El rugido de la BMW R 18 resonaba por las calles mientras Chiara y Violeta se dirigían al bar mencionado en el informe. Violeta mantenía un agarre firme alrededor de la cintura de Chiara, intentando ignorar su miedo y concentrarse en la misión. Chiara, por su parte, disfrutaba la sensación de libertad que le daba conducir su moto, aunque estaba totalmente consciente de la importancia de su destino.
El viaje no fue largo, pero a Violeta le pareció una eternidad. Finalmente, llegaron a las afueras de la ciudad, donde el bar de moteros se erguía con una presencia ominosa. Chiara aparcó la moto en un rincón oscuro del aparcamiento y se quitó el casco, observando el lugar con atención.
—Recuerda, Hódar, estamos aquí para observar y recabar información. No queremos llamar la atención —le dijo Chiara, mientras le entregaba una pequeña cámara de botón a Violeta—. Ponte esto en la chaqueta. Quiero que registremos todo lo que veamos.
Violeta asintió, aún nerviosa, y ajustó la cámara en su chaqueta de cuero. Ambas se dirigieron hacia la entrada del bar, adoptando un aire despreocupado y seguro. Al entrar, fueron recibidas por el olor a tabaco, el sonido de música rock y las miradas de los clientes, la mayoría moteros rudos y desaliñados.
Se acercaron a la barra y pidieron dos cervezas, intentando mezclarse con el ambiente. Mientras tomaban un sorbo de sus bebidas, Chiara estudió el lugar discretamente. No tardó en identificar a varios hombres que parecían ser los líderes del grupo, conversando en una mesa en el fondo del bar.
—Hódar, mantén los ojos y oídos abiertos. Voy a acercarme a esa mesa —susurró Chiara.
Violeta asintió, observando cómo su jefa se levantaba con confianza y se dirigía hacia la mesa de los moteros. Chiara se acercó con una sonrisa relajada, actuando como si fuera una motera más.
—Buenas noches, chicos. ¿Puedo unirme a ustedes? —preguntó Chiara, con una sonrisa encantadora.
Los hombres la miraron con curiosidad, uno de ellos, un tipo corpulento con barba, asintió con desdén.
—¿Y quién eres tú? —preguntó, mientras Chiara tomaba asiento.
—Solo una motera de paso, escuché que este es el lugar para estar si buscas buena compañía y, tal vez, un poco de acción —respondió Chiara, mientras los hombres intercambiaban miradas de aprobación.
Mientras tanto, Violeta permanecía en la barra, observando a Chiara y asegurándose de que todo estuviera bajo control. De repente, notó a un hombre que parecía estar observándolas desde la esquina del bar. Tenía una mirada astuta y parecía saber más de lo que dejaba ver.
Violeta decidió acercarse a él, intentando obtener más información. Se dirigió hacia la mesa del hombre y se sentó, cruzando los brazos con actitud confiada.
—Hola, guapo. ¿Qué te trae por aquí? —dijo Violeta, con una sonrisa coqueta.
El hombre la miró con desconfianza, pero luego sonrió, mostrando unos dientes amarillentos.
—Podría preguntar lo mismo. No pareces del tipo que frecuenta este lugar —respondió, con tono burlón.
—Nunca sabes lo que puedes encontrar en lugares como este —replicó Violeta, manteniendo su sonrisa—. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente. Estoy buscando a alguien, un tipo conocido como "El Cuervo". ¿Te suena?
El hombre frunció el ceño al escuchar el nombre, y Violeta supo que había dado en el clavo.
—Puede que lo haya oído mencionar. Pero no hablo de negocios con extraños —dijo, con una sonrisa maliciosa.
Violeta se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con determinación.
—Mira, amigo, estamos en el mismo equipo. Si sabes algo sobre "El Cuervo", te sugiero que me lo digas. Podrías evitarte muchos problemas —dijo, con un tono amenazante.
El hombre la miró durante unos segundos antes de suspirar y asentir.
—Está bien, está bien. Solo he oído rumores. Dicen que "El Cuervo" tiene una operación grande en el viejo astillero abandonado, cerca del río. Pero si vas allí, ten cuidado. Ese lugar está bien protegido —dijo, bajando la voz.
