Nueva Orleans un lugar de sueños y esperanzas. Junto a su famoso locutor Alastor que les alegraba el día, inclusive algunos lo pretendían, tanto hombres como mujeres. Sin saber que a aquel joven ya su corazón le pertenecía a alguien más, a un extraño de la ciudad con un anillo en el dedo anular.
Asmael ¿Qué te trae por aquí?
Pregunto con curiosidad al ver como el más bajo se recostaba a su lado, posando su cabeza en su hombro. El más joven solo pudo sonreír, al parecer había vuelto a pelear con quien sabe quien. Era tan magnifico convivir con el, saber de su extraña vida. Y pensar que todos los conocidos de aquel hombre tenían los nombres de personajes bíblicos. Claramente el más bajo no le había dicho nada, pero su estimado bar tender tenia sus sospechas y lo investigo.
Dama del amanecer para muchos, pero para el propio muchacho de fama; era, caballero del amanecer. En esos tiempos todavía era un tema tabú enamorarse de tu propio sexo, pero a el le importaba un comino la opinión de los demás. La mente de la sociedad ya estaba corrompida por el pecado desde los inicios, y la misma gente aún sabiendo eso, se creían la gran santidad.
Mis disculpas Al, no era mi intención interrumpirte en tu trabajo.
Pronuncio, mientras una mano cariñaba su cabello rubio, y la música sonaba en la radio. Era libre, con todos sus sueños hechos realidad, su pecho con una nueva ilusión, y en un solo instante conoció el amor. Pero tal vez esos secretos del corazón en esa época estaban bien para el, porque dentro suyo sabia que lo único que podría ser de aquel hombre de tan magnifico conocer, era ser... Solo un amigo y un reemplazo de cariño. Estaba mal rebajarlo de tal forma, pero engañarse a si mismo de que la persona que amaba le correspondería algún día le asentaba bien.
Y mientras la melodía proseguía, unos tiernos labios tocaron los suyos. Le toco la mejilla, el toque estaba llegando a su fin, y una mirada muy bien conocida se dirigía hacia su persona. Vio como poco a poco se le negaban esos lindos ojos marrones de su vista.
Y no pensó más.
Dirigió su mejilla hacia su dirección, quería sentirlo cerca suyo; sentía como los brazos del menor le rodeaban el cuello. Le alegraba la forma en que lo quería; estaba claro, nunca le diría su compromiso con la primera mujer de la creación. Dejaría que todo esto se produjera como una linda velada de pocos encuentros.
Sin darse cuenta que su propia boca podría terminar con todo en unos solos segundos.
-Mi linda y dulce Lilith, te amo -dijo con una voz empalagosa al oído del más alto-
El menor lo aparto, lo miró con miedo, como si no creyera lo que había escuchado. Se sentía usado.
Mientras que el rubio intentaba excusarse de lo dicho, el de tez oscuro no se atrevía a mirarlo a los ojos. Estaba dolido, como luego de estar juntos tanto tiempo nunca se entero de nada, ¿por qué no quiso creer? El miserable de Vox ya se lo había dicho, muchas, muchas veces, estaba tan ciego como para ser utilizado de tal forma, un simple acompañante de una noche, ¡¿Es enserio?!
Date cuenta ¡Maldición! Acaso no comprendes que significa que tenga ese anillo en su mano.
No quería, lo odiaba, tantos secretos, tantas confesiones, tantas oportunidades. Para él Asmael era alguien, una persona a la cual pudo abrirse y confiar en el primer instante en que se conocieron. Pero era un farsante, una mentira.
Estaba cansado de todo esto.
Acaso no era nada, no era nada si su cariño. Por favor era mejor que eso.
Lo llamaron para empezar su transmisión y sin esperar a que el de tez clara se excusara salió del lugar. Con los ojos cristalinos, pero se fue.
No iba a mirar atrás. Y si alguna vez veía a la mujer de este, no diría nada, pero si ella ya sabía, le pediría disculpas. Hubiera preferido nunca conocerlo.¿Por qué arruinar su juventud de esta manera? Su corazón caminaba el cielo y mar, descubriendo la felicidad. El había descubierto el amor.
Mientras que el rubio se quedó solo, sin cariño, como un ángel perdido que buscaba amor. No sabía que hacer, adonde ir. Estuvo así desde siempre, pero por obra del destino se encontró con el moreno y su vida sonó como una de sus músicas favoritas, una de las mejores "dama del amanecer".
Lo arruino todo.
Y ahora, en la tierra de los pecadores. Una reina enojada se alzaba por todo el castillo.
‐¡Maldito! !miserable, hijo de burro leproso! -gritaba mientras aventaba cosas en dirección al más bajo- como pudiste hacerle eso a un joven de tan buen corazón.
Lilith tenía razón, era un miserable que no merecía perdón.
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Traición
Random-Siempre te he depreciado, estar a tu lado y fingir todo el tiempo que te quería, no sabes el esfuerzo que he hecho por intentar amarte. °•Lucifer -Bien, alegrate, te voy a liberar de s...