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Se despertó porque sintió como algo amasaba sus pies. Era de madrugada, la habitación estaba oscura, no había rastro de luz y el alba todavía era lejana.

Jimin no solía tenerles tanto miedo a cosas paranormales, estaba acostumbrado a ese ambiente, pero en ese momento estaba cagado hasta las patas, evidentemente, no conocía el lugar en el que se estaba hospedando.

De repente, dejo de sentir como si lo amasasen, pero aún sentía como algo yacía en sus pies. Tomo valor, saco la mano de la sabana que lo protegía de todos males mundanos y espirituales, prendió el velador. Asomo su cabeza, no había ningún ente maligno, en vez de eso se encontró con el mismo gato calicó de garaje, pero esta vez estaba dormido.

Dejo que el animal descansara sobre sus pies, temía que despertarlo pudiera ocasionar un ataque letal. Se conformó con seguir durmiendo en una posición fatigosa.

La alarma sonó a las nueve de la mañana, el felino había desaparecido. Rápidamente se cambió para bajar. La casa era más linda de día, conservaba la típica arquitectura porteña. Al bajar las escaleras se encontró a Oscar en la cocina.

‒Buenos días Jimin ¿Cómo dormiste?

‒Buenos días, dormí re bien‒ dijo resumidamente para evitar hablar de la situación del gato.

‒ En aquellos cajones hay café, té, masitas, lo que quieras, vos agarra no más.

‒Muchas gracias Oscar, cuando consiga trabajo te voy a devolver todo.

‒ Sos muy educado Jimin, espero que mi sobrino aprenda de vos. Está hecho un vago, duerme todo el día y lo que queda se la pasa con la guitarrista - hizo una pausa ‒ es más, ahora mismo lo voy a levantar.

El hombre subió las escaleras dejando a Jimin solo mientras se preparaba el desayuno, sin embargo, aún podía escuchar lo que hablaban en las habitaciones de arriba.

‒Levantate vagoneta.

Acto seguido escuchó un par de quejas.

‒Cerra la ventana, viejo, ¿No ves que es re temprano?

‒Dale, arriba que llego Jimin. No muestres la hilacha.

‒ ¿Llego hoy? ¿No llegaba mañana?

‒Llego ayer a la noche.

Escucho un par de quejas más, pero al parecer Oscar había dejado a su sobrino hablando solo porque ya se encontraba de vuelta en la cocina.

‒ ¿Y el gato? ‒ pregunto Jimin, no lo había visto en toda la mañana.

‒ ¿Qué gato? ¿El de tres colores? No es de acá, no sé de donde es. Viene siempre a la noche porque a veces le doy de comer.

En ese momento vio como de las escaleras aparecía un chico pelinegro de ojos grandes, alto y flaco, bastante atractivo y con cara de sueño.

‒Hola ¿Cómo estás? Jungkook, un gusto - lo saludo dándole un beso en el cachete. Denotaba una actitud forzada.

‒Hola, Jimin, igualmente - le devolvió el saludo.

El muchacho se dirigió a la heladera en busca de algo para comer.

‒Estaba pensando en que lo lleves a Jimin a recorrer la ciudad. Hoy toca tu banda ¿No?

El pelinegro lo miro con cara de culo.

‒Capaz que se pierde si va solo, enséñale donde van los jóvenes.

Luego de mirarse serios durante algunos segundos, Jungkook respondió:

‒Bueno, está bien - accedió como si no le quedara más opción.

CÁLICO ★ kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora