Se escuchaban los vitoreos y cantos de felicidad, llenos de alegría del pueblo, y no era para menos, habían logrado vencer al terrible Rey Demonio que amenazaba con destruir a toda la humanidad y así volver el mundo entero un reino donde solo viven...
Se escuchaban los vitoreos y cantos de felicidad, llenos de alegría del pueblo, y no era para menos, habían logrado vencer al terrible Rey Demonio que amenazaba con destruir a toda la humanidad y así volver el mundo entero un reino donde solo viven demonios y razas no humanas.... ¿Entonces por qué?.... ¿Por que estabas en esa tarima a punto de ser quemada viva?
Rogaste por ayuda a ese Dios de la Luz Caótica que te trajo