Capítulo II

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Simón siguió caminando. Se puso sus auriculares e intentó ignorar a Leon y Ada quienes se besaban apasionadamente y compraban helado, como toda una pareja normal, lo que hacía sentir celoso y frustrado completamente a Simón.

Simón llegó hasta el mismo lugar de siempre: Una tienda friki; Sí, ¿algún problema?. Simón disfruta de leer mangas y cosas frikis, es su vicio secreto.

Pasó un par de horas ahí, leyendo y dibujando hasta que la noche cayó. Salió del lugar con su cuaderno de dibujos en la mano, volviendo a pasar por el mismo parque, pero esta vez, solo Leon estaba ahí.

Leon, al verlo, caminó rápidamente hacia él, aunque Simón lo ignoró, pasando de largo a su lado, hasta que Leon lo alcanzó y tomó del brazo.

—Suelta mi brazo— Ordenó con frialdad Simón.

—¡No lo haré, Simón! Tienes que escucharme, por favor, no es lo que crees. Ada y yo— Hablaba Leon nervioso, intentando explicar, pero a Simón no le importaba lo que Leon tuviera para decir.

—Leon, ¡suelta mi puto brazo! Vete con tu noviecita y deja de hinchar las pelotas, ¿quieres?— Gruñó de vuelta Simón, soltándose rudamente del agarre de Leon haciéndolo retroceder —No me agrada estar cerca de mentirosos como tú, jódete.

—¡Simón, maldita sea!— Leon tomó a Simón por la camiseta, negándose a dejarlo ir —Por favor, déjame explicarte, te juro que no es lo que crees... Por favor, sé que Ada es tu amiga, no quise que esto pasara-

—Por eso era, ¿no?— Lo interrumpió Simón —Por eso no querías que supiera quien era tu pareja, porque tenías miedo de que le dijera todo ya que es mi amiga. Pero te equivocas, no diré nada. Porque a pesar de todo, yo sí te amo, aunque tú a mí no. Ahora suelta mi camiseta o me veré en la necesidad de golpearte.

Leon se quedó callado por unos momentos, aflojando el agarre en la camiseta de Simón —Yo también te amo... — Respondió Leon en un susurro.

—Yo ya no te creo, Leon... Siempre me mientes, ¿qué es lo que cambia ahora?— Preguntó mirándolo con frialdad, una que Leon nunca había conocido de parte de Simón. Él siempre fue tan cariñoso, tan cálido con Leon que esta nueva frialdad... es tan nueva para Leon que se siente muy profundo...

—Por favor, Simón. No quise que esto pasara... Yo a Ada solo la veo como algo para un rato— Leon fue interrumpido nuevamente por Simón cuando este alzó la mano para detenerlo.

—Eso mismo decías de mí con tus amigos, ¿me equivoco? Con Jill, con Luis incluso, decías que yo solo era algo de una noche y que no se volvería a repetir, pero ahora aquí estás, diciendo que me amas. Has mentido, otra vez.

—Por Dios, Simón, ¡te prometo que no te estoy mintiendo! Te amo, te amo más que a Ada, ¡te amo más que a nadie!— Dijo ya desesperado, necesitaba que Simón le creyera, lo necesitaba con él.

—Ya te dije que no te creo, ¡carajo! Siempre mientes. Siempre dices que soy el único, siempre me ilusionas y luego me botas como si fuera una basura, ¿y luego qué? ¿vienes, me pides perdón tan falsamente como todo de ti y esperas que te crea? ¡no soy idiota!

—No creo que lo seas, yo solo estoy confesándote mis sentimientos, te amo, Simón....— En eso, Leon sintió una fuerte bofetada en el rostro por parte de Simón.

—Cállate. No quiero escucharte, eres una perra de closet y no me importa la mierda que tengas que decir— Se va del lugar, dejando a Leon solo en la oscuridad de la noche.

Simón corrió rápidamente a su casa, intentando refugiarse de sus propios pensamientos. Sabía que no debía, sabía que era dañino, pero volvió a su nevera... nada, no hay nada. Esto lo empezó a llenar de ansiedad, buscando ansiosamente algo para calmarse.

¿Sus cigarros? Excelente idea. Corrió hasta su habitación y del cajón de siempre sacó su cajetilla. Tomó uno en sus manos y lo encendió, sintiéndose aliviado al instante, exhalando humo por la boca al suspirar.

Su celular empezó a sonar, llamadas de Leon, pero él no respondería, ¿por qué lo haría? Quizás Leon solo lo quería para otra noche y nada más, y Simón ya no quería eso, él solo quiere amor... amor de Leon.

En medio de las llamadas, recibió un mensaje de una vieja amiga: Claire. Tomó su celular para responder a su amiga.

Claire

Hola, Simón. Cuanto tiempo

Simón

Hey, Claire... lo mismo digo

Hablaron por un buen rato, contando anécdotas, riendo juntos y haciendo olvidar los sucesos del día a Simón. Luego de mucho, se despidieron, luego de que Claire anunciara que llegaría a la ciudad para visitarlo, haciéndolo emocionarse.

Simón estaba a punto de irse a dormir. 2 A.M una hora excelente, ¿no? Pero escuchó unos golpes en la puerta... Se levantó con molestia, gruñendo suavemente, al llegar a la puerta y abrir, vio a Leon parado en la puerta, empapado por la lluvia

—¿Qué es lo que buscas aquí, Leon? Ya te dije que no volveremos a ser amigos con beneficios. ¿Por qué insistes en arruinarme? ¿Te gusta verme sufrir?— Le preguntó con una mirada penetrante.

—¿Puedo entrar...?— Preguntó Leon con un hilo de voz, tiritando levemente por el frío del exterior.

—Adelante— Dijo sin más, haciéndose a un lado para dejarlo pasar y dándole a Leon una toalla para que se secara y no se resfriase.

—Y, respondiendo a tu pregunta: No, Simón. No es eso lo que quiero. Sabes que me preocupo por ti y quiero lo mejor para ti— Volvió a insistir, queriendo tener el perdón de Simón

—¡Deja de mentir, carajo!— Espetó con molestia —No te creo y nunca lo haré, ¿sabes por qué? ¡porque siempre mientes! ¡siempre lo haces y yo siempre te creo! estoy harto de eso... Solo me utilizas...

—Te prometo que esa no es mi intención, no quiero lastimarte...

—¡Pero lo haces! Sólo... vete, Leon... Vete antes de que te saque a la fuerza— Le gritó con furia completa, tomando a Leon por el cuello de la camiseta —FUERA

Simón finalmente lo sacó del lugar y volvió a su cama, ignorando los toques en su puerta.

Jill

Hey, mañana vamos con los chicos al antro, ¿quieres venir?

Estrellas en mis cicatrices...-SionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora