Capítulo 2: La mano anhelante

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—¡Qué inútiles son, carajo!

Hua Cheng estaba de muy mal humor porque, por un momento, perdió de vista a Dianxia. Pareciera que llevara consigo la mala fortuna para no ser encontrado con facilidad. Si no fuera porque, de camino al monte Yujun, alguien prendió unas varillas de incienso que habían sido arrojadas al piso y este mismo hombre colocó delante del altar unas monedas para una divinidad local prácticamente abandonada a su suerte, no habría sospechado que Su Alteza pasó por ese sendero.

—Echar culpas a tus mariposas espectrales es ponerte tú mismo la soga al cuello, rojo—soltó He Xuan con una risita burlona.

—¿Qué estás diciendo, cerebro de malagua? No me provoques en estos momentos. Te voy a subir los intereses de esa deuda tuya.

"Que no me venga con otra mierda más este maldito bastardo, que estoy pensando seriamente en dejar a su suerte a sus idiotas mascotas para que se coman entre sí".

Yin Yu, que en ese momento era un simple espectador de lo que estaba ocurriendo, dio un paso hacia atrás por la forma cómo su amo miraba al supremo de aguas negras.

—Señor Xuan, le recomiendo dejar de provocar a Chengzhu. No es un buen momento.

—Nunca lo será cuando se trate de su adorado dios—afirmó He Xuan.

—¡Ja! Te voy a decir un par de cosas acerca de tu empalagosa ventisca—respondió La Lluvia Carmesí.

—...

—¿De qué estás hablando, zorro calentón?

—Ya, ya, para tragón insaciable— respondió Hua Cheng sintiéndose victorioso.

Pareciese que el amo y señor de aguas negras casi siempre sucumbía ante las tretas y astucia del patrón de Ciudad Fantasma, no por temor, sino por amor a sus mascotas, por su hambre insaciable y por todos los oficiales celestiales a los que había corrompido para obtener información a beneficio de su venganza contra los hermanos Shi.

"Sé que tú no aceptarás que entre Shi Qingxuan y tú pasan cosas a pesar de tu rabia y tu sed de venganza. Nunca serás sincero".

Por otro lado, el ojo gélido pero, al mismo tiempo, lúgubre del Rey Fantasma hacía denotar su tremenda frustración desde el mismo momento en que se sintió un total incapaz por nuevamente perder de vista a Xie Lian. Le hizo recordar los tiempos de cuando fue una simple bola de fuego que no podía hacer absolutamente nada para proteger a su amado dios.

"Qué carajos estoy recordando. ¡Aún soy un maldito inútil, un animal, un bueno para nada! ¡Además, pareciese que Dianxia ahora estuviera acompañado de dos rucos inservibles! ¿No tienen nada mejor que hacer?"

Ciertamente, Hua Cheng no les tenía nada de fe a los subordinados de los oficiales del sureste y del suroeste, Nan Feng y Fu Yao respectivamente, que estaban acompañando en la misión encomendada a Xie Lian para atrapar al "novio fantasma". A su lado, criticaba que eran unos completos ineptos que, más bien, el taoísta tendría que cuidar. La calamidad de rojo se sentía de algún modo anulado por los dos jóvenes oficiales, a quienes quería desaparecer porque les recordaba muy bien a ciertos dioses que, en su momento, abandonaron a Xie Lian en la peor etapa de su vida.

"¡Con un demonio! Yo puedo ser un total inútil pero ellos...son unos bastardos inservibles e incapaces, ¡zánganos!"

—Mejor lo dejamos allí. No tienes que sulfurarte, rojo. Tengo noticias —comentó He Xuan seriamente.

—A ver, pues. ¿Qué buenas me traes?

—Tu Dianxia va a hacerse pasar como novia en un sedán nupcial.

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⏰ Última actualización: Jun 09 ⏰

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Los pensamientos del Rey Fantasma (Hua Cheng's POV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora