Descubriendo el paraíso

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En el fondo, Eleonor sabía que Aruba sería un refugio de lujo si viajaba con Nikolái, el heredero de un imperio inmobiliario. Sería una ingenuidad pensar que se alojarían en un sitio que no estuviera a la altura de su estilo de vida. No podía permitirse ser ingenua, y mucho menos creer que estaba saliendo con cualquier persona.

...Al llegar al lugar de alojamiento, quedé atónita. Una villa con vistas de 360 grados al mar, con acceso exclusivo, nos separaba del bullicio de la ciudad. Al bajar del auto, nos recibió una mujer, supongo que la cuidadora de la villa, alguien en quien la familia Ivanov confiaba plenamente. Saludó a Nikolái en ruso, idioma que yo no dominaba. Para no desentonar, solo sonreí y saludé. Bajamos las maletas del auto y entramos a la villa. La opulencia del lugar me cautivó de inmediato. Lujo por donde miraba, desde el suelo hasta las lámparas que iluminaban cada rincón...

— "Bienvenida a casa, Eleonor. Espero que te sientas como en casa" —  me dijo mientras tomaba mi mano y me guiaba hacia la piscina.

— "No dejo de sorprenderme, este lugar es increíble. Es como si estuviera en el paraíso" — exclamé mientras admiraba la villa y sus alrededores.

— "¿Crees que esto es el paraíso?" — preguntó Nikolái entre risas.

— "No te rías. Sé que estás acostumbrado a este estilo de vida, pero yo no. Para mí, esto es el paraíso en la tierra"— le dije con asombro.

— "Tienes razón, Eleonor. Para mí, esto es lo cotidiano, puedo ir y venir cuando quiero. Quizás no tengo la misma percepción de asombro que tú. Aunque, si crees que esto es el paraíso en la tierra, te quedarás atónita cuando conozcas el verdadero paraíso" — respondió mientras se servía una bebida.

— "¿A qué te refieres con eso?" — le pregunté intrigada.

— "Cuando vengas conmigo a San Petersburgo, lo entenderás" — respondió con una sonrisa mientras encendía un habano y se sentaba en una silla junto a la piscina.

Deniska acompañó a Eleonor hasta la habitación, manteniendo una distancia prudencial pero con un gesto amable. Al abrir la puerta, ella quedó maravillada por la elegancia y el lujo que se desplegaba ante sus ojos. Era un espacio amplio y decorado con gusto exquisito, con una cama grande y confortable en el centro.

— "Aquí está tu habitación, Eleonor", dijo Deniska mientras señalaba hacia la cama. "Nikolái desea que te sientas cómoda durante tu estadía en Aruba"

Eleonor asintió con gratitud hacia Deniska, aunque su actitud distante la incomodaba un poco. Observó el baño adjunto a la habitación, donde una ducha de diseño moderno y elegante la invitaba a disfrutar de un momento de relajación.

— "Además, Nikolái ha planeado una cena para esta noche en un restaurante en el centro de la isla", continuó Deniska. "Te recomiendo que te des una ducha y te arregles para las 9 en punto"

La sugerencia de Deniska tomó a Eleonor un poco por sorpresa, pero comprendió que era importante seguir las indicaciones de Nikolái. Aunque su tono era distante, ella sabía que él estaba tratando de ser amable a su manera.

— "Gracias por mostrarme la habitación, Deniska. Definitivamente tomaré una ducha y me prepararé para la cena a las 9 en punto", respondí con tono cordial

...Con una sonrisa en mi rostro, cerré la puerta del baño y me adentré en la ducha, dejando que el agua caliente acariciara mi cuerpo cansado. Me prometí disfrutar al máximo la velada con Nikolái. Después de todo, estaba en Aruba, rodeada de lujo y belleza, y estaba decidida a aprovechar al máximo esta oportunidad única. Salí del baño renovada, lista para la cena. Un ligero nerviosismo se mezclaba con la emoción en mi mirada mientras me vestía. Elegí un vestido largo y fluido de color azul marino, que contrastaba con la calidez de mi piel bronceada. Cuando llegué al lobby de la villa, Nikolái ya me esperaba. Lo vi sentado en un cómodo sofá, con un vaso de whiskey en una mano y un habano en la otra. Una leve nube de humo rodeaba su rostro, dándole un aire de intriga y sofisticación. Vestía un pantalón negro impecable y una camisa blanca ajustada. La imagen de Nikolái en ese preciso instante se grabó en mi memoria. Con una sonrisa encantadora, se levantó del sofá y se acercó a mí. Me tomó la mano y me saludó con un beso en la mejilla. "Estás radiante", me dijo con su voz profunda y ronca. Nikolái condujo con destreza por las calles de Aruba. Al llegar al restaurante, un edificio antiguo con encanto colonial, la expectativa creció. El lugar, escondido entre callejuelas empedradas, prometía una velada inolvidable. Al entrar al restaurante, fuimos recibidos por una mesera amable que nos condujo a una mesa reservada en un rincón íntimo. La camarera, con una sonrisa cálida, nos presentó la carta, un elegante libro encuadernado en piel con letras doradas. Sin necesidad de preguntar, colocó frente a Nikolái una copa de cristal tallado que contenía su bebida favorita: un ron añejo que desprendía un aroma embriagador...

— "Aquí tiene, señor Nikolái. Su bebida de siempre" — respondió Britt, la camarera.

— "Gracias, Britt. Para Eleonor, tráele el mejor vino rosado".

— "Por supuesto. ¿Algo más que pueda traerles esta noche?" — Asintió con la cabeza.

— "Por ahora no, Britt. Muchas gracias"

Desde el momento en que Eleonor vio cómo la camarera le llevaba a Nikolái su bebida preferida sin siquiera pedirla, supo que era un cliente habitual en ese restaurante. Esa pequeña atención personalizada revelaba mucho más de lo que ella debería saber. Tal vez, demasiado. El ambiente en el restaurante era de complicidad. Se sentía segura y cómoda en ese espacio, como si estuviera destinado a crear una noche inolvidable. Nikolái quería que cada detalle fuera perfecto, que cada instante quedara grabado en su memoria para siempre. Mientras Nikolái y Eleonor compartían la cena, sus miradas se cruzaban con frecuencia, revelando poco a poco la esencia de cada uno.

— "Tu presencia aquí me llena de una felicidad indescriptible. No dejo de agradecer que hayas aceptado venir conmigo a Aruba y tener un fin de semana inolvidable."— dijo Nikolái mientras tocaba mi mano con suavidad).

— "Gracias, Nikolái. Si te soy sincera, me aterra la posibilidad de mezclar mi vida personal con el trabajo. No quiero poner en riesgo mi carrera." — respondí mientras tomaba un sorbo de vino con nerviosismo.

— "Entiendo lo que me quieres decir, pero ¿te has puesto a pensar en todo lo que podemos vivir estando juntos? No se trata solo de tener un fin de semana divertido, sino de apreciar y desear que de esto salga algo maravilloso."

— "Por supuesto que lo he pensado. Siento un poco de miedo y, al mismo tiempo, algo en mi interior me dice que debería intentarlo." — respondí acariciando su mano

— "Entonces, ¿me das una oportunidad? Déjame demostrarte que esto puede ser el comienzo de algo extraordinario." — respondió Nikolái acercándose para besarme.

Mi aventura con el inglesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora