CAPÍTULO 2

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Negro.

Era todo lo que podía ver.

Acababa de despertar. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente. Pero, al parecer lo suficiente para que lo que sea que me había secuestrado, pudiese llevarme a lo que suponía era un auto.

Tengo las manos atadas y una bolsa sobre la cabeza que me impedía ver donde me encontraba.
Por un momento no hice nada, intentaba tranquilizarme y pensar con claridad lo que sucedía.

Pero pronto sentía que algo se movía a mi lado. O, mejor dicho, alguien.
—¿Pero qué demonios? —por la vos, (aun adormitada) supe que era una chica, no me sonaba conocida.

—Ay dios, —dijo otra vez, la chica— ya me morí.

No sé si era porque estaba nerviosa, pero me reí, en especial porque lo dijo muy convencida.

—Pues hasta donde yo sé, no estoy muerta y tampoco puedo hablar con muertos eh —me burlo.

Y así de genial soy, riéndome en momentos serios.

La chica —que a pesar de la bolsa que tenía sobre la cabeza— sabía que se había asustado.

—¿Q-quién eres? —peguntó removiéndose para alejarse de mí, y por el tono de voz se notaba que estaba aterrorizada.

Y pues yo no era la excepción, pero había que disimular pues.

—Soy la secuestrada ¿y tú? —dije como si fuera el clima lo que me pregunta.

Ella ríe.

Genial, otra loca.

—Pues sí, yo también soy la secuestrada, ¿qué bonito encuentro no?

Y otra vez reímos.

Hasta —que suponía era un auto— se detuvo de golpe.

Y por lo repentino que fue, las dos nos fuimos de lado.

—Ayyy —soltó alguien.

Espera.

¿Había alguien más?

Nah, tal vez solo había sido la chica.

—¿Pero es que nos quieren matar o qué? —soltó enfurruñada.

Tal vez.

Yo no dije nada. Quería ver si podía escuchar algo o el por qué habían parado de golpe.

Hasta que escuche algo.

Pasos.

—¿Escuchaste eso? —pregunté a ella en un susurro, por si alguien nos podía escuchar.

—Si —dijo ella también en un susurro.

Las dos estábamos alertas por ver qué pasaba.

De repente, el sonido de puertas abriéndose, lo que hizo que la sangre se me helara.

Tan pronto como lo escuché, mi corazón sonando en mis tímpanos y sentí un vacío en el estómago.

Una de las personas me tomo del brazo. Yo intenté soltarme, pero no pude librarme, su agarre brusco me estaba lastimado, intente tirarme tontamente, pero solo causó que el agarre fuera más fuerte, !o que me hizo soltar un gemido de dolor.

Alcance escuchar que a la chica también la habían agarrado.

Aquella persona me hiso pararme y me sacó, lo cual casi hizo que me cayese por la pequeña altura entre el vehículo y el suelo, la cual era mucho mayor a un auto normal, fruncí el ceño. Pero alcance a mantener el equilibrio.

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