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Tuvo que pasar un día entero para que por fin despertara. A lo cual dio como resultado una princesa que a regañadientes tuvo que pasar todo ese tiempo al lado de su padre de todas formas los sirvientes no paraban de hablar aún en frente de ella que Alastor no debía pasar por toso eso solo por la reina que abandono su puesto, dejando huérfana a su propia hija.

Charlie odiaba esos comentarios. En verdad, ¿Acaso no tenían vida propia? Por qué se esforzaban tanto en sacar de contexto todo. Aunque era verdad que su papá golpeo a su mamá.

Mientras el locutor tampoco sabía que iba a hacer ahora Lucifer no lo paraba de ver y cuidar, algo que le relajaba pero también le preocupaba a gran medida, acaso andar haciendo patos lo dejo sin cerebro.

Su majestad en verdad puedo solo, por favor deje hacer eso hablo mientras sentía los dedos del mayor tocar su torso para cambiarle los vendajes.

-El doctor dijo que debes estar es reposo para evitar que tus heridas se habrán nuevamente -ahora si que quería matar al doctor-

-Igualmente, bien descansaré pero estas cosas ya no son de su incumbencia su majestad -reitero un poco avergonzado al sentir la respiración del soberano en su cuello-.

Lucifer para ti Alastor, solo Lucifer  fue lo que respondió el contrario. Eso lo desconcertó. Solo pudo mirarlo para luego desviar su mirada y dejar que el rey terminara de cambiarle los vendajes. Le parecía frustrante no poder hacerlo por si mismo pero en verdad que el cuerpo le dolía a mares, todavía se preguntaba por que no se escapo en esa ocasión de esa forma se hubieran ahorrado varios conflictos.

Su alteza no esta borracho ¿verdad? ¿o tiene calentura? preguntó aun con cierto miedo y preocupación en su tono. Tocando la frente del más bajo que solo le devolvió la mirada con sus ojos de sapo.

-¿Por qué no me dijiste que tuviste una pelea con Vox? -el mayor había evadido su pregunta-.

-No creí que fuera importante -respondió un poco angustiado-.

-Si lo es, de por si esas heridas se volvieron más profundas -exclamo- ¿por qué no te defendiste? ¿por qué no te defendiste de mi persona?

Nunca espero ver esa expresión en el rostro del rey, al parecer su pequeña Charlie lo había dejado muy mal. Volvió a sonreír es parte de mi trato su alteza, fue lo que respondió mientras el mayor intentaba comprender lo dicho.

Hubiera querido mentirle al hablar. En verdad, pero una parte de su trato le decía claramente que no podía mentir, solo debía satisfacer las necesidades de la princesa y el rey, hasta que su niña cumpliera la mayoría de edad que era exactamente dieciocho primaveras. A veces maldecía por haber tenido que hacer ese trato con la reina pero luego se le quitaba cuando veía a la princesa sonriendo y corriendo por todo el castillo con sus peluches en mano, riendo y sonriendo, eso le agradaba porque sabía que jamás correría ninguna lágrima por su rostro, por lo menos, hasta que ocurrió el accidente y ella viera algo que no debía.

-Si es tu trato ¿por qué lo aceptaste? -preguntó nuevamente, la respuesta que le había dado el locutor no le convencía-.

-Digamos, que solamente acepte, no lo pensé mucho -respondió sin titubear, recordando cuando Lilith le entrego a una pequeña Charlie y le pidió que la cuidara-.

Todavía no entendía como Lucifer nunca se preguntó como la princesa no lloraba por la noche o incluso no pedía leche por la mañana. De todas formas el se encargo de su cuidado desde su nacimiento, la reina jamás le importo la princesa pero sí que quería aparentar que era una madre muy cuidadosa y amorosa. Aunque nunca le diría eso a su majestad, prefería que el siguiera con la imagen de su perfecta reina, antes de que viera el monstruo que en realidad  era.

-Incluso si eso procuraba a que te levantara la mano -solo recibió un asentimiento-.

-Digamos que como usted dijo me defendía e incluso le buscaba pelea, pero luego me di cuenta que mi contrato se derivaba a su satisfacción y... -dejo un espacio para que el rey continuara-.

-Golpearte esa lo que me satisfacía -termino la oración con miedo en su rostro-.

-Exacto -hablo levantando su orejas en punta- es bueno que comprenda rápido su alteza -el rey lo miro enfadado- digo... Lucifer -corrigió rápidamente su mención-.

Lo lamento tanto  fue lo que salieron de los labios del mayor mientras bajaba la cabeza con desdén.

¿Por qué se disculpaba? El era un subordinado era obvio que tendría que parar esa rebeldía. Pasaron uno minutos y el rey todavía seguía con la mirada al suelo, si seguía así seguramente un sirviente los vería y todo se iría a la borda nuevamente. Ya se imaginaba en los periódicos el nuevo titular el rey agachándose por un simple pecador ¡¿Qué demonios?!

Y era verdad la servidumbre del castillo podía llegar a ser chismosa, pero chismosa, que si no fuera por las tantas veces que los amenazo y mato inclusive a algunos mostrándoles su cabeza a los que seguían vivos, el pentagrama entero sabría lo que a cada rato pasaba en el palacio. Tuvo que abrazarlo, siendo correspondido por unas manos que abrazaban su espalda con miedo. Lo único que sabe es que el aliento de su majestad golpeaba contra su pecho y las lágrimas del mismo caían por todo su torso. 

Debió ser doloroso la pérdida de la reina, para todos lo fue en realidad, pero para usted debió haber sido lo peor. Recibió un asentimiento de su parte. Lo llegaba a comprender hasta cierto modo, de todas formas el dio todo de sí para hacerla feliz, incluso fue desterrado por cumplir los caprichos de la misma, llegando a que sus alas blancas como la nieve se volvieran oscuras como la noche del infierno. Pero Lilith extrañaba los paisajes del Edén, y ¿Qué hizo Lucifer? Replicó a detalle cada uno de esos lugares sen el reino que ambos construyeron como esposos y como la familia real que su pueblo amaba.

Si que lo fue Al, pero tu no tenías nada que ver con esto habló acurrucándose en el pecho del cervatillo que de alguna forma lo reconfortaba.

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora