De mañana, con el sol recien saliendo y la luz entrando por la ventana. El rey del infierno alistando se para ver a su reina, sin esperar verla con sus maletas y la puerta abierta.Lilith... ¿que estas haciendo?
La más alta lo miro asustada, para luego sonreirle y acercarse a darle un abrazo como un adiós silencioso. Era cierto que sus peleas se estaban frecuentando, pero... llegar a tal límite de querer irse, desaparecer, dejar a su reino, a su familia en abandono.
No se quedó callado, abrió su boca, preguntó, respondió y rogó. Tenía miedo, su amada se estaba marchando de su lado y aún cuando le ofrecía todo lo que quisiera, inclusive si le prometía que haría todo lo que ella le ordenará para que se quedase ella se lo negaba.
¡¿Que quieres que haga?! Pregunto, buscando un consuelo, una solución ante ello.
-Lucifer porfavor comprendeme -pidió la misma con un tono triste, como si estuviera cansada de todos esos ruegos- tampoco se me es fácil dejar a Charlie de esta manera.
Charlie su dulce princesa, como le diría que su madre ya no viviría con ellos.
-Se que si me quedo tu todavia me amaras, entiende -un silencio se guardo en la habitación- ¡yo ya no te amo!
Alastor vendrá a ayudarte, tómalo como mi reemplazo de reina del infierno.
¿Alastor? Uno de los más famosos overlords, el ¿como reemplazo de Lilith? Debía estar bromeando ¿verdad? Pensó, mientras veía como la figura de la primera mujer se disipada con la lluvia de madrugada.
Mientras caía de rodillas al piso y las lágrimas que hace muchos años no salían hicieron su aparición.
El tiempo paso, prefería pensar que era una cruel broma y que pronto su amada volvería al castillo. Nunca pasó; el locutor solo podía mirarlo mientras buscaba una manta para cubrirlo, esa habitación estaba más fría que de costumbre.
Alastor, la persona que amaste en vida fue Lucifer ¿verdad? Recordó esa pregunta de su amiga.
Nunca espero que aquellas palabras fueran como el escape de su alteza de la familia que había creado.
Conocer al mismísimo Lucifer no era algo normal, y enamorarse menos. Pero de alguna manera ese ángel había logrado captar su atención.
Aun si lo único que podía ser para el era su desahogo luego de las peleas con su esposa.Si es así, te dejo el camino libre, amalo como nunca pude amarlo.
Y sin más el rey apareció y llegaron a ese final. Le dolía ver a Lucifer de esa manera. Se preguntaba que pudo haber sucedido como para que el amor eterno de ellos dos se desplomara, Lilith tenía la respuesta.
Nunca lo amo, solo lo vio como una salida de todas las restricciones que el Edén le exigían, y el entendía, su reina era muy liberal nunca se le pasaría por la cabeza que ella se dejaría dominar por alguna persona. Pero... fingir y abandonar a su familia por sentirse acorralada.Su majestad... mencionó intentando acercarse para limpiar sus lágrimas y abrigarlo del frío de la madrugada.
-¡Aléjate! -respondio el contrario, agarrando su muñeca- no quiero que un vulgar pecador me ponga las manos encima -reitero mientras la fuerza de su agarre aumentaba-
Ahora mismo el rey sólo tenía cólera, como se atrevía a siquiera quedarse en ese lugar un demonio de tan bajo rango, no pertenecía aquí y le haría saber cual era su lugar.
Por otro lado el demonio de la Radio sólo podía guardar silencio, aún si le dolió no lo demostraría pero le dolía pero no entendía porque no era aquella parte que estaba apunto se romperse, si no, el corazón.
Y pronto el gobernante reacciono.
La sonrisa del locutor ya no estaba, sus ojos tenían pequeñas lágrimas acumuladas. Disipó su mano de la muñeca del ciervo, estaba roja. Como si con un minutos más de demora estaba lista para ser rota.
¿Qué había hecho? Ese no era el, sus sentidos lo habían traicionado y alguien que no tenía la culpa de nada había sufrido las consecuencias. Solo pudo darle la espalda y salir del lugar hacia otro cuarto para no verle la cara.
Y con lo mismo duro varios meses. La única manera en la que se enteraba que hacía el invitado de Lilith durante el día era por su pequeña hija. El cual le tomó por sorpresa que ya conociera al locutor ¿que había estado haciendo su reina?
Pero cada vez que el cervatillo se le intentaba acercar terminaban en lo mismo.
¡Entiende no le llegas ni a los talones a Lilith!
-¡Créame que si fuera por mi yo no estaría aquí! -reiterada el demonio enojado- Jamás me atrevería a siquiera intentar tomar el puesto de la reina.
-!¿Entonces por que no te vas?! Solo eres un error, tu madre debe haber pensado lo mismo en vida -pronuncio recordando todo lo que el humano le había contado cuando todavia estaba en el mundo terrenal-
Volvió a mirar al más alto y se arrepintió de inmediato de lo que dijo. Ese siempre había sido un tema sensible.
¡Por su padre! ¿Como pudo haber cometido tal error.
Alastor yo...
-Sera mejor que me retire su alteza, con su o sin permiso suyo me retiro -hablo antes del salir de la habitación con las orejas bajas-
Cada vez su relación iba de mal en peor. En el mundo de los vivos llegaron a llevarse bien y tuvieron una linda amistad, pero ahora, luego de todo esto ya no podía mantener lo que alguna vez fueron.
Y con una mano en la nunca se dispuso a ver el modo de como pedirle perdón más tarde. Mientras que el afectado solo podía llorar un poco para luego limpiarse las lágrimas y sonreile a la pequeña princesa que lo observaba desde la puerta preocupada.
Al, ¿estas bien? Pregunto acercándose, mientras era subida a los brazos del locutor por el mismo.
-Si mi niña -le respondió intentando mantener su tono los más alegre posible-
Veía a la hija de Lilith como si propia hija, daría todo con tal de verla feliz. Pero cuando fuera más grande tendría que saber como explicarle que su madre nunca iba a volver.
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Traición
Random-Siempre te he depreciado, estar a tu lado y fingir todo el tiempo que te quería, no sabes el esfuerzo que he hecho por intentar amarte. °•Lucifer -Bien, alegrate, te voy a liberar de s...