Al día siguiente Alberto fingió que no había pasado nada. Yo lo busqué, pero como estaban los otros, hizo como que no me veía. Yo no tenía problema en ocultarlo, pero tal vez había sido algo de una noche. Pero ese finde, nos quedamos solos. Ni bien el resto de los chicos se fueron, se abalanzó sobre mí. Me sacó el bóxer y la remera y violentamente me manoseó y chupeteó. Me dijo que lo calentaba más que nadie, que ese fin de semana iba a ser su mujer. Yo gemí y le dije que sí, que iba a ser su perra, que podía hacerme lo que quisiera. Me cogió parado contra la pared, me puso en la mesa, en el sillón. Le supliqué que me acabara adentro, que me llenara de leche. Acabó cuando me puso con las piernas abiertas sobre la mesa. Yo también acabé. Él gimió y me dijo que era hermoso, que amaba mi culo. Yo le dije que amaba su pija. Nos abrazamos y comenzamos a jugar.
Él me dijo que tenía ropa de su ex, que me la pusiera. Yo acepté. Me puse su tanguita, un vestidito. Él se calentó tanto al verme que comenzó a tocarse y tuvo otra erección. Se la empecé a chupar y lo miré como putita. Se iba poniendo cada vez más dura. Él me decía "chupala putita", "¿te gusta la leche?" Yo le sonreía y le hacía caras, mientras me tocaba el culito enlechado. Yo se la chupaba entera, las bolas, todo. Él me hacía prometerle que mi culo iba a estar siempre disponible para él, que sería mi dueño. Yo le aseguraba que sí. "Mi culito es tuyo".
Cuando estuvo lo suficientemente caliente, me tiró en la cama y me corrió la tanga para empezar a darme. Me confesó que hacía mucho que se hacía la paja conmigo, que mi cuerpito era un sueño. Me dijo que me iba a hacer su nena. Me acabó después de un rato, siempre en la misma posición. Yo había acabado antes y me sentí muy puta. Tenía la cola abierta y suave, llena de leche.
Ese fin de semana cogimos todos los días. Se la chupe mientras jugábamos a la play, anduve todo el tiempo vestido de nena. Él me manoseaba y me besaba a cada rato. Me bañó, me vistió, me hizo tragar su leche. El lunes, tuvimos que fingir que nada pasaba, pero de vez en cuando me manoseaba y en cuanto nos quedábamos solos, me pegaba una buena cogida.
ESTÁS LEYENDO
my roommate
FantasyAlberto me terminó haciendo su novia en secreto. Era mi compañero de alquiler, pero una vez que se quedó soltero, terminó por elegirme como su perra sexual.