Capitulo 3

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Me agaché rápidamente a su lado, palpando su cuello para sentir su pulso. Estaba débil pero presente. Respiré aliviado.

-Dan, despierta -murmuré, dándole ligeros golpecitos en la mejilla-. Vamos, no puedes dormir aquí.

Sus ojos se abrieron lentamente, vidriosos y llenos de confusión.

-¿Yoon-gu? -murmuró-. Lo siento...

-No te preocupes -dije suavemente-. Vamos a levantarte y llevarte adentro.

Con esfuerzo, logré levantarlo y arrastrarlo hasta el sofá de la sala. Lo dejé recostado y fui a la cocina a buscar un vaso de agua.

De pronto mi mente hizo click.Dan estaba en celo, lo mire desde la cocina necesito ir a la farmacia

Salí corriendo a la farmacia más cercana para buscar supresores. Luego pensé que necesitaba asegurarme de que bebiera algo para rehidratarse . Cuando volví, vi que Dan estaba semiinconsciente, murmurando palabras incomprensibles.

-Aquí tienes -dije, acercando el vaso a sus labios-. Bebe un poco.

Bebió torpemente, derramando algo de agua sobre su camiseta, pero logró tomar unos sorbos.

-Gracias -dijo, su voz apenas un susurro-. Eres...

Sonreí tristemente.

-Descansa, Dan. Mañana hablaremos de todo esto.

Lo arropé con una manta ligera y me senté en una silla cercana, observándolo mientras su respiración se volvía más regular y profunda. La noche estaba silenciosa, solo interrumpida por el ocasional ruido de la calle. Pensé en todo lo que había pasado ese día, desde la sorpresa de verlo en el bar hasta llevarlo a mi casa.

El tiempo pasó lentamente, pero finalmente me quedé dormido en la silla. Me desperté al amanecer, con los primeros rayos de sol filtrándose por la ventana. Me estiré y miré a Dan. Aún dormía, pero parecía más tranquilo, su rostro relajado.

Me levanté y fui a preparar algo de desayuno. Pensé en lo que podía hacer para ayudarlo. La situación era complicada; perder su trabajo, una ruptura y la muerte de un ser querido eran golpes duros, difíciles de superar.

-Buenos días -dijo una voz ronca detrás de mí. Me giré y vi a Dan, sentado en el sofá, frotándose los ojos.

-Buenos días -respondí-. ¿Cómo te sientes?

-Mejor... un poco -respondió, con una mirada de gratitud-. Gracias por todo lo que hiciste anoche.

-No fue nada -dije, sirviendo dos tazas de café-. Tienes que comer algo. Te hará sentir mejor.

Nos sentamos a la mesa y comimos en silencio. Luego, Dan comenzó a hablar, esta vez con más claridad.

-Anoche... lo siento mucho. No debería haberte arrastrado a mis problemas.

-No te preocupes por eso -respondí-. Todos tenemos momentos difíciles. Lo importante es que ahora estás aquí y podemos encontrar una solución juntos.

-Gracias, Yoon-gu. Realmente lo aprecio. -Sus ojos mostraban un brillo de esperanza.

-Vamos a salir de esto -dije con determinación-. Pero primero, vamos a encontrar una manera de que te sientas mejor.

Dan asintió, y empezamos a desayunar. Más tarde tenía que ir a practicar en el gimnasio. Luego de eso, iría a mis siguientes trabajos.




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