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Aun cuando el origen de dichos seres denominados "naciones" era un misterio, se tenía la certeza de que no eran humanos.

Sus cuerpos podían enfermar y ser heridos como cualquier otro, pero la muerte era un hecho casi imposible. Podían crecer y envejecer, pero eran capaces de vivir por siglos y siglos manteniendo una apariencia joven.

Poseían tantas cualidades inusuales que ni siquiera eran conscientes de todas.

Entre las cosas que ignoraban parecía estar la capacidad que tenían sus cuerpos de presentar "mutaciones" en periodos no específicos de tiempo.


-¿Mutaciones? -preguntó América- ¿Te refieres a que de pronto podría empezar a crecernos un tercer brazo o un ojo en la espalda?

-Oye... -reclamó Inglaterra- No estamos en una de tus películas extrañas...

-Lo dice quien ahora tiene un segundo estómago

-¡Deja de reírte, idiota! ¡Puede que haya aumentado un poco de peso, pero no estoy tan gordo como tú!

-Bueno, pues... -intervino China- Por más raro que parezca creo que América no está tan equivocado...

-¡¿Qué?! ¿T-Tú también piensas que estoy gordo?

-¡No no no! No me refería a eso... Es solo que... quizás si tengas otro estómago dentro de tí...

-¿O-Otro estómago? -respondió Inglaterra preocupado

-Sí... quizás más que un estómago... también corazón, pulmones, intestinos y todo lo demás...


Inglaterra estaba tan confundido con aquellas palabras que ni siquiera podía decir nada, por fortuna las dudas de América no eran diferentes a las suyas.


-¿P-Pero qué dices China? -rio América con preocupación- ¿Qué clase de monstruo crees que es Inglaterra?

-Lo pondré más sencillo para ustedes... -suspiró China- Mareo, náuseas, cambio de apetito, un vientre que ha comenzado a crecer... ¿no les parece haber escuchado esos síntomas antes?


Inglaterra y América se vieron directamente a los ojos y luego dirigieron la mirada a China.


-¿Estás bien? Creo que la edad te está afectando -dijeron ambos al unísono.


China golpeó la palma de su mano contra su rostro frustrado antes de comenzar a gritarles.


-¡Tuvieron sexo hace dos meses y luego los síntomas comenzaron! ¡¿Cómo demonios pueden ser tan tontos! ¡Es obvio que está embarazado!

-¡PERO ES UN HOMBRE! -reclamó América

-¡¿Acaso no escuchaste todo lo que les dije?! ¡No somos humanos, ni tampoco lo son nuestros cuerpos!

-Repito -dijo América- ¡PERO ES UN HOMBRE! ¡H-O-M-B-R-E!

-¡Pero su cuerpo puede mutar! ¡Quizás no por completo, pero ciertos órganos en su interior sí! ¡Así que no importa que sea un "hombre"!


Tan confundido como atónito, Inglaterra miró hacia abajo colocando la mano en su abdomen sin poder creer las palabras que escuchaba. América le miraba igualmente, hasta que de pronto un pensamiento llegó de golpe a su cabeza.


-Un momento... -dijo sobresaltado mirando a China- ¡¿Como demonios sabes que pasamos juntos la noche de hace dos meses?!


China desvío rápidamente la mirada sin responder y mientras América interrogaba por su evadir responder a su pregunta, Inglaterra sintió el mareo y las náuseas volvían.

En el momento en el que vieron a Inglaterra caer sobre sus rodillas cubriendo su boca, la discusión entre ambos cesó y corrieron a auxiliar.


-¿Estás bien? -pregunto América- ¿Otra vez te sientes mal?

-Levántalo en tus brazos -ordenó China

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Y si me vomita encima?

-¡Solo hazlo!


De mala gana, América hizo conforme se le ordenó y sosteniendo a Inglaterra entre sus brazos lo levantó del suelo. A los pocos segundos, este retiró la mano de su boca al sentir que las náuseas pasaban y lentamente comenzó a calmarse colocando su rostro contra el pecho de América.

China sugirió entonces marcharse a casa y regresar al día siguiente para que pudieran continuar leyendo el libro.


-¿Por qué no llevamos el libro con nosotros? -le cuestionó América.

-Me temo que no es posible -respondió- No sé porqué, pero no puedo sacarlo de aquí. Intenté llevarlo a casa conmigo antes, sin embargo al llegar a la puerta...


Antes de que China pudiera continuar hablando, vio como Inglaterra entreabriendo los ojos estiró la mano hasta tocar con la punta de los dedos el libro, murmuró palabras que no pudieron entender.

En cuanto terminó de recitar aquellas palabras el libro se abrió por cuenta propia recorriendo segundos todas sus páginas y al cerrarse cayó al suelo, mientras que todos escucharon a la par el sonido de algo quebrándose.


-Es magia... -dijo Inglaterra- El libro estaba atado a este lugar, pero he reescrito el hechizo para que puedas sacarlo, aunque solo puede ser por unos cuantos de meses.

-Ya veo... -respondió China asombrado.


Llevando ahora el libro consigo, salieron de aquel antiguo templo en dirección al auto, pero antes de subir en él, Inglaterra le pidió a China que le indicara el camino al almendro que había mencionado en su relato.

Aunque no le gustaba admitirlo, América estaba preocupado por el débil estado en que le había visto momentos atrás, así que decidió llevarlo en brazos hasta aquel lugar a pesar de que Inglaterra insistió en que ya estaba mejor y podía ir solo.

Tal como China lo había mencionado, a una corta distancia del templo encontraron el almendro y una vez allí Inglaterra pidió a América que se acercará.

Al igual que China lo había hecho antes colocó la palma de su mano contra el tronco, cerró los ojos agachando la cabeza e indicó a América que hiciera lo mismo.

Pocos segundos después América abrió los ojos al sentir algo cayendo sobre su cabeza.

Las palabras escaparon de su boca al ver como todos los capullos que al comienzo estaban cerrados, ahora estaban abiertos y poco a poco el almendro dejaba caer sus hermosas flores sobre ellos.

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