XVIII

825 68 11
                                    

El delgado hilo que les ataba se rompió. 

Aquel último empuje que finalmente quebraría el frágil cristal

Como el idiota que sabía era, decidió no apartar la mirada, necesitaba finalmente terminar por matar ese sentimiento que él mismo creo.

La presión en su pecho cada vez se volvía más intensa, a tal punto que las lágrimas ya no tenían limite y el aire le comenzaba a faltar de tanto ahogar sus quejidos. Sin embargo, no fue consiente cuando uno de los tantos lamentos que se le escapaban de entre sus labios, llego a oídos del peligris, quien al escuchar ese delicado sonido tan familiar levantó la mirada buscando el origen.

- Jin – susurro cuando vió al delgado cuerpo parado en la entrada de la puerta viéndolo con el rostro colorado y una expresión destrozada llena de lágrimas.

Sin embargo, a pesar de haber conectado miradas por unos cuantos segundos, no se detuvo y se atrevió a besar por primera vez a la mujer que penetraba debajo de su cuerpo.

Un beso sucio, donde se veían sus lenguas entrelazarse y formar una sola saliva.

Cuando el beso finalizó volvió a mirar hacia la entrada, pero en el lugar ya no estaba nadie.

Jin se había marchado.

Y en su interior se instaló un repentino vacío. Uno que le ordenaba correr tras él menor y no dejarlo ir, pero ¿Por qué debía de sentirse así?

Definitivamente no lo haría.

Lejos, a unas cuantas cuadras de distancia, el débil cuerpo del pelimorado caminaba sin un rumbo fijo, tambaleándose por el intenso frio que cubría la noche.

Y dentro de su mente todas las veces que le hizo reír, avergonzarse, enojar, gozar y llorar se proyectaban como un video en repetición

Comenzó a regañarse a sí mismo.

"Mira a lo que has llegado, Jin

Terminaste solo, sin amigos.

Tus padres están decepcionados de ti.

Permitiste humillaciones, abusos y golpes a tu persona.

¡Te atreviste a colocarte una puta arma en la cabeza y disparar!

Y ahora caminas por la madrugada en una colonia que ni siquiera conoces"

Que lastima daba.

Él no era especial, ahora lo confirmaba porque la manera en que la tocaba, en que la besaba, en que la miraba, todo aquello que hacía con la mujer, en algún momento también lo hizo con él.

Todas las malditas veces que lo hizo tocar el cielo. 

- No quiero volver a saber de ti – sin ser consciente sus labios liberaron aquellas palabras.

Se detuvo por un momento recordando nuevamente la primera vez que se entregó a él.

– ¡NO!... ¡POR FAVOR! – grito con todas sus fuerzas cuando estuvo en las calles abandonadas – ¡VEN! ¡VEN! ¡VEN A BUSCARME MALDITA SEAAAA! – su voz quebró y quizá sus cuerdas vocales quedaron rotas – ¡CORRE TRAS DE MI!... ¡no me dejes ir! – Se tiro al suelo, su cuerpo no daba para más – No... mejor no vuelvas nunca... nunca podría perdonarte. 

Lloraba encima del gastado concreto, intentando consolarse solo.

Estaba tan ensimismado en su lamento que no fue consciente de la oscura sombra a sus espaldas que le miraba y se acercaba entre la oscuridad.

Limerence Sick [YoonMin] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora