Los cuatro se encontraban en un parque de diversiones, Leo había decidido que como
recompemsa por su valentía y agradecimiento fueran al nuevo parque de diversiones en la
ciudad, nadie se podía negar por lo que ahí estaban los cuatro conformando una familia, eso es lo que se veía a primera vista.
Carlos había tomado la manita de su hijo, mientras que Charles cargaba a la pequeña Olivia contra su cintura, caminando a la par en buscar de alguna atracción donde se pudieran subir todos.
-¿Qué les parece al barquito?- Carlos señaló a lo lejos la atracción mencionada, como
padres e hijos subían y los gritos no dejaban de parar.
Claro, era la versión para niños y dudaban siquiera caber ahí, pero cuando los dos pequeños gritaron emocionados no pudieron negarse y se dirigieron hacía allá. Carlos se encargó de comprar los boletos mientras los demás se formaban en fila, Olivia se veía
aterrada al ver el barquito en movimiento y Leo era todo lo cntrario, su cuerpo ansiaba
subirse a la atracción y sentir la adrenalina. En cambio, los dos adultos no lo beían de esa
manera, era una velocidad moderada para los niños, por lo que para su vista era algo lento
en comparación al juego a gran escala.
-¡Siguiente!- Gritó el encargado de la atracción, retirando sus boletos e indicándoles a donde ir para que tomaran asiento.
Cada quién aseguró a su pequeño a su lado, y mientras Leo era calmado por Carlos, que no era necesario pero su padre parecía un poco más nervioso que él, veía como Charles se volteaba y le sonreía con un gesto de pulgar arriba asegurando que se divertirían. Sintió un apretón en su pecho y sonrió, ajeno al exterior y centrándose en como aquello se sentía familiar, casi poniéndose a chillar ahí de la emoción que lo albergaba.
En toda la atracción sonreía y levantaba sus manitas sobre su cabeza, gritando cada que el
barquito subía y volvía a bajar, con aquella extraña sensación de su estómago como si fuera
a caer, cosquilleando hasta la punta de sus pies. Terminó más pronto de lo que esperaba, pero cuando bajaron se percató de como Carlos bajaba con las piernas temblorosas.
-¡Eso fue divertido!- Olivia gritó totalmente emocionada, levantando su puño al aire.
-Fue divertido, pero no podré superar de como Carlos pateaba mi asiento cada que bajaba el barco y gritaba aufórico.- Charles reía al recordar como su asiento era constantemente pateado por el mayor y sus gritos eran los que más sobresalían.
-Eso no es cierto, no sé a que te refieres.- Frunció el ceño tratando de aparentar estar molesto por la acusación, pero en realidad tenía un rubor en sus mejillas formándose.
Charles rodó los ojos y señaló un puesto cerca de ahí.
-¿Por qué mejos no vamos a un juego más relajado? Vamos a ver quién puede ganar un peluche primero.-Hecho.- Carlos aceptó con una sonrisa, totalmente confiado de ello.
Para entonces, Leo y Olivia habían ido a comprar un algodón de azúcar mientras sus padres peleaban por la victoria, pagaban ronda tras ronda por ver quien era el mejor y ya tenían varios peluches a sus costados, pero ninguno quería dar su brazo a torcer y esignarse a una pérdida.
Fue unúltimo tiro que Charles ganó, levantando el arma de juguete al aire y gritando por su
victoria, sumándole los chillidos de Olivia mientras recogía todos los peluches entre sus pequeños bracitos.
-¡Eso fue trampa! Me desconcentraste para el último tiro.- Se excusó el mayor, dejando el arma sobre la mesa mientras el señor del puesto descolgaba otro peluche.
-Eres un muy mal perderor, Carlos- Sonrió divertido y vio el montón de peluches.- Ven,
Leo, te regalaré el que más te guste, escoge.
Al pequeño le brillaron los ojos y escogió un pequeño oso polar, que sus ojos resaltaban entre el blanco pelaje y era apapachable. Mientras que Charles agarró un mono de dudosa procedencia y se lo tendió a Carlos.
-Wow, eres muy generoso- Mencionó divertido y rodó los ojos, cargando a los suyos antes
de apartarse de ahí.
-¿Qué tal si vamos a comer algo? Apuesto a que mueren de hambre- Propuso cuando su
propio estómago gruñó por lo bajo y buscó un puesto de comida cercana.- Sé donde ir, vayamos por allá.
Fue cuestión de un rato cuando los dos adultos se quedaron en la mesa terminando de comer mientras que los niños salían corriendo a jugar en los juegos que no requerían pagar
boleto. Se reían junto a otros niños y corrían a la par, dándoles diversos sustos a sus padres
cuando daban pequeños tropezones o gritaban aterrados al ser perseguidos por otros.
-Gracias por cumplirle a Leo su petición, no era necesario, pero lo hiciste muy feliz al aceptarlo.
-Bueno, Olivia estaba ahí también y entre los dos me estaban pidiendo, no tuve opción más
que aceptar.- Sonrió divertido al recordar los rostros de los más pequeños en forma suplicante por salir.
-De todas formas, te lo agradezco.- Sonrió con sinceridad y bajó la mirada hasta su plato, dispuesto a seguir con la conversación.- Además, creía que sería bueno para decirte algo.
-¿Decirme algo? ¿Pasa algo malo?- Cuestionó con un toque preocupado y confundido.
-No, no es nada malo, sino más bien algo personal.- Soltó un suspiro mientras se armaba
de valor.—Había algo que quería decirte desde hace unos días.-Dime, que es lo que pasa.
-No creas que soy algún tipo loco o demasiado confianzudo, no es mi intención incomodarte, pero creo que es necesario que lo sepas. Desde el primer día que llegamos a la primera consulta, Leo me comentó algo que me sacó de mi panorama completo, no lo
esperaba y desde ese instante no dejo de pensarlo. Él dijo que eres muy bonito y si podrías ser su otro papá, sé que lo que dice no es algo que se tome a la ligera, pero conforme coincidimos en más revisiones y ahora con nuestros hijos eso fue como el último empujón que necesitaba. Leo jamás tuvo una figura materna como deseaba, pero cada que iba
contigo y le llamabas por apodos o sobresaltabas su gran valentía, mostraba aquella felicidad y sonrisa que jamás se la había visto, aquella mirada anhelante cada que sabía que íbamos al hospital y que tú no antenderías, sin saber que yo ya tenía la misma ensoñación que él al esperar volver a encontrarnos, por eso aquel día me atreví a pedirte tu nombre, porque comencé a interesarme en ti sin siquiera planearlo ni meditarlo, desde que la madre de él falleció no había tenido tiempo de pensar en mí ni en lo que quería el resto
de mi vida, solo nos veía a Leo y a mí, pero cuando tu apareciste en el cuadro, mis sueños cambiaron.
-Fernando, yo..
-Solo déjame terminar ante de que pueda perder el hilo.—Pidió en una súplica, encontrando
sus ojos. —Si bien no sé cuáles son tus aspiraciones ni anhelos, me gustaría conocerlos todos, al igual a la pequeña que tienes allá, porque ella es tan hermosa como tú que solo me dan ganas de tenerlos en mi vida. Son las personas que necesitábamos Leo y yo en nuestras vidas para que se sintiera completa, y sin saberlo hemos tenido demasiadas
coincidencias en poco tiempo que hasta me da miedo, pero s se trata de ti y de Olivia nada de ello me da escalofríos porque estoy dispuesto a jugarlo todo. Te pido solo una cita para conocernos, quiero conocerte hasta que sea tan fácil como reconocerme a mi mismo, que seamos dos personas que se complementan y que solo creemos algo armonioso para
nuestros hijos.— cuando terminó de hablar, esperó una respuesta de Charles, pero se mantenía en blanco.
No sabía como reacciona, nada parecía coherente entre sus pensamientos y su mente y
boca no conseguían conectarse de la forma correcta.
-Carlos me temo que no sé que decir. Hace mucho tiempo dejé de pensar en mí, y si quisiera tomar este tipo de decisiones ya no podría porque Olivia depende de mí, ella es mi única prioridad y lo seguirá haciendo. Ya no tengo tiempo de ver mis necesidades ni lo que quiero en la vida, solo la veo a ella siendo feliz, dejé las citas hace años porque nadie
quería estar con alguien que tenía una hija, ¿Quién lo querría? Yo ya no estoy por mi cuenta, vengo con una hija incluida y por lo que eso de tener una sola cita no seria
suficiente para mí, ya no puedo tontear con chicos y ver si surgen las cosas a la primera, necesito que alguien me tome en serio y vea un panoraba completo, de lo que esto conlleva.
-Oh, yo no quería referirme a un sola cita, sino que de ahí podríamos ver si creemos funcionar y tener más o....‐—O terminarlo, pero eso implica mis sentimientos y no quiero caer de nuveo.— Recogió los platos desechados y se levantó de su lugar.— Tampoco parece ético que salga con el padre de uno de mis pacientes, parce incorrecto y como si me aprovechara de la situación. — cerró los ojos y recogió su bolsa.—Gracias por lo de hoy, nos divertimos mucho.
-Espera, no tiene porqué terminar de esta manera.—intentó agarrar su muñeca, pero tan pronto como tocó su piel lo soltó.—Solo piénsalo, también soy un padre con un hijo que depende de él, pero ahora que veo sobre la nubla de prioridades también merecemos pensar un poco en nosotros, ¿No? No somos tan diferentes, nuestras situaciones son similares, puedes tomar eso como partida.
-Solo dame algo de tiempo, necesito pensar en muchas cosas.
-Tómate todo el tiempo que necesites, no pienso retirar mi proposición.- Sonrió, tratando de
aligerar el ambiente.
Ya había hecho el primer movimiento, ahora solo tendría que esperar el de Charles.
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Figura Paterna | Charlos.
FanfictionDonde el pequeño Leo procura emparejar a su padre que el enfermero que siempre cuida de él en cada visita al hospital; aún y cuando su padre se rehúsa en aceptar sus sentimientos. Mpreg!! Adaptación, créditos a © ggkthaus