Día 01
Beso
Luzu siempre mantenía un perfil bajo en el ámbito laboral; por más aclamado que fuera su trabajo, él castaño no gozaba de que su imagen fuera portada de los televidiarios y que su nombre encabezara las notas de la web. Bastante tenía con vivir veinticuatro siente en alerta gracias a la vida de su adorado novio, Quackity, quien era la nueva sensación del momento al haber firmado con una famosa marca de ropa interior. Su belleza y carisma habla atrapado a todo mundo. La vida de ambos ya era bastante agetreada como para que Luzu decidiera dar a conocer su rostro y nombre.
No.
Él adoraba su trabajo pero adoraba mucho más su privacidad y el pasar tiempo de calidad con su novio. Por ello, al momento de aceptar tomar una sesión de fotos prefería hacer todo bajo un perfil discreto y reunirse con el cliente hasta el día en el que se llevaría a cabo su trabajo. Aunque claro, siempre se encargaba de investigar con quién trabajaría y si era alguien confiable para que no expusiera su persona. Por ello, cuando leyó el nombre del modelo con al que le pedían fotografiar, no dudó en aceptar.
Alex Quackity.
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Luzu se encontraba ajustando su cámara cuando la puerta del estudio se abrió; varios pasos resonaron y las voces de las personas hicieron eco en el sitio. Mas no volteó, pero sí sonrió cuando escuchó un claro:
“Quackity, ¿estás bien?”
Ah, bueno. Era curioso que su novio no supiera que él tomaría la sesión de hoy. Y era más divertido cuando nadie sabía que ellos eran pareja. Aún sin verlo, Luzu podía deducir la cara que tenía su chico en esos momentos.
La tensión creció en la habitación cuando sus miradas finalmente se encontraron. Luzu decidió que jugaría un poco a pesar de las alarmas que sonaban en su cabeza con fuerza, puesto que, estaba olvidando el pequeño detalle de que Quackity era un modelo de ropa interior. No sabía que tanto podría resistirse a los encantos del pelinegro.
La sesión comenzó después de una presentación corta entre Quackity y Luzu, siendo el manager del más chico quien se encargó de dicho encuentro. Ambos quisieron reír por lo surreal de la situación, pero decidieron actuar como si fueran unos desconocidos y dieron paso a su trabajo.
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Seis horas.
Luzu tuvo que soportar el impulso de querer tomar a Quackity por la cintura y besarlo durante seis torturosas horas. O incluso más, pues en cuánto la sesión terminó, el menor fue prácticamente arrastrado a su camerino por su manager, sin ni siquiera despedirse de él. Aunque claro, eso era su culpa. En su contrato venía especificado que no le gustaba relacionarse mucho con sus clientes. Pero vamos, era su chico. Quería besarlo, abrazarlo e ir a casa con él después del día tan largo. Pero no, ahora se encontraba recogiendo sus cosas con una pequeña mueca al no poder estar con su novio.
“De haber sabido que ni siquiera íbamos a platicar un poco, me hubiera negado” se quejó en voz baja, guardando su preciada cámara en su estuche.
“Podría decir lo mismo, eh” unos suaves pasos se escucharon como eco hasta que Luzu tuvo a su lado la cara enfurruñada de su pequeño novio. “Cabrón, no me dijiste que ibas a ser tú el fotógrafo”.
