Capítulo 1: La llegada de los Guardianes

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El Reino se encontraba en un momento de paz y prosperidad bajo el reinado de Choso, quien recientemente tomo el alto mando. Sin embargo, el rey tenía una preocupación constante: la seguridad de su hermano menor, Itadori Yuuji a pesar de su resistencia física en combate cuerpo a cuerpo, una sola persona no podría protegerse de todos los peligros del reino; entre las maldiciones y las personas, Choso sabia por experiencia propia que los humanos pueden ser extremadamente crueles, pero su hermano menor un joven de espíritu libre y corazón valiente, pero su inocencia y en la humanidad hacia que la sobreprotección de Choso y estrés siempre estuviera en alerta.

Para asegurarse de que su hermano estuviera protegido, Choso contrató a dos de los mejores guardias del reino: Gojo Satoru y Geto Suguru. Ambos hombres eran famosos por sus habilidades extraordinarias y su lealtad inquebrantable, Geto, conocido por su impresionante control de maldiciones y su mente estratégica. Mientras que Gojo, el guerrero más fuerte con habilidades incomparables y una arrogancia que desbordaba, eran los mejores en su campo.

Yuuji, aunque agradecido por la preocupación de su hermano, se sentía sofocado. La llegada de los nuevos guardias solo pensaba que su incomodidad incrementaría, especialmente porque odia que lo traten como un objeto a proteger más que como una persona con sus propios deseos y pensamientos.

*****

La llegada de Gojo y Geto al palacio fue recibida con gran expectación. Itadori, siempre curioso y deseoso de conocer a los hombres que su hermano había escogido para protegerlo, se encontró frente a dos figuras imponentes.

"Es un placer conocerte, Itadori-san," dijo Gojo con una sonrisa encantadora, sus ojos azules brillando bajo la luz del sol.

Geto, más reservado pero igualmente carismático, inclinó la cabeza en un gesto de respeto. "Estamos aquí para asegurarnos de que estés seguro, no importa lo que pase."

Itadori, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción, sonrió tímidamente. "Gracias. Estoy seguro de que mi hermano confía en ustedes completamente."

****

El primer día de entrenamiento comenzó temprano al día siguiente. Itadori fue despertado por los golpes suaves en su puerta. Abriéndola, encontró a Gojo esperándolo con una sonrisa juguetona.

"Buenos días, príncipe," saludó Gojo, sus ojos brillando con entusiasmo. "Es hora de tu entrenamiento."

En los jardines del palacio, Geto ya estaba esperando. Su postura era relajada, pero sus ojos seguían cada movimiento con atención. "Vamos a empezar con algo sencillo," dijo, sacando dos espadas de práctica. "Necesitamos ver tu nivel actual."

Itadori tomó una de las espadas, tratando de recordar los movimientos básicos que su antiguo instructor le había enseñado. Gojo y Geto se alternaron en guiarlo, cada uno aportando su propio estilo y técnicas.

"Tu postura necesita ajuste," comentó Gojo, acercándose para corregir la posición de los pies de Itadori. Sus manos eran firmes pero gentiles, causando que el corazón de Itadori latiera más rápido.

"Recuerda, la fuerza no lo es todo," añadió Geto desde el otro lado. "La precisión y la calma son igualmente importantes."

A medida que los días pasaban, la presencia constante de Gojo y Geto comenzó a afectar a Itadori. Ambos hombres eran increíblemente atractivos y poseían una confianza que era difícil de ignorar. La tensión entre los tres se hizo evidente, especialmente durante los entrenamientos.

Una tarde, mientras entrenaban en los jardines del palacio, Itadori se encontró atrapado entre los dos alfas. Gojo, con su naturaleza juguetona y provocadora, no perdía oportunidad para acercarse a Itadori, mientras que Geto, más serio y protector, se aseguraba de que siempre estuviera a salvo.

"Vamos, Itadori, no te contengas," dijo Gojo, su aliento cálido contra el oído de Itadori mientras lo guiaba en una técnica de defensa. "Necesitas mejorar tu postura, príncipe. Así no podrás defenderte adecuadamente."

Geto, observando desde cerca, frunció el ceño ligeramente. "Gojo, no lo presiones demasiado. Creo que el príncipe está haciendo un excelente trabajo. Quizás deberías darle un respiro, Gojo."

Yuuji, sintiendo la tensión, bajó su espada. "Gracias a ambos, pero creo que necesito un descanso."

Gojo y Geto se miraron, la competitividad evidente en sus ojos. Pero Yuuji no podía negar la atracción que sentía hacia ambos. Había algo en su presencia, su fuerza y su dedicación, que lo hacía sentirse seguro y, al mismo tiempo, despertaba emociones confusas en su interior.





NOTA: 

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