#único

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Alicent dejo salir un suspiro tembloroso cuando sintio la mirada burlona de Daemon Targaryen, Rey consorte, segundo esposo del Rey Viserys. El Omega le daba miradas furtivas cada tanto a ella como a él bebé arrugado que se encontraba cubierto en una manta fina traída de las ciudades libres que lo ayudaba a mantenerse cubierto del frío que azotaba a desembarco del rey.

Alicent notaba como se revolvía cada tanto, deseoso de ser envuelto en el calor de su madre. La Omega aprieta los labios, conteniendose de arrebatarle de los brazos a su pequeño bebé que ya a comenzado a gimotear.

—Tu hijo es hermoso, Alicent.— el Rey alaga. Intentando inútilmente calmar el llanto de su supuesto nieto.— Espera que lo vea Rhaenyra, no dejara qué nadie lo cargue.

Viserys dijo en modo de consuelo, aunque dudaba qué su hija aceptará al niño. No tendrias qué ser muy listo para notar que los rasgos del cachorro eran diferentes. Daemon resoplo con fastidió miestras le quita a el bebé de los brazos de su Alfa.

—Síguelo intentado, Alicent.— dijo Daemon, una sonrisa burlona surcando en los labios finos del Omega.— Seguro que el siguiente si se parece a Rhaenyra.

La Omega hace el amago de responder cuando la puerta de sus aposentos es azotada con fuerza. Rhaenyra entra con rapidez siendo seguida por Harwin Strong quien se queda en la entrada. La Alfa luce agitada por la carrera que hizo para llegar hasta los aposentos qué comparte con su Omega.

—Me dijeron que acabas de tener a nuestro hijo.— dijo Rhaenyra acercándose a la cama.— ¿Estas bien? ¿Cómo te encuentras?

—Me siento mejor ahora que estas aquí...

—¡Rhaenyra!.—Daemon se acercó hasta la Alfa, se interpone entre las dos mujeres con el bebé todavía en brazos.— ¿Por qué no cargas al bebé? Es muy lindo, sin duda se parece a su padre.

El Omega mayor levantó al bebé, sosteniéndolo con más cuidado del que Alicent hubiera esperado de él. Rhaenyra lo toma entre sus brazos y su rostro se suavizó instantáneamente. Sonrie cuando el olor a leche y flores de su Omega llega hasta su olfato aunque no puede evitar arrugar la nariz al no persivir sus propias feromonas provenir del cachorro.

Rhaenyra descubrió por completo al bebé examinando su rostro con más detalle. La sonrisa en sus labios se desvaneció lentamente, reemplazada por una expresión de confusión y luego de algo que parecía ser una sospecha creciente.

Alicent observó la escena, una mezcla de miedo y pavor cuando Rhaenyra descubrió el cuerpo del bebé dejándolo solo con un pañal, sin dejar de mirarlo por un instante. No podía evitar recordar la verdad oculta sobre su hijo. Los intensos ojos de Rhaenyra se encontraron con los de Alicent y por un momento, todo pareció detenerse.

Su Alfa apesta a desconsuelo.

—Rhaenyra... —Viserys llamo a su hija cuando todo se torno en un silencio incómodo. Se acercó disimuladamente hasta la Alfa, atento a su reacción.

—Alicent —dijo en voz baja, sus ojos estudiando cada rasgo del bebé.— Él no es un Targaryen. Ni siquiera se parece a ti.

—Claro que no es un Targaryen, Rhaenyra.— volvió hablar Daemon quien hasta ahora había estado en silencio.— Aunque sus rasgos son extrañamente comunes...

—¡Daemon!.— Viserys le llamó la atención a su Omega.— Deja que Alicent nos diga la verdad.

—¿Qué más verdad puede haber?.— el Omega dijo ya exasperado ante la ingenuidad de su marido.— Alicent cometió adulterio, fue infiel en su matrimonio con nuestra hija. ¡Ese niño es un bastardo, Viserys!

Alicent sintió que su corazón se detenía. Rhaenyra frunció el ceño ante la afirmación del Omega, pasando un dedo suavemente por la mejilla del bebé, notando el cabello oscuro y los ojos que no eran ni del característico violeta Targaryen ni de los verdes de Alicent.

BLACK SORROW» RHAENICENT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora