──── Hemos buscado durante mucho tiempo, Amo Naofumi, no creo que el señor de la lanza esté por aquí tampoco ──── La semi-humana se había terminado dejando caer sobre la parte trasera del carro, Filo lucía indiferente ante la repentina desapareción del rubio, quizás porque por fin podía gozar de algo de paz y no del usual bullicio que Motoyasu traía consigo cada vez que se acercaba al grupo.
──── ¿Cree usted que de verdad los rumores de que fue visto por aquí sean ciertos? ──── Rishia tenía una cantimplora en sus manos, la cual abrió y bebió un poco de agua, luego se la pasó a Sadina quien le agradeció.
──── Si soy honesto, no los creo tanto, pero es todo lo que tenemos luego de que ese idiota desapareció desde hace ya algún tiempo ──── El estaba sentado sobre una roca, procesando toda la información que habían adquirido con el paso del tiempo.
Recordaba que el rubio siempre estaba a las afueras del pueblo, protegiendo el pequeño pueblo que habían formado con sus esfuerzos, pero luego de eso, unos tres meses después, nadie había visto al rubio; hubieron rumores luego de eso que parecía haber estado de pueblo en pueblo por alguna razón, luego no volvió a escucharse más sobre el. La reina estaba preocupada, podría ocurrir una ola de la calamidad y si el rubio no aparecía para entonces, sería un completo desastre, al menos a Naofumi no parecía preocuparle tanto, el rubio sería transportado inmediatamente al campo donde se libraría la batalla.
──── ¿No sería mejor ir y buscar en otros pueblos? Si nos guiamos solo por rumores no podremos encontrar nada ──── Sadina lucía disgustada, quizás porque había tenido que beber agua en lugar de algo con licor.
──── le prometí a la reina buscarlo, el idiota no puede desaparecer así como así.
Una parte de él estaba preocupado por el rubio, pero el resto solo le importaba la recompensa que la reina había ofrecido por hallarlo, y sentía que ya estaban cerca, así que, sin perder tiempo, todos volvieron a la carreta y continuaron con su camino en dirección al pueblo cercano. Cuando llegaron fue la misma operación que tenían desde que comenzaron la búsqueda: preguntar por el rubio. El azabache comenzaba a desesperarse conforme todos le decían que no, ya no sabía que más hacer.
Estuvo pensando y pensando donde podría estar Motoyasu, pero terminó rindiéndose conforme los días pasaban y no había señal alguna sobre el héroe de la lanza. Frustrado, Naofumi salió de la posada y fue a tomar aire, esperando a que sus compañeras terminarán de comer hasta que una peculiar figura en vuelta en una capucha grande hizo acto de presencia, el cual parecía cargar algo entre sus brazos. Naofumi lo vió sospechoso así que lo siguió.
