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Pasaron varios días desde que eras una demonio, Muzan no volvió a obligarte hacer algo que no querías, es como si ya no estuvieras en sus planes.
Estuviste escondiendote en una cueva, y te alimentabas de animales salvajes; como jabalíes, osos, y ciervos. No te daba fuerza, pero no era desagradable el sabor.
Muzan al saber que no tiene el control total de ti simplemente te llamo al castillo infinito por el biwa.
Suspiraste al ver el lugar donde te encontrabas, te fastidiaba y molestaba estar cerca de aquel hombre. Lo odiabas mucho.
El te vio de forma penetrante, tratando de saber que pensabas. En muchos años no habían salido de su control de inmediato como tu lo hiciste.
"¿Para que vives si no sirves? Ni siquiera para devorar eres buena, morirás. Eso es lo que mereces."- Hablo el viéndote desde unas escaleras distorsionadas.
No dijiste nada, pero veías a otra demonio que estaba enfrente de la demonio del biwa. Esa demonio tiene una apariencia rara, tiene marcas en la cara, justamente bajo de su párpado. Y unas alas como las de un cuervo, su mera existencia daba miedo. Es demasiado curiosa e intimidante.
"¿Últimas palabras?."- Hablo Muzan viéndote fijamente, tú negaste y te sentaste en el suelo.- "Entonces muere."
El biwa sonó de nuevo, pero esta vez no caíste en un bosque, si no que está vez caíste en un campo abierto en medio día.
De inmediato tu carne empezó a derretirse, tus tejidos se hacían polvo mientras que tus ojos se derritan. Ni siquiera podías llorar porque ya parte de tu garganta se desintegró.
Tratabas de regenerarte pero no podías, lo único que podías hacer era cubrió tus ojos para que estos se regeneren. Uno de tus brazos ya se había hecho polvo, y tus piernas iban para lo mismo.
Estabas dando vueltas por el suelo, te ardía hasta el alma y querías calmarte, pero no podías, obvio no.
La muerte aquí es era una opción, o eso creías.
De la nada tu cuerpo dejo de arder, y empezó a componerse y arreglar aquellos tejidos que se derritieron y aquél brazo que habías perdido.
De la nada ya estabas bajo el sol sin problemas y sin explicaciones, todo el dolor que creíste que sería el último no lo fue. Tú vida se extendió más.
Estabas en el suelo viendo el cielo, pensando muchas cosas. Y como pudiste, te pusiste de pié caminando despacio lejos de ahí, si Muzan te envió ahí es porque esta relacionado con aquel lugar o alguno de sus demonios lo están.
(...)
Ya era de noche, una noche tranquila y fría. Ya habías caminado todo el día y tenías mucha hambre, en el camino no te cruzaste con ningún animal, solamente con frutos silvestres.
Ahora estabas en un bosque oscuro y acompañado de los búhos e insectos, todo iba bien y tranquilo hasta que te topaste con un demonio. El te vio y siguió de largo pero luego se detuvo.
Tu seguías caminando, ignorando al demonio, pero el ya te estaba casando.
Tus sentidos avisaron y viste como el demonio corrió hacía a ti, te tumbaste al suelo y el se tropezó con tu cuerpo y cayó al suelo dando cinco vueltas.
"¡¿Por qué te mueves, perra?!."- Grito él enfadado poniendose de pié inmediatamente, lo viste pero no le dijiste nada, no te gusta hablar con tu misma especie.
El demonio te vio por unos segundos más, y en un abrir y cerrar ojos ya el estaba encima de ti.
"Jejeje... Te llevaré con el, solo espera que nos localicen."- Hablo el con una sonrisa maliciosa, te valió lo que el dijo.
El demonio se quedó en silencio pensando, y luego se acercó a tu cuello mordiendo y sacando sangre.
El se alejó y se limpiaba la lengua, te veía con asco.
"¡Maldita, tú sangre sabe horrible!."- Rodaste los ojos para luego sanar tal herida, el te vio por unos segundos más.
Antes que hicieras algo, aquel demonio se cayó al suelo de forma paralítico y tieso. Te acercaste para ver, y notaste que ya estaba sin vida, tu pregunta era ¿que le paso? Por el momento no lo sabrás.
Viste su cuerpo, pensaste en comerlo y así fue. Lo devoraste para luego marcharte.
Más tarde esa misma noche.
"¿Entonces dices que se fue sin dejar rastro?."- Hablaba el azabache haciendo experimentos, dos de sus demonios más poderosos estaban enfrente de él mostrando su sumisión.
"Así es mi señor, ella se fue y no dejó siquiera su olor."- Hablo el demonio de seis ojos, el que estaba a su lado seguía serio y en silencio.
"Es una demonio que salió de mi control y sobrevivió al sol... Nada ni nadie podrá acabar con ella, ni siquiera una espada nichirin."- Comentó Muzan, imaginando tener el poder de aquella demonio absoberla y ser perfecto.- "Traiganla, busquen en el infierno si es necesario, me tienen que traer a esa demonio o la flor y si me traen las dos mejor."
"Si señor."- Habló la tercera superior.
"Sus deseos son órdenes."- Dijo la primera superior, la luego desaparecer.
Ahora varios demonios te buscarán hasta la muerte, o eso piensan.
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