Traición

4

Ella odiaba a su papá.
Eso fue la gota que colmo todo, el solo pudo abrazarla nuevamente esperando a que en un momento a otro se arrepintiera y le pidiera perdón a su papá. El sabía que ella no quería decir eso, solamente, vio algo que no debió haber visto a su tan corta edad.

Su princesa amaba a su papá. ¿Cómo podría odiarlo si era la niña de papi?

Todavía seguían en el suelo, su niña estaba llorando y se estaba desagrando. Su sombra se lo confirmó esta vez Lucifer si se había pasado con sus golpes habituales. No era común que le levantara la mano pero está vez fue la excepción.

Miro por un momento al frente. Lucifer también se había arrodillado, tenía temor en su mirada, sus labios estaban temblando. Una mano intento acercarse a Charlie pero ella lo nego gritan ¡No, le haz hecho daño a mamá!

—Charlie, cariño por favor mírame -hablo el mayor intentando recibir la mirada de su pequeña, pero ella solamente se acurrucada más en el pecho del locutor-.

—No, eres un hombre malo papá -hablo la menor-.

—Mi vida porfavor puedo explicarlo, solo déjame hacerlo -la menor le nego nuevamente-.

El solo podía ver la situación que se había generado por su culpa. Si el de por sí cuando Lucifer lo llamaba siempre era cuidadoso con que Charlie no lo buscará por qué está vez no lo fue. Era su cumpleaños por Dios, lo único que esa pequeña debía presenciar era su fiesta sorpresa y la tonelada de regales que la mayoría le entregaba.

Y el por más que no quisiera, sus ojos se cerraban. Sabía que si cedía se desmayaria por la pérdida de sangre.

Mi vida, por qué no mejor te vas a tu habitación. Hablo poniendo sus manos en las mejillas de la menor. La cual no se nego saliendo corriendo del lugar, mientras Lucifer seguía en shock y el intentaba pararse con todas sus fuerzas. No entendía como pero estaba llegando a la puerta del cuarto, si seguía así tal vez podría llegar a du habitación y dormir durante una semana para regenerarse por completo.
Pero algo lo detuvo, su alteza lo había llamado diciendo que esperase, el volteo a mirarlo y esta vez a su persona no se le dirigia odio sino más bien culpa y pena, el sonrió diciendo que no se preocupara porque muy bien esa expresión la conocía, como la primera vez que ambos se conocieron, y el lo atacó por la ida de Lilith.

Solo podía sonreír, ya no fingía, y cuando escucho lo que decía se dejo caer al suelo.

¡Alastor! Grito Lucifer yendo a su auxilia, logrando que el cervatillo cayera en sus brazos.

Su respiración se volvía nula, el con las justas lograba escucharla. Su corazón se regocijo de dolor, nuevamente había sacado su enojo con un alma inocente que solamente intentaba hacer bien el trabajo que se le había asignado.

Lucifer créeme cuando te digo que yo solo estoy aquí por orden de Lilith.

Recordó esas palabras de la primera discusión que tuvieron. Luego fue rememorando mientras corría a su habitación para acostarlo en la cama y gritar por un médico. Vio la cara de overlord que expresaba dolor, sus orejas estaban pegadas a su cabeza y temblaban, su temperatura había bajado.

¡¿Traigan al maldito médico ahora?! Volvió a gritar, causando un revuelo en todo el castillo que intentaba contactar con el médico real. Por qué de alguna manera no importaba por cuánto tiempo utilizará su poder para curarlo, nada funcionaba, las heridas del menor se volvían a abrir.

Acaricio una de sus mejillas viendo que de alguna manera su semblante se tranquilizaba.

El solo podía recordar en el tiempo que aunque fueran unos minutos le parecían siglos de espera.

Hey, yo me iré luego de que Charlie cumpla dieciocho.

Volvía a rememorar las palabras del locutor. El doctor ya había llegado y lo estaba atendiendo. Su persona estaba en una esquina viendo como el médico y las enfermeras hacían lo posible para salvarlo y el... no expresaba nada, su mirada estaba perdida. Luego recordó a Lilith toma a Alastor como mi reemplazo, por lo menos los años que tenga que estar aquí fue lo que le dijo antes de irse de su hogar.

—Su alteza entienda, no vengo a quitarle el puesto de la reina -refutó indignado el locutor- recuerde que yo solo estoy aquí por orden de ella.

—Jamás podrás estar en su lugar -reitero-.

—Si lo se, soy solo un ser horrendo que no podría llegar a comparararse con Lilith -el había repetido las mismas palabras que el siempre le decía en la cara en cada pelea-.

Y ahora que lo pensaba y recordaba, por qué siendo que desde el principio Alastor se defendía dejo de hacerlo.

Volvió a prestar atención de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Alastor estaba en la cama con la camisa abierta y varios cortes en todo su tono mientras el médico y las enfermeras hacían lo posible para detener la hemorragia de todas esas heridas. En su garganta se había hecho un nudo.

Su majestad escucho. Su majestad nuevamente lo estaban llamando. ¡Su majestad! Habían gritado en su oído.

—¿Si? -fue lo único que pudo responder-.

—El joven Alastor está fuera de riesgo -eso lo alivio- pero sus heridas de la pelea anterior con el joven Vox se han vuelto más profundas -se desconcertó por un momento-.

—¿Una pelea? -pregunto sin entender lo que le habían dicho-.

—Si su alteza, por lo que veo el overlord de la Radio no le dijo nada, pero bueno, el tendrá sus razones -afirmo son dar más importancia- como le había dicho necesita reposo y cuidados, con las heridas que se han vuelto profundas y las nuevas, aún cuando se a logrado detener la hemorragia está en riesgo de que se vuelvan a abrir.

—...

—Al parecer tendrán mucho de que hablar cuando recupere la conciencia -hablo mirando al ciervo que dormía en la cama del rey- ese muchacho siempre se pone en peligro, pero no puedo decir mucho por el joven Vox que termina peor en cada pelea que ambos se buscan.

Al parecer no tendremos más noticias del overlord cabeza de televisor por dos semanas. Con su permiso me retiro su alteza.

Lucifer asintió, viendo como todos se iban de la habitación. Acercándose al pecador con suma delicadeza, volviendo a acunar la mejilla del mismo que de alguna forma lo recibía con una sonrisa.