Capítulo 3: ¿Quién es ella?

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Se estiró en la cama al sentir un fuerte dolor en su espalda y al apretar sus manos en la tela frunció el ceño abriendo poco a poco sus ojos. Ladeó su cabeza al ver el techo de madera hasta que recordó lo que había pasado, ella se levantó tropezando con las sábanas mientras maldecía.

—¿Hola? ¿hay alguien ahí? —preguntó asomando su cabeza a la otra habitación y al no ver a nadie comenzó a buscar un espejo. — ¿por qué demonios no hay un espejo? —bufó mirando el tiradero que hizo y caminó a la otra habitación. — ¿tampoco tienen puertas? —murmuró tocando la pared o lo que fuera eso y al sentir que una de ellas podía recorrerse la movió lentamente asomando poco a poco su cabeza.

—¡Despertó, su majestad! —Becca dio un brinco al escuchar los gritos de una señora y a pesar de que cerró la puerta la mujer la abrió de nuevo haciendo que ella retrocediera. — ¿se encuentra bien, su majestad?

—Deje de llamarse así. —exigió molesta mirando a las otras mujeres que entraron. —no sé qué sea esto, pero si están haciendo esas cosas de las interpretaciones les agradecería que paren unos minutos y me presten un celular, debo llamar a policía o a alguien para que sepa que estoy viva.

—¿Celular? ¿Eso qué es, su majestad? —dijo la mujer y Becca suspiró pasando sus manos por su cabello. —debería dormir un poco más, de seguro aun esta confundida, su majestad.

—Que no me diga así, maldita sea...sé que no se pueden salir de su personaje, pero en serio es una emergencia. —murmuró con desesperación sujetando las manos de la mujer. —tuve un accidente en avión y termine aquí, no sé en dónde estoy, ni que está pasando, de seguro mi familia y todos piensan que estoy muerta.

—Su majestad...no entiendo a qué se refiere, pero, su madre murió cuando usted era una niña y su padre se encuentra en el palacio, desde que despareció se quedó aquí para buscarla. —ella frunció el ceño mirándolas confundida y recordó esa cara que vio en el reflejo del agua.

—¿Y un espejo? ¿tienen uno? —preguntó, pero al ver a la mujer negar apretó sus manos en un puño. —necesito uno, consíguelo. —se miraron entre sí e hicieron una reverencia antes de salir de la habitación. — ¿qué está pasando? —murmuró quitándose los guantes y al ver sus manos abrió sus ojos asombrada. — ¡¿qué mi*rda es esto?!

—Aquí tiene el espejo, su majestad. —al escuchar a la señora ella corrió arrebatándoselo de las manos y observó su rostro mientras lo tocaba sin cesar. — ¿le pasa algo, su majestad?

—Esto, esto no puede ser posible...de seguro estoy en coma y esto es un sueño. —murmuró mirando una vez más su mano y tragó saliva. — ¡Despierta! ¡Despierta! —gritó comenzando a darse unas fuertes bofetadas en la mejilla. — ¡Ahhh! ¡¿Por qué no despierto?!

—¡No se haga daño, su majestad! —dijo la mujer sujetándola de los brazos y por el ardor en su mejilla se dio cuenta que no era un sueño. — ¡Llamen al médico!

Becca: Almas Cruzadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora