Introducción

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Alice:

Caminaba casi por las limitaciones de la ciudad, sí, a pasos de llegar al enorme bosque que rodeaba la misma. La ciudad era rodeada por un extenso muro que pareciera concreto pero era una simple fachada, ya que el muro se había alzado con la fuerza de la magia de todos mis ancestros e incluida la de mi familia, el día de su muerte. Este horrible muro negro es todo lo que me queda de ellos hoy en día. ¿Ironía o destino? Ellos se fueron y desde antes de llegar vivo en una cárcel.

Los guardias me conocían y no me decían nada, la mayoría de ellos pelearon con el fin de salvar nuestra ciudad, muchos como yo habían perdido a sus familiares es un pestañeó de pestañas, todos compartimos el mismo sentimiento de impotencia de no haber podido salvarlos. Por lo menos ellos, no me hacían menos comparando con los otros aldeanos. Que desde mi nacimiento no me han dejado de culpar por la muerte de los suyos, que según ellos, yo soy la niña de la profecía dictada por los dioses, que solo voy a traer agonía a esta ciudad y sobretodo me odian por el poder que se le pelea en mis entrañas. Porque sí, como leen soy la persona que en mi cuerpo llevo la maldición más grande que me gane por el trueque que hicieron mis padres para que yo pudiera vivir. Para ponerlos en contexto tengo la magia mezclada en todo mi cuerpo. Lo bueno y lo malo, la magia buena o sea la blanca y la magia negra de las maldiciones, de las invocaciones. Por vivir en este mundo tuve que aprender de esta maldición. Y por eso me temen, porque dentro de mí tengo un demonio que vive despierto sin descanso. Claramente, quien lo sepa huiría de mí sin pensarlo dos veces. Hacía lo que hacía siempre, caminaba siguiendo el muro, apenas los rozaba con los dedos. Solo hacía eso, y ya estaba recibiendo una descarga del mismo, se me aparecían como imágenes, bueno en realidad me mostraban sus últimos minutos de mis padres. Esa maldita película que nadie más veía, y solo era yo la condenada a verlos así. Antes cuando era más pequeña, cuando caminaba por estos lares, siempre que tocaba este muro, provocaba un pequeño terremoto y los aldeanos no tardaban en enojarse conmigo, hasta prohibirme salir de mi casa. Luego con el tiempo pude controlar mis emociones y sobre todo mis poderes, luego de años ahora llegamos un acuerdo ellos saben mis horarios de entrenamiento y cuando tengo que estudiar y ellos corren a tapiar sus moradas. Con el miedo que vuele sus techos o que mate alguno de ellos.

No me di cuenta, que me había internado en el extenso bosque. Me vine a dar cuenta cuando sentí como la maleza cambio, el olor de los árboles eran tan puro y tan distinto al de nuestra ciudad. Si bien la ciudad estaba rodeada de muchísima naturaleza que producimos y cultivamos nosotros, estos árboles me daban la sensación de hogar. -Qué extraño, ¿no?

Y cuando llegue a los manantiales supe que tan dentro estaba del bosque, porqué había llegado al corazón del bosque y lo que sería del motor de la manada que habitaba aquí. Porqué por boluda y no ver por donde camino me había metido en el territorio de los lobos. Y que los dioses me ayudaran por qué nadie me iba a salvar, y sería desterrado de mis tierras. Y nadie lloraría por mí. Eso lo tenía muy claro.

Pero no me pude resistir en acercarme y ver de cerca esa agua cristalina, que pedía a gritos que me acercara y la tocará. Y así lo hice, no pude evitar acercarme, y ponerme en cuclillas y sumergir mi dedo en ella. Y casi no pude contener la exclamación estaba divina, bien fría. Y no se me ocurrió mejor idea que nadar un buen rato en esos manantiales, en ropa interior para ser descubierta por un lobo y cuando quise saber cómo huir de él o de ella, no me pregunten como flautas el condenado cambia formas había saltado la laguna, para terminar encima de mí, gruñendo como perra en celo. Y a mí me estaba por dar un síncope cuando con su brutal me dijo: - ¡Intrusa!

Y es allí como comienza esta historia o mejor dicho la historia que cambio mi mundo y lo puso patas para arriba, de manera literal. Pero a veces es bueno un poco de locura en nuestras vidas. Entonces sean bienvenidos a conocer mi historia.

Por cierto sino a quedado claro, la mujer que se metió en territorio prohibido, sin autorización, se desnudó, comenzando a nadar en aguas sagradas por los licántropos para terminar siendo descubierta por uno de ellos, además, de ser casi descuartizada por el mismo. Y no poder huir por más que quisiera. Esa soy yo.

Por cierto soy Alice, la niña de profecía.


El exorcismo de AliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora