02. Primer encuentro

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Los rayos del sol comenzaban a colarse por las cortinas, y unos pequeños quejidos acompañados hizo despertar al Alfa

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Los rayos del sol comenzaban a colarse por las cortinas, y unos pequeños quejidos acompañados hizo despertar al Alfa.

Poco a poco fue abriendo sus ojos y pudo notar la pequeña figurita que tenía frente a él. En cuanto vió por completo al bebé los recuerdos llegaron a su mente haciéndole caer una lágrima por su mejilla.

—L-lo siento mucho bebé... Mamá te ha dejado— volvió a abrazar al cuerpecito para pedirle una y otra vez perdón, perdón por haberlo traído al mundo y ponerlo en esta situación.

Más tarde cuando el sueño se fue por completo, Jimin se levantó de cama y tomó una ducha, sus ánimos parecerían seguir bajos pero no dejaría de lado a su bebé, necesitaba ser alimentado.

—Vamos a bañarte pequeño bollito— tomó al bebé para llevarlo al baño.

Dos meses antes Jimin rondaba por las calles para llegar a casa después de una larga tarde de trabajo, todo marchaba bien pero algo lo hizo detenerse.
Una tienda exclusivamente para bebés, y fue inevitable comprar una tina para baño que venía con esponjitas y algunos juguetes.

Hoy sería la primera vez que va a bañar a su bebé en aquella tina —Papá es torpe y... Solo no te muevas mucho bebé ¿De acuerdo?— y así comenzó con su baño, recordando todos los tutoriales que había visto para poder bañar muy bien a su hijo.

Eligió un trajecito color café claro con estampado y un gorro con orejitas de oso. Perfecto para su bebé y más aún cuando el traje fue elegido por el mismo.

Después se encargó de preparar la leche para alimentarlo puesto que Sunny solo lo alimentó unas cuantas veces y le daba leche de fórmula, así el bebé se acostumbró a recibir leche materna.

Jimin sonrió débilmente y cargó al niño por un largo rato, lo arrullaba entre sus brazos y seguía pidiendo perdón —Mi bebé, mi pequeño bebé. No tienes la culpa de nada— le dió un besito en la naricita.

Bueno, ahora se venía lo más difícil, difícil para la seguridad de su cachorro, no podía pedirle a la señora Choi que cuidara de su hijo, la señora tenía que atender su tienda.

Lo único que quedaba era llevarlo con él, y ahora más que nunca no se alejaría del pequeño.

Jamás creyó ir así, vestido casualmente con una sudadera y pants, su mochila, la pañalera que era más pesada que su mochila de estudio, y lo más importante, su cachorrito envuelto en un cobertor pareciendo un mini taco.

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Como cada fin de año, las vacaciones de invierno estaban más cerca aunque claro, primero tenían que pasar por todas las actividades de otoño y con ello sobrevivir a los chismes que salían a la luz.

Pero al parecer este año no había nada que llamara la atención de los estudiantes o eso pensaban todos hasta que comenzaron a haber rumores peculiares, más bien, de un Alfa peculiar.

Un Alfa Peculiar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora