La frustración se veía reflejada en cada movimiento de Jungkook mientras se desplomaba detrás del mostrador de la floristería. La queja de los clientes resonaba con fuerza en su cabeza, un sonido que opacaba la calma habitual de su vida como el hijo del líder de la manada del sur. No era justo; él era un líder nato, no un florista novato luchando con ramos y arreglos florales.
Harto, Jungkook se pasó las manos por el rostro, intentando borrar la frustración de su expresión.
—¿Por qué me castigas de esta forma, tío? —murmuró para sí mismo, pensando en el castigo que lo había llevado a este momento.
La campana de la puerta de entrada sonó, un sonido que Jungkook empezó a asociar con más demandas y expectativas. Con un suspiro de frustración, se giró, preparándose para enfrentar a otro cliente. Pero en lugar de un rostro desconocido, sus ojos se encontraron con los del omega de la tienda de tatuajes. Jungkook dibujó una sonrisa mental al verlo.
—¿Perdido o curioso? —preguntó con una sonrisa divertida.
—Ninguna de las dos —respondió Jimin, un poco confundido por su pregunta—. Solo vine por algunas flores, pero no sabía que un alfa como tú podría estar en un ambiente tan delicado.
—Bueno, como verás, omega, este no es mi hábitat natural. Digamos que fue más como un castigo —respondió pícaro—. Como sea, elige las que más te gusten y si quieres arreglarlas tú mismo, hazlo.
Con su reputación de dulzura y encanto en la manada, también poseía una honestidad que no temía demostrar. Y con aquella respuesta que Jungkook le dio, fue el momento exacto para él.
—Se supone que si trabajas aquí, deberías ser tú quien arme los ramos, no los clientes —su tono fue serio.
Jungkook, con una sonrisa que no ocultaba su enfado, miró a Jimin.
—Ya te dije que no trabajo aquí por elección, es un maldito castigo —explicó.
Jimin cruzó sus brazos, un gesto de desafío en su postura.
—¿No se suponía que ustedes los alfas sabían hacer de todo? —dijo con un tono burlón—. Y ahora tú, un alfa, ¿no puedes hacer algo tan simple como armar un arreglo floral?
La provocación de Jimin era visible, era un desafío directo a la competencia de Jungkook, un reto a la noción de que un alfa debería ser capaz de manejar cualquier situación.
Con una mirada que destilaba enfado, Jungkook se acercó a Jimin.
—Repítelo —desafió.
Sin retroceder, Jimin repitió las palabras, esta vez con un gesto atrevido, señalando el pecho del alfa.
—Los alfas deberían ser capaces de hacer de todo, ¿verdad? —habló.
En un rápido movimiento, Jungkook sujetó la muñeca de Jimin, su agarre fuerte pero no amenazante.
—No me señales, omega —dijo con voz autoritaria.
Jimin se mostró sorprendido cuando Jungkook lo tomó de la muñeca, un gesto que desencadenó un reflejo instintivo en el omega. Con agilidad, Jimin lo sujetó de la oreja, en respuesta al agarre de Jeon. En un impulso de rabia, Jungkook sujetó con su mano libre las mejillas del omega.
Ambos se quedaron en esas posiciones, discutiendo y forcejeando. Cada vez que Jimin jalaba su oreja, Jungkook apretaba sus mejillas con fuerza.
—Suéltame, lobito —murmuró entre dientes.
—No me llames así —cuestionó, aunque se le dificultaba hablar.
La tensión en la tienda cambió drásticamente cuando Jimin exigió ser liberado. Jungkook se enfureció más ante la orden del omega. La situación se descontroló, con insultos y gruñidos llenando el espacio que antes estaba tranquilo.
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Floristeria De Tatuajes [KM]
Hombres LoboJungkook, un alfa y líder de la manada mas influyente, se ve obligado a cuidar la floristería de su tío omega, un lugar que desafía su imagen ruda. Frente a él, Jimin, un omega que dirige una tienda de tatuajes, sueña con la floristería. A pesar de...