Narra Alice:
Despertarme con el rostro inundado de lágrimas era algo tan común, era única manera que sabía de despertar desde que tengo memoria. Porqué si como leen, el recuerdo de mis padres en su lecho de muerte era mis buenos días, los 365 días del año. Y si no era eso, las imágenes de ellos luchando con todas sus fuerzas contra el mal, y a la par perdiendo la batalla más taquillera de todos los tiempos. Era una maldita película que se repetía sin cesar, como ambos eran alzados por los aires y el mal azotaba en todo su cuerpo con la magia más poderosa de todos los tiempos, para luego ambos sujetos por algo invisible, que solo ellos podían ver, para ser drenados de su magia y ninguno de ellos pudo hacer algo.
Se convirtieron en mortales, para luego dejarlos caer como marionetas al pavimento y escuchar como sus órganos colapsaron y... Hace años entendí, que los humanos somos perfectos en ser humanos, la estupidez más grande que han podido escuchar, pero real. Porque lejos de los que nos enseñan en las redes, puros momentos felices, yo no muestro eso, vivo cada una de mis emociones como de ser y, si quiero que el cielo se caiga por el simple hecho de estar enojada y con la impotencia de no haberlos podido salvar, que se caiga. Total no somos seres que nos vamos a romper por un par de gotas de agua y si viene una tormenta nos quedamos en nuestras casas, agarramos un buen libro, nos hacemos un café con tres cucharadas de azúcar, nos tapamos muy bien porqué por muy bruja que sea, soy el ser más friolento del planeta y antes de sentarnos a leer sin que nadie nos joda. Hacemos dos cruces una yerba y una de azúcar en la mesada. Para que nos pase nada en la tormenta y no se nos vuele el techo y a seguir disfrutando del ruido de los truenos.
Pero me fui por las ramas, era hermoso comenzar el día llorando, al final de cuenta solo era una maldita emoción, la cual era mi MOTOR. Pero por mucho que quisiera quedarme en la cama viviendo está emoción, antes que sonara el despertador me tire de la cama, me estire haciéndome sonar cada uno de mis huesos y a comenzar mi día. No sin antes decirles "hola a mis padres" todo esto a las 3:30 de la mañana. No me pregunten como flautas madres hago para levantarme a esta hora. Es rutina, pero no quiere decir, que suelo levántame con los ojos completamente cerrados, más de una vez hice de las mías, como hace unos días queme otro plato de plástico. Tras una ducha bien fría, que me entumece antes de despertarme, corrí a la cocina para hacerme un café y darle de comer a Kleo. Mi gata. Perdón, les hago la presentación oficial, mi centinela oficial. Y con todo el power, a seguir con lo pactado. Mientras la minina desayunaba, yo tiraba en el piso de la sala de la casa, mi mat de yoga y, hacía mis estiramientos diarios para luego de una buena sección de media hora, corrí por una segunda ducha. Quien me joda diciendo el yoga no es un ejercicio. Los invito hacer una media hora y salen como una lechuga de la clase.
Por suerte no era alguien que demorara en ducharme, cuestión de diez minutos ya estaba lista, para ir a mi primer parada. Claro, que antes de salir de mi casa, tocaba la cerradura y recitaba un poderoso conjuro, nunca están las malas leguas que quieren entrar en mi morada. "Cerrado bajo siete llaves, con un centenar de candados escondidos y cuidada por las criaturas de mi infierno, nadie entra en mi morada sin que yo lo permita, y quien quiera entrar será ejecutado en el momento" Y tras decir eso, comencé mi cardio directo a la panadería del señor Alek.
Llegué en el momento exacto que el señor Alek comenzaba a descargar su camioneta con varias bandejas de croissant, bloques de masa y manteca. Corrí a ayudarlo y llevarlos adentro, los iba poniendo según su lugar, mientras me movía de manera rápida yendo y viniendo de la camioneta a dentro de la cafetería. Y luego de unos largos minutos, tras lavarnos las manos nos pusimos en el hermoso proceso de la creación de las mejores medialunas de este mundo. El señor Alek desde siempre me había dejado matar mi curiosidad en su preciada cocina, siempre y cuando tuviera las manos limpias, las botas sin barro, mi pelo multicolor atado en una red y que me pudiera los lentes que no veo un pomo sino. Si les contara que un día me confundí una persona con un caballo y dije allí, —¿ vienen tres caballos?
Y a meterle pata, ¡ qué tenemos para rato!
Como pequeño dato, tengo los brazos de Hulk de tanto abrir y bajar el toldo todo el tiempo.
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El exorcismo de Alice
FantasyPrólogo "Cuenta la leyenda que un día llegara la niña maldita, la que tendrá el poder de ser la salvadora del Reino Empire, como también podrá ser la destructora del mismo. Ocurrirá la peor masacre el día de su nacimiento". Está en ustedes, los alde...