• CAPITULO 10 - FINAL •

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Era una tarde gloriosa en aquella playa paradisíaca. La arena blanca refulgía bajo el sol de mediodía y el acompasado vaivén de las olas rompiendo en la orilla componía una melodía de lo más relajante. Un panorama idílico para unas vacaciones familiares de ensueño.

Varias sombrillas de vivos colores salpicaban el paisaje, alrededor de las cuales se congregaban las figuras de dos grupos familiares entremezclados en amena camaradería. Por un lado, los padres de Fermín conversaban animadamente con los progenitores de Pablo y Alejo. Por el otro, un pequeño corro se había formado en torno a Lucía, la novia de Pablo y mejor amiga de Alejo, mientras ésta relataba con gran entusiasmo alguna anécdota graciosa.

Fermín se encontraba sentado en la arena, con la espalda apoyada contra las piernas de Alejo, mientras éste jugueteaba distraídamente con los mechones de su cabello. Una brisa cálida agitaba sus ropas ligeras, confiriéndoles un aspecto veraniego de lo más idílico.

En un momento dado, Alejo se inclinó para depositar un beso en la coronilla de su amado, aspirando ese aroma tan particular que lo enloquecía. 

"Te amo, nene" murmuró al separarse, con voz grave.

Fermín giró el rostro para dedicarle una sonrisa arrebatadora, esas que iluminaban su semblante de una forma casi mágica.

"Yo a ti" respondió con sencillez, sellando sus palabras con un beso fugaz en los labios de Alejo.

El ambiente distendido y la visión de sus seres queridos reunidos los embargaba de una felicidad indescriptible. Sin embargo, la calma no duraría demasiado, pues Pablo, con la irreverencia que lo caracterizaba, decidió imprimirle un toque de locura al momento.

"¡Carrera hasta el mar!" vociferó de pronto, poniéndose en pie de un salto.

Sus palabras actuaron como un resorte y, en cuestión de segundos, todos los más jóvenes empezaron a desvestirse precipitadamente entre risas y exclamaciones de fingida indignación.

Alejo fue el primero en quedar solo en traje de baño, aprovechando su agilidad para tomar la delantera en aquella improvisada competencia. No obstante, la carrera pronto se vio empañada por un percance: en su apuro por llegar al mar, Alejo no reparó en una pequeña protuberancia en la arena y su pie se enganchó en ella, haciéndole perder el equilibrio y rodar aparatosamente por el suelo.

Las risas estallaron por doquier al presenciar la escena, mientras Alejo se ponía en pie con aire ofendido, sacudiéndose la arena del pecho y la espalda. Para cuando consiguió reincorporarse, Lucía ya se había sumergido con grácil zambullida, seguida de cerca por Pablo, cuyas carcajadas resonaban por toda la playa.

Resignado a su derrota, Alejo echó a andar con calma hacia la orilla. Sin embargo, sus pasos se vieron interrumpidos cuando unos brazos familiares lo rodearon por la cintura y un cuerpo musculoso se pegó a su espalda en un abrazo apretado.

"No te preocupes, mi amor" la voz ronca de Fermín resonó cerca de su oído, provocándole un delicioso estremecimiento. "Para mí siempre serás el ganador".

Alejo se giró entre sus brazos y le dedicó una sonrisa rebosante de amor, para luego fundirse en un beso lento y profundo que pareció consumirlos por entero.

Ajenos a las miradas curiosas y las risitas cómplices de sus familiares, se entregaron por completo al éxtasis de ese momento robado. El tiempo pareció diluirse, desdibujando todo a su alrededor hasta que sólo existían ellos dos, abrazados en la quietud del aire cargado de aroma a mar.

Cuando al fin se separaron, con las respiraciones agitadas, Alejo vio la travesura danzando en las pupilas de Fermín.

"¿Una carrera hasta el agua?" propuso éste con aire desafiante. "A ver quién llega primero".

Amor En Las Gradas ( Male Oc• Fermín Lopez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora