El funeral se hizo un viernes (hoy es sábado). Yo empecé a escribir este diario hoy a las 12 de la mañana, un sabado, son las 10 de la noche y aún no cené, ¿Pero saben algo?, no tengo hambre. Me tuve que comer un mal dia ayer, fue suficiente para mi. Hoy hay nubes en el cielo (y ya saben que las odio), no hubo un apice de luz solar hoy y tampoco hubo calma, el clima fue bastante frio y húmedo (ahora mismo me tiemblan las manos, y el bao que sale de mi boca es cada vez mas evidente).
Ayer sin embargo, hizo calor, todo el cielo estuvo despejado y sin nubes, quizas Dios queria que mi esposo no se pierda mientras ascendia. Fue a la tarde, a las cuatro y media. Todos vestiamos de negro, yo fui con pantalones, camisa y saco, además de un velo y un sombrero (estaba con el mismo traje que lleve cuando incendie Bull's hace 30 años, aún tengo olor a humo en la ropa), mi hijo fue con camisa y pantalones negros, similar a mi. Mi hija, mucho mas femenina y joven, parecía mas griega que hija mia; estaba con un vestido largo y complejo, parecia un vestido de novia. Ahí volví a ver a aquella chica japonesa, hablé un poco con ella, me contó que ahora entrenaba a un equipo profesional (se llama Bibi). Ella habia traído un plato de arroz con 2 palillos puestos encima, a modo de ofrenda. Despues vino Jessie, la mujer que me habia ayudado cuando mi hijo se abrió la cabeza (me enteré que era ingeniera, el dispositivo de chatarra que uso para evitar que me desplomara lo habia heredado de su madre; Pam). La siguiente fue Janet, ese dia no nos queríamos dirigir la palabra, ni siquiera queriamos hablarnos, pero ella estaba tan desconsolada ese dia que me vi obligada a darle un abrazo, y ella, se vio obligada a aceptarlo, estuvo llorando en mi hombro durante 5 minutos.
Yo no llore, no llore en ningún momento, ya habia llorado mucho durante la enfermedad. Ya pasé por el duelo, pero se ve que el cielo no. El cura hizo pasar uno por uno a los presentes para que hablen; la primera fuí yo. El cielo empezó a volverse negro, nublado, iba a llorar por mi. Me levante de mi asiento, miré aquel cajón, y dejé caer un ramo de rosas que se desarmaron al tocarlo, los petalos salieron volando como si quisieran tocar mi mano para consolarme. Seguido de esto, subí al altar, miré a todos, miré al cielo (quien pacientemente aguanto sus ganas de llorar hasta ese momento) y largué todo.
"Aquí estamos hoy, mañana quizas no. Viví 2 años esperando este momento con la falsa de idea de que no llegaria, el doctor me mintió para que no llore, ¿Pero como voy a culparlo?, si yo también me mentí pensando que me quedaban mas años con el. El me habló varias veces sobre como extrañaba su cama, el calor y todo lo simple que aquí tenemos, sobre todo me extrañaba a mi y a sus hijos, incluso extrañaba la tienda de regalos, extrañaba sus dias de joventud, los dias simples. ¿Y yo?, yo compartí ese sentimiento hasta que se me fue de las manos. El hospital me carteaba cada dia para decirme su estado, para explicarme como estaba de salud. Y un dia no me enviaron una carta a mi, me enviaron una carta al alma al alma, para partirmela.".
Cuando terminé de hablar me di cuenta de algo; estaba toda mojada. La mayoría habian abierto sus paraguas, el cielo no tuvo la necesidad de abrirlo pues era el quien mas lloraba. Sus lagrimas caian sobre mi velo y mojaban mi cara, ahí volví a ver el ataúd; las flores que había tirado sobre el ataúd se habian manchado de lagrimas, también. El cura me ofreció un paraguas cuando terminé de hablar, lo tomé y le di las gracias. Despues, volví a mi lugar. Mi hija fue la siguiente, ella si lloró. Mi hijo se contuvo un poco mas, pero ambos acabaron abrazados y entre lagrimas, Janet y Bonnie se sentaron al fondo para lamentarse en silencio, Stu y Vin estuvieron ahí para darles consuelo. Yo me quedé en mi lugar, mirando a todos los presentes y sobre todo al mas importante; al que ya no estaba. El cementerio me hizo acordar a aquel mirador; las lamparas a un lado del camino, unas vayas detras nuestra, y al fondo, un bosque sin animales, y nosotros en bancos que apuntaban al fuego, un fuego que quemaba abrasivamente a todos, todos menos a mi. Mi cuerpo ya había sido quemado lo suficiente, ya estaba acostumbrado a las llamas.
Despues de toda la ceremonia me levanté de mi asiento, me despedí de todos y me quedé frente al ataúd. En el cementerio eramos solo 3 para el final del dia; yo, mi esposo, y el cielo, quien también pasó por el duelo. Volvio a despejarse, esta vez para que yo mire al sol de la tarde y pueda verlo a el, a través de aquellas nubes de lluvia, una vez dejó el cajón. Una vez pasada la lluvia, fue un bonito viernes.
ESTÁS LEYENDO
━━ ☾💕S*xo Y Mayonesa💕☽ ━━
FanficHace ya 40 años que Colette decidió alejarse de los combates para irse a vivir con su familia de manera pacifica. Despues de todo ese tiempo, decidió que lo mejor era escribir su propia autobiografia con la esperanza de que alguien la lea. Y claro...