¡ADVERTENCIA!:este capítulo contiene actividad +18, si no es de tu agrado este tipo de lectura te recomiendo saltar el capítulo y no comentar nada inapropiado o hiriente hacia la autora y su escritura.
ALEX
—No puedes aprender si no prácticas, aprende haciendolo. —le dijo Han a Sean
Nos encontrábamos en la misma colina donde Sean y yo fuimos a conducir el otro día. Han le estaba dando la lección a Sean de Drift.
—los primeros que lo hicieron fue experimentando en las montañas—Han le brindó un pequeño golpe en la espalda a sean como apoyo—sientelo.
Minutos después, el auto de Sean estaba dando un par de vueltas intentando hacer el drif en la curva.
—Creo que se olvidó de todo lo que le enseñe—dije mascando el chicle dentro de mi boca.
—otra vez—le dijo Han al ver cómo lo hacía.
—estaremos aquí un laaargo rato—meti mis manos dentro de mi chaqueta de cuero viendo a mi amigo fallar, de nuevo.
En cuanto a Austín, se encontraba hablando por teléfono a unos metros de nosotros, la curiosidad en mi era notoria al ver su expresión de enojo.
Luego fuimos a que Sean practique en el muelle, seguía fallando, en la montaña perdía los movimientos y en el muelle se detenía al frenar de más.
En un momento Han subió al auto junto a sean para enseñarle desde adentro como se hacia ya que al parecer mi amigo tiene memoria corto plazo y se olvidó de todo lo que le enseñe el otro día.
Luego de muchos intentos, al fin, uno de los drifts que hizo le salió bien, sonreí y le aplaudí. Estaba mejorando. Y eso era bueno.
Durante ese mismo día, volvimos a la montaña donde sean siguió practicando y pareció ser que ya se acostumbro a hacerlo bien ya que todos los intentos que hizo le salieron a la perfección.
Estaba feliz por el, tanto que cuando salió del auto salte a sus brazos y lo felicite con un abrazo de koala.
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Han y Sean habían subido al inicio de la calle en la montaña para competir entre ellos y poner a prueba a Sean. El resto de nosotros nos quedamos en el faro donde estabamos siempre, Austin estaba sentado en una silla de cámping y yo estaba a su lado con los lentes de sol puestos, el cabello recogido y solo con mi top de tirantes blanco, disfrutando del sol ya que hoy, como nunca en Tokio, estaba haciendo calor e iba a aprovechar. Extraño el intenso calor en California.
—¿estas bien, rayito?—pregunte en voz alta con los ojos cerrados y la cabeza hacia arriba.
—Si lo estoy, ¿porque la pregunta, linda?