CAPÍTULO 6

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Pronto emprendimos el camino de nuevo, ahora nos dirigimos a el este.

¿Como lo sabíamos? Fácil.

Facil la vida, cariño.

Bueno es que al parecer Asher sabia identificarlos y como pudo nos enseñó como.

Si, un niño de menos de cuatro años que aún no hablaba decentemente y se le dificulta la R nos estaba explicando, aunque el hecho de el lenguaje ya nos lo complicaba un poco, y pues el, mucha paciencia tampoco tenía, cada tanto nos echa miradas cargadas de odio.

Mi animal espiritual.

Lo que te tienes que hacer es colocar brazos en cruz y con el brazo derecho señalando por donde sale el Sol, así sabrás que delante de ti está el Norte, detrás el Sur y a tu izquierda el Oeste.

Aunque al final comprendimos, el listillo termino siendo un lucrativo, ya que de le manera más clara posible nos dijo que nuestra lenta capacidad de aprendizaje lo había agotado, por que merecía una remuneración, que era básicamente, ser cagado, al perecer caminar no era su afición favorita.

Ahora la pregunta, ¿por qué al este?

La verdad lo habíamos echado a la suerte, para ver qué sorpresa nos traía la vida la vida.

Pero el viaje se estaba haciendo muy largo.

Porque Alba seguía hablando.

Mucho.

Demasiado.

En exceso.

¿Dios es que no le dolía la garganta de tanto hablar?

A no, pero luego se quejaba que tenía sed. Pero ni eso la detenía.

Yo la verdad había optado por no matarla y mejor no prestar atención. Pero por la mirada de Asher creo que se estaba planteando lo primero.

Y al parecer no éramos los únicos hartos. Tal vez al bosque igual ya estaba harto, que puso una grande y bonita piedra en su camino.

Literal.

—AAAAAAAAYYYYYYYY —Grito Alba, ya de rodillas y manos en el suelo.

Ni se te ocurra reírte.

No tengo que aclarar que me reí como una loca desquiciada ¿Verdad?

Eres malvada... Voy a proceder a reírme.

Alba me mata de mil maneras con la mirada.

—Ya deja de reírte y mejor ayúdame ¿quieres? —demandó enojada. Pero yo estaba concentraba en no morir de risa.

Así que Asher se acercó a ella y con sus manitas rodeo el brazo de Alba para ayudarla a levantarse.

—Gracias Asher —le dijo a él, para después sacarme la lengua a mí. Pero eso no me detuvo.

—¿Te encuentas bien? ¿Necesitas que haga algo po tí? —Dijo el pequeño caballero, mientras le sacude la tierra que le quedó en el pantalón en la parte de las rodillas, para despues pedirle ver sus manos en busca de raspones en las palmas, al no encontrarlos da vuelta a sus manos para dejar un pequeño besito— sana sana colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana.

Y pues seguimos avanzando.

Bueno por avanzar me refiero a dar dos pasos, y solo Alba y yo. Porque Asher había regresado donde Alba se había tropezado.

Él se agachó frente a la piedra que la había hecho caer, y la tomo para después dejarla a un lado del sendero por el que íbamos.

Él nos mira y habla.
—A sí nadie más se cae —indica, para después rebasarnos y seguir caminando. Alba y yo intercambiamos una mirada para después sonreír con ternura.

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