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Jimin se despertó temprano. Desayuno junto a Oscar, este le comento el plan que tenía de pintar el portón, era algo que venía pensando hace años y que decidió no posponer más.
El viejo quería ir a comprar la pintura ese mismo día, ya que tenía descuento de jubilado, pero le había dado turno para ir a hacerle la VTV al auto, un pequeño vejestorio que no usaba mucho. Desafortunadamente, no podía ir a la tarde, ya que la pinturería solo abría a la mañana.
Por ese motivo, Jimin se ofreció a ir a comprar la pintura por él. Luego de desayunar, partió hacia la pinturería. Cada tanto revisaba la dirección en su celular, tratando de que el tiempo en el que este fuera de su bolsillo sea breve.
Llegaba a una esquina desolada cuando se sintió algo perdido, por lo que saco el GPS para verificar su ubicación. No se percató cuando desde la cuadra del frente se cruzó un muchacho que lo venía siguiendo hace un par de cuadras.
-Eh gato, ¿Tenés hora? - dijo el chico alertando al provinciano.
La típica frase célebre lo puso en alerta, pero ya era demasiado tarde.
Todo paso muy rápido, el chico lo había acorralado. Por su mente pasaban las historias de gente asesinada por un celular. No puso resistencia, estaba tieso, le entrego el dispositivo rogando que no descubra la billetera donde estaban la tarjeta de Oscar. Afortunadamente no la encontró.
Un grupo de señoras venía caminado en dirección contraria a la escena del crimen, por lo que, el chorro intentó disimular saludando a Jimin como si nada pasara.
- Chau.
- Chau - dijo Jimin, dándole un beso en el cachete.
Quedó recalculando, el nerviosismo le había jugado en contra.
El ladrón se lo quedo mirando detenidamente, para finalmente hablar:
-Nah, toma amigo, era joda - le devolvió el celular - no había visto que eras tan fachero.
Finalmente, se fue, Jimin aún estaba con el corazón en la boca, por lo que no se percató de lo último que dijo el muchacho, pero decidió irse rápidamente en caso de que el delincuente cambiara de opinión.
Compró la pintura e iba de regreso a la casona, rezando para llegar vivo, tenía un turno que cubrir y el recado de Oscar.
Solo le faltaban unas pocas cuadras para llegar a su destino cuando una camioneta - bastante catanga - redujo la velocidad cuando paso por su lado.
"La concha de la lora" pensó, no podía creer que sería asaltado por segunda vez en el día. Posteriormente, tres hombres se bajaron del vehículo y o rodearon.
El crimen fue silencioso, no intento escapar ni abstenerse, ya que realmente temía por su vida. Los delincuentes hablaron únicamente entre ellos y esta vez, ser fachero no impidió que le arrebaten su celular, billetera y el balde de pintura.
No duro mucho, solo un minuto o dos, los ladrones subieron rápidamente a la camioneta, esta acelero, casi desbaratándose en el proceso y tomando un camino en contra mano, dejando finalmente a Jimin solo y muy angustiado.
Luego de salir del shock, justo cuando estaba por moverse, alguien le hablo:
-Fua amigo, qué mala leche
Era el chorro de antes, al parecer había estado observando la situación.
-¿Estuviste mirando y no hiciste nada?- dijo colérico.
-Ellos tienen camioneta y armas, yo voy a pata. Los conozco, no les cabe una.
En realidad, Jimin no estaba molesto porque el chico se haya quedado sin hacer nada, pues entendía la situación, le molesto que después le hable burlándose de él.
El provinciano comenzó a caminar hacia su casa, pero el rufián lo siguió.
-Te acompaño hasta tu casa, mira si te vuelven a robar o te perdés.
Jimin le dedico una mirada cariculica, pero igualmente dejo que lo acompañe.
Luego de caminar las cuadras que faltaban en completo silencio, Jimin hablo.
-Es acá, gracias.
-Chau, nos vemos - le respondió el chorro, esta vez sin ningún beso de despedida.
Mientras tanto, Jungkook se encontraba recién levantado mirando por la ventana.

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⏰ Última actualización: Jun 10 ⏰

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