ʚĭɞ - se odian,, pero ellos ni siquiera se
conocen. un día, todo esto cambia. Jo
deja de ser el compañero misterioso y
sí. esto es una historia de amor... - ʚĭɞ
propiedad: -damnwitch
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omnisciente.
—Uh, sos bastante hincha pelotas vos, ¿a todos lados me vas a seguir? —Cuestionó enojado el castaño, sintiendo la presencia de Ivo en la bodega de la librería.
—Vos sos bastante asqueroso, flaco. Un día sos re copado y al otro no. Medicate —se acercó. El rubio se fijaba entre algunas cajas algo que, nadie sabía qué, pero ahí estaba.
—Por suerte ya estoy yendo a terapia. Gracias por el consejo, ahora aplicalo en vos mismo —rodó los ojos. Ninguno se miró, pero Serue aprovechó para burlarse de ello.
—Mejor, así te recuperás de todos tus traumas y dejás de agarrartela con la gente —escupió y Joaquín le hizo frente. Ivo claramente no se achicó y se miraron fijo.
Nadie comentó más nada, pero en cuestión de segundos, el rubio echó una sonrisa de ironía y en el instante en que se dio vuelta para hacer otra cosa, Alfredo lo agarró de su ante brazo y lo empujó contra una estantería llena de cajas con libros.
Fue cosa de un parpadeo. Ninguno tiene noción de lo que está ocurriendo ni de lo que hacen, pero saben que no es casualidad y que quizás por algo todo esto sucede ahora mismo. Y bueno o malo, iban a comenzar una historia que no tendrá final…
El morocho lo besó, cerró sus ojos y solamente posó sus labios sobre los de su compañero. ¿Joaquín? Él tenía cara de que vio a un fantasma. Ambos ojos abiertos y sin reaccionar; sin nada qué hacer. Lo empujó rápido y se lo sacó de encima, pero no lo suficientemente lejos porque Ivo lo sostenía de su buzo y lo tenía literalmente pegado a su cuerpo.
—¿Qué hacés? —Murmura. Ivo sonríe y niega con la cabeza.
—No sé.
Volvió a acercarse y esta vez, Joaquín cerró los ojos. El beso fue con más ritmo que recién y, como si fuera algo de todos los días, llevó sus manos al cuello de Ivo para no poder separarse. Ivo a las suyas fue llevándolas delicadamente hasta la cintura del rubio e iban lento. Aunque al principio fue un beso desesperado —de esos besos rápidos que tienen las parejas antes de hacer el amor, pero luego se vuelven besos tiernos—, después fue un beso delicado. De esos besos llenos de cariño y lujuria.
Su beso parecía algo como eso, pero sin emociones claras porque lo único claro hasta ahora, era que ellos «no se gustan.»
—Pará… —Reacciona y lo aleja—. Pará, pará —pasó sus manos por su rostro tratando de analizar la situación—. ¿Qué hacés? ¡¿Qué te pasa?! —Lo miró mal, enojándose de la nada.
—¿Vos no te das cuenta? —Murmura y pone más nervioso a Joaquín. Se acerca lento y seductor—. ¿Querés frenar? Dale… me acabás de agarrar del cuello como si quisieras que nunca me separe de vos —ríe. Habla con un poco de sarcasmo sabiendo perfectamente lo que decía y sabiendo que eso va a molestar a Joaquín, pero es la verdad.
