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Sana llegaba a su casa. Estaba demasiado feliz por la tarde que había pasado con Jihyo, hace mucho tiempo no se sentía así. Sin embargo, en cuanto entró por la puerta, se dio cuenta de que el chisme había llegado más rápido a los oídos de su madre de lo que esperaba, La expresión en el rostro de su madre no era la que esperaba ver.

—¿Dónde has estado? —preguntó su madre con un tono frío.

—Mamá, acabo de llegar de estar con mi amiga Jihyo, estuvimos juntas en el Arcade —Sana intentó explicar, pero fue interrumpida bruscamente.

—¡No me mientas Sana!—gritó su madre, levantando la voz—. Tzuyu me mando las fotos que te tomo en un estúpido partido de voleibol, ¡¿En qué estabas pensando minatozaki?! Por dios!

Sana se quedó helada. No entendía por qué su madre tenía tanta aversión hacia el voleibol. Intentó calmarse y hablar en un tono más suave.

—Mamá, es solo un deporte. Me está gustando mucho y me hace feliz.

—Si, Se reflejó en tu "gran sonrisa ganadora" en el partido en las fotos que vi-su madre alzó su teléfono dejando ver las fotos que dejaban ver como Tzuyu se las había enviado.

Miró las fotos que Tzuyu había enviado. En ellas, Sana aparecía sonriente, saltando y celebrando con sus amigos.

Sana se quedo sin palabras, lo que al parecer a su madre la enfureció aún más.

—¡Esto es una vergüenza! ¡no quiero verte perdiendo el tiempo en esto! ¡Estabas mejor de escritura!-gritó, y antes de que Sana pudiera reaccionar, sintió la bofetada en su mejilla.

El dolor físico fue nada comparado con el dolor emocional. Sana retrocedió, sorprendida y herida por la reacción de su madre. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras intentaba contener el llanto.

—Mamá, yo solo... —empezó a decir, pero su madre no la dejó terminar.

—Ve a tu cuarto. No quiero verte. Y olvídate del voleibol. No más partidos, ¿entendiste? —dijo su madre con voz severa.

Sana asintió en silencio, sintiéndose pequeña y derrotada. Subió las escaleras lentamente y se encerró en su habitación. Se dejó caer en la cama, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. No entendía por qué su madre no podía aceptar algo que la hacía tan feliz. Después de mucho ella ya descubría su norte y lo que le apasionaba. Sentía que una parte de ella se rompía.

No entendía porque cuando su papá no estaba su madre la trataba horrible hasta el punto de llegar a los golpes pero cuando su padre llegaba del trabajo, su madre se ponía la máscara de "la mejor madre del mundo".

Mientras lloraba, su teléfono vibró con un nuevo mensaje. Era de Tzuyu.

—Espero que entiendas que lo hago por tu bien. Te veo el lunes, te quiero!.

Sana dejó el teléfono a un lado. No podía responder. No ahora. Pero en su corazón, sabía que no dejaría el voleibol. Tal vez no podía cambiar la opinión de su madre ahora, pero no dejaría que eso destruyera su pasión. Decidió que seguiría luchando por lo que amaba, aunque tuviera que hacerlo en silencio.


 Decidió que seguiría luchando por lo que amaba, aunque tuviera que hacerlo en silencio

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Mal nombre| Sahyo au-social media Where stories live. Discover now