Violeta sonrió, agradecida por la información.
—Gracias, guapo. Te debo una —dijo, mientras se levantaba para volver a la barra.
Mientras tanto, Chiara había logrado obtener algo de información sobre los movimientos recientes de "El Cuervo" de los moteros. Se levantó de la mesa, agradeció a los hombres y regresó junto a Violeta.
—¿Qué averiguaste? —preguntó Chiara, cuando estuvieron a salvo en un rincón oscuro.
—El Cuervo podría estar operando desde un viejo astillero abandonado. Es peligroso, pero podría ser nuestra mejor pista hasta ahora —respondió Violeta, mostrando su entusiasmo.
Chiara asintió, con una expresión de determinación en su rostro.
—Bien, tenemos un nuevo objetivo. Vamos a preparar un equipo y organizar una redada en ese astillero. Si "El Cuervo" está allí, vamos a atraparlo —dijo Chiara.
Con el plan en mente, ambas decidieron quedarse un poco más en el bar, no solo para evitar sospechas, sino también para conocerse mejor. Regresaron a la barra, pidieron otras dos cervezas y se sentaron en una mesa más apartada.
—Nunca pensé que te vería en un lugar como este, Hódar —comentó Chiara, con una sonrisa divertida.
—Ni yo, jefa. Pero ya ves, la vida está llena de sorpresas —respondió Violeta, riendo—. Aunque prefiero estar en un laboratorio, o en el campo, investigando pistas.
Chiara asintió, tomando un sorbo de su cerveza.
—Eso se nota. Eres buena en lo que haces, Violeta.
Violeta sonrió, sintiéndose halagada por el comentario de su jefa.
—Chiara ¿Qué te llevó a convertirte en policía?
Chiara se quedó pensativa por un momento, mirando su cerveza antes de responder.
—Supongo que siempre quise hacer la diferencia. Crecí en un barrio duro, vi muchas cosas que nadie debería ver. Quería cambiar eso, ayudar a las personas a tener una vida mejor.
—Te entiendo. Mi padre era policía, y aunque no estuvo mucho tiempo en casa, siempre me inspiró su dedicación. Supongo que seguir sus pasos me pareció natural —comentó Violeta.
Chiara la miró con interés.
—¿Y cómo fue crecer con un padre policía?
Violeta se encogió de hombros.
—Fue duro a veces. Siempre estaba preocupado por su trabajo, y yo también. Pero también me enseñó mucho sobre integridad, valor y justicia. Supongo que eso es lo que más me quedó.
Chiara sonrió, admirando la fortaleza de Violeta.
—Eres fuerte, Hódar. Y eso es lo que necesitamos para este trabajo.
Violeta devolvió la sonrisa, sintiéndose más conectada con su jefa.
—Gracias, Jefa. Haré lo que sea necesario para atrapar a "El Cuervo" y hacer justicia por Rosalía.
Ambas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua y del ambiente del bar. Aunque sabían que les esperaba una tarea peligrosa, se sentían más preparadas y unidas.
Finalmente, Chiara se levantó y le hizo un gesto a Violeta.
—Es hora de irnos. Tenemos un trabajo que hacer.
Violeta asintió, siguiendo a Chiara hacia la salida. Subieron a la moto, y mientras se alejaban del bar, ambas sentían una nueva determinación y una confianza renovada en su misión.
El camino hacia la justicia era largo y peligroso, pero con su equipo y su determinación, sabían que podrían enfrentarse a cualquier desafío que se les presentara. La caza de "El Cuervo" continuaba, y no se detendrían hasta lograr su objetivo.
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El siguiente cap es uno de los que más me gustan :), espero que os este gustando y si es así, compartirlo en Twitter porfis <3
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Entre Crímenes, Corazones Y Estrellas // Kivi
RomanceChiara es la detective jefa de la compañía Operación Triunfante, donde tiene que investigar la muerte de una famosa cantante internacional. Chiara es una persona que disfruta trabajando sola, pero en este caso le asignan como compañera a una novata...