

En un rincón ancianas estaban sentadas tomando copas de jerez.

Mientras unos que otros fumaban en extrañas y largas pipas o jugaban con cartas de aspecto dudoso, quizás apostando, prácticamente todos hacían lo suyo sin molestar al resto.

Cuando el profesor Snape y yo entramos, las voces cesaron  por un momento, pero luego de ver que se trataba de Snape todos volvieron a lo suyo.

El profesor no se detuvo mucho tiempo, me guío hacia una puerta de madera situada en la parte trasera de la cantina y entramos, se trataba de un callejón estrecho y sin salida bloqueado por un gran muro de ladrillos.

Mientras sacaba una fina varita de su manga Snape dijo.

"Apartate y presta atención, solo lo mostraré una vez".

"Escoge tu varita, y repite estos movimientos".

Retrocedí unos pasos y vi como con su varita dio tres golpes a la pared.

"Tres arriba, dos horizontales, perfecto". Dio tres golpes en el centro suavemente.

El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho.

Un segundo más tarde estaban contemplando un pasaje abovedado lo suficientemente grande como para que un gigante pudiese entrar, un paso que llevaba a una calle con adoquines, serpenteaba hasta quedar fuera de la vista.

"Bienvenido... Al Callejón Diagon".

El profesor Snape soltó una pequeña sonrisa en su rostro pálido al ver mi adomtq.

Después de todo era la primera vez que presenciaba algo tan mágico en mis dos vidas, si duda era una experiencia completamente distinta verlo con tus propios ojos a leerlo en una hoja de papel.

Leo entró en el pasaje, miró rápidamente por encima de su hombro y vio que la pared volvía a cerrarse, era justo como ver un vídeo en reversa.

Lo que prosiguió fue una tarde algo ocupada y divertida, mientras Leo compraba los útiles escolares, miraba asombrado todas las tiendas y escuchaba las conversaciones de todos los magos.

Estoy en Harry Potter Siendo un SemidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora