CAPÍTULO 17:Tocar fondo, no es el final

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¿Y me pregunte... y si a nadie le hago falta? ¿Y si me voy realmente, al alguien le dolería? ¿Por qué tenía que dolerme tanto el hecho de que quizás no fuera tan fuerte como aparentaba serlo? ¿Y... si ya no quería serlo? Lo único que sabia era que no quería que me doliera tanto. Todo valdría la pena por unos minutos de paz, pues quizás era lo que realmente necesitaba durante este tiempo, donde me sentía mas muerta que viva, quería ir a aquel lugar donde mi alma descansara y mis días realmente valieran la pena. Con el pasar de los días comprendía que no podía aguantar más, ¿y si no terminaba tan mal? ¿que seguía después? ¿cómo iniciaba aquella nueva vida?

Esperé, aguanté, resistí cuando en realidad lo que necesitaba era gritar, llorar y hablar, lo hice solté lo que por tantos años no me dejaba respirar, me ahogaba a pesar de que no estuviera nadando, a pesar de saber que no era mi final. Cuando me senté en aquel parque en solitario y admire a la luna la cual se encontraba en su fase llena, entendí algo ella siempre está sola y a pesar de ello, ella no deja de mostrar su brillo, ella no deja que nadie la opaque, se muestra en sus diferentes etapas y con todo en ella no teme a ser juzgada por cada versión, por cada vez que cambie, por cada vez donde no se deje ver o incluso se pierda de su mayor admirador, ella y con todo y eso no teme. Quizás todos nos debemos un tiempo para comprender que somos nosotros mismos contra el mundo, y si en el camino encontramos gente que nos aprecie por nuestra esencia, entonces es hora de que por fin dejemos entrar en nuestra vida realmente personas que valgan la pena.

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