I'm with you. [Drakey/omegaverse]

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【Junio 21, 2010】

Realmente quería comenzar a trabajar por los beneficios que esto podría brindarle. Es más libertad económica, no tendría que depender tanto en ese aspecto de Draken y podría colaborar más para todo lo que necesitara su hija.

Tal vez no es un trabajo tan serio como uno que tuviera relación a una oficina, pero siempre adoró estar en el dōjō con su abuelo, así que es casi como cumplir un sueño que tenía de niño y está bien con ello, su abuelo los mantuvo a él y su hermana por mucho tiempo, por lo que seguro que no habría problemas.

A la experiencia del trabajo como tal, es agotador, no sabe si es porque estuvo lejos de su bebé por primera vez en bastante tiempo, por la convivencia con personas de todo tipo, porque casi no estuvo quieto o si simplemente no está acostumbrado a ese tipo de vida, pero está exhausto. En algún punto se encontraba mirando varias veces el reloj de la pared esperando que terminara la última clase, y aun cuando acabó, no pudo ir directo a su hogar, tuvo que quedarse a limpiar y cerrar el dōjō. Está seguro de que no le costaría dormir nada esa noche.

—Estoy en casa...

—Adoro tus ganas de vivir. —en el dōjō no trabajaba únicamente su abuelo, con el paso del tiempo contrató a otro profesor que por lo general daba las clases de las noches, sin embargo, por lo que Mansaku le comentó se encuentra de baja porque hace poco tuvo un hijo, así que aún le quedan unos pocos días en los que su persona debe estar completamente solo. En buena teoría Draken llega un poco más tarde que él, pero se encuentra ahí frente a su persona.

— ¿Y Emma?

—Me fue bien en el trabajo, gracias por preguntar, ¿y a ti?

—Quiero a mi bebé. —el omega se adentra aún más en la casa y es seguido por el alfa.

—Creo que Mansaku le está dando de comer, estaba llorando mucho. —Mikey cambia su rostro y en cuanto el padre de la niña llega a su lado, lo nota de inmediato—. ¿Qué pasa?

—Se supone que yo iba a alimentarla. —es consciente de que el tiempo que comparte con su bebé se reduciría drásticamente, así que al acuerdo que llegó con su abuelo, pues él cuida a Emma mientras trabaja, sería darle pecho a su hija en la mañana antes de entrar, en la tarde durante su almuerzo y lo que ella exigiera durante la noche, el resto de las veces si no le tocaba comer sólidos, podría darle biberón.

—Sí, pero también iba a ser cruel dejarla llorando hasta que cerraras el dōjō. Yo estuve de acuerdo en que le diera de comer... ¿Por qué no vas a darte un baño? Todo está listo.

— ¿Ya bañaste a Emma?

—Sí, porque casi es su hora de dormir. —el rubio suspira derrotado.

—Voy a ir a verla antes de que se duerma.

Sube hasta el cuarto donde se encuentra su abuelo, su pequeña se encuentra aún con el biberón a medio comer. No intercambió muchas palabras con el anciano, conoce a su hija a la perfección y ante la mínima distracción dejaría de lado su comida, así que simplemente esperó a que su abuelo la pusiera en sus brazos para que le sacara el aire y la durmiera. Seguro que Mansaku comprendió que quería estar solo con su niña, porque no le preguntó nada sobre el trabajo y abandonó la habitación, seguro lo haría después.

—Hola, mi amor... —sabe lo contenta que está porque desde el primer momento que sonrió, cuesta mucho que se quede seria si está con su mamá—. Me hiciste mucha falta. —le gusta hablar con ella, aunque sea para que escuche su voz, casi no le canta y no se sabe cuentos infantiles, así que hablar de su día o contarle anécdotas es su forma de estimularla.

En algún punto de la plática la bebé comenzó a cerrar sus ojos y al mismo tiempo luchaba por quedarse despierta, el rubio se encuentra en la misma situación. Ante el pánico de que su niña pudiera caerse ante un descuido, la deja en la cama y se acuesta a su lado. Aún debe cenar y tomar un baño, pero se encuentra tan cansado que se cuestiona el hacerlo.

[...]

Abre los ojos al sentir un poco de movimiento a su lado, logra ver a Draken llevándose a Emma. La pasaron a su cuarto hace poco, así que si querían que se acostumbrara debían dejarla lejos de ellos en las noches. El alfa vuelve poco después y se acuesta a su lado.

— ¿Vas a cenar? —niega con la cabeza—. ¿No te vas a bañar?

—Mañana.

—Cámbiate la ropa, aunque sea. —conoce a la perfección a la madre de su cachorro, así que busca un cambio para el omega y lo ayuda a ponerse el pijama. En lo que el rubio se cubre con las cobijas, aprovecha y se deshace de la camisa, tras apagar la luz, se acuesta a su lado.

Mikey no suele ser cariñoso con su persona, más que todo por el tema de estar haciéndose a la idea de poder estar juntos en algún momento, a pesar de dormir en la misma cama, el único comportamiento que tienen como pareja es pelearse por las sábanas porque alguno siempre se las quita al otro. Sin embargo, el omega se acercó bastante y quedó casi acostado en su pecho. Sabe que lo correcto es preguntarle si estaba bien con eso, si no está incomodo con la situación, pero lleva siendo comprensivo por mucho tiempo y quiere ser caprichoso por esa noche.

El aroma que tanto adora lo ayuda a dormir profundamente, por lo menos hasta el primer llanto nocturno de su hija.