Prólogo

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—Papá—la pequeña niña sollozaba mientras veía como lentamente el cuerpo de su padre se apagaba con cada segundo que pasaba.—No te vayas por favor, no me dejes sola, no mueras como mamá.

La niña sentía que el pulso de su padre se iba apagando cada vez más. El doctor no podía hacer nada más con él, a pesar de la gran fortuna del padre, la muerte era inevitable debido a su enfermedad. El doctor había hecho todo lo que había estado en su alcance, sin embargo sabía que la enfermedad que lo había estado consumiendo por años, había logrado su cometido.
Le había dejado a la familia del padre un momento a solas para poder despedirse de él. Su esposa, sus dos hijastras y su única hija biológica lloraban con un gran dolor, que hasta se podría jurar que la reina a unos grandes metros de distancia, escuchaba.

—Mi pequeña niña—dijo el padre con la voz más débil que jamás lo habría escuchado—Mi pequeña Olivia.—Repitió el nombre de su hija en un tono de voz más dulce—Te quedarás con tus hermanas y con Ophelia, no estarás sola, sé que estarás en las mejores manos.

El hombre miró con una sonrisa a su esposa, la cual le devolvió la misma sonrisa llena de tristeza.

Olivia sabía que Ophelia no era su verdadera madre, pero la pequeña Olivia la amaba como si lo fuera, al igual que sus hermanastras.
Su madre había muerto hace solo cinco años atrás por un parto fallido. Isabella la madre biológica de Olivia, al igual que su hermano murieron aquella noche donde Olivia creyó que sería el día más feliz de su vida, en el "nacimiento" de su pequeño hermano.
Pero su padre volvió a enamorarse solo dos años
después del fallecimiento de su amada esposa. Ophelia era encantadora y muy atractiva, inteligente y sin duda con un muy fuerte carácter. Fue cuando la vio que supo que sería la mujer ideal para que criara a su hija y las hijas de Ophelia tuvieran un padre con el cual crecer.
Richard se casó con Ophelia y se aseguró de tratar a sus hijastras como sus verdaderas hijas, al igual que enseñó a Olivia que tanto como Ophelia sería la encargada de criarla y amarla, Clarissa y Rosalinda serían sus hermanas a pesar de la diferencia de padres.

Olivia, Clarissa y Rosalinda tenían casi la misma edad, siendo Olivia solo dos años menor, pero sin duda la pequeña de los Dupont era mucho más madura que las gemelas Clarissa y Rosalinda.
Clarissa y Rosalinda eran malcriadas y egoístas con cualquier ser humano a su alrededor. Envidiaban a Olivia por la belleza que tenía, sus ojos color verde y su clara melena que cuando el sol la reflejaba, brillaba de una manera increíble.
Las gemelas eran muy hermosas, claro que si, tenían un buen parecido con su madre. Su cabello rojizo y sus ojos negro azabache eran preciosos, pero la belleza de Olivia no se comparaba con ninguna dama de la sociedad, pues no solo era su físico, sino también era su seguridad al hablar, el enfrentarse y su gran corazón hacia todo lo bueno que le veía al mundo, esa era la debilidad como la mayor virtud de Olivia, tener un enorme corazón.

Sin embargo todo cambió ese trágico día, el día que su padre falleció.

—Las amo mis grandes amores—Fue la última palabra que Richard el Conde de Cambridge había dicho antes de su partida.

La sala se llenó de gritos de dolor, tanto como la servidumbre y su familia lo apreciaban demasiado. Había sido un gran hombre, con el corazón tan grande como su hija.

La noticia de que el conde había fallecido rápidamente se propagó y la sociedad rápidamente comenzó a especular.

¿Quién se quedará con la herencia y el título?

Pero solo fue esa la única pregunta que a Ophelia se le quedó en la cabeza.
Ophelia duraba noches en vela pensando en el título que ahora su fallecido esposo le había dejado a ella y a sus hijas. Ella sabía que Richard amaba a sus hijas y a ella como si fueran suyas, pero Olivia era su única hija biológica, tenía miedo que en cualquier momento pudiera quitarle eso que tanto le había costado conseguir, un lugar en la sociedad y una fortuna que jamás imaginó que tendría.
Un hombre la visitó un par de días después de que su esposo muriera, habló con ella sobre las escrituras y título de la familia Dupont.
Lo que más temió y se imaginó estaba escrito en ese papel que en el lecho de muerte, Richard había dejado para que se cumpliera todo exactamente como estaba.

...Mi título y propiedades pasan a ser de mi esposa Ophelia Dupont, hasta que mis tres hijas cumplan la mayoría de edad y se casen con sus esposos correspondientes. La primera de mis hijas que sea desposada pasará a ser la heredera de la mitad de mi fortuna y dueña única de mi casa en Londres.

Ophelia no se iba a conformar solo con la mitad de la fortuna de su esposo, aunque fuera una enorme cantidad de dinero, ella pensaba que eso no era justo para ella y para sus hijas.
Así fue como Ophelia obtuvo su plan para desposar antes que Olivia a una de sus dos hijas biológicas. Pero claro, Olivia jamás se enteraría de eso, tenía que ser tratada y presentada ante la sociedad al mismo tiempo que Rosalinda y Clarissa. Ophelia sabía que la gente juzgaba y hacer tal cosa como no presentarla en igualdad que sus hijas, la desterraría de la sociedad.

Así fue como a la corta edad de diez años, Olivia quedó sin un padre ni una madre. Y Ophelia no iba a dejar que Olivia tocara ni un solo centavo de la fortuna de su padre.

———

¡Hola esta es mi segunda historia, espero que les guste, estaré actualizando lo antes posible, todos los derechos de la familia "Dupont" son creados por mi, los derechos reservados van a la serie netflix "Bridgerton" y al libro "El vizconde que me amó"

Encanto y Decepción en la sociedad - Anthony BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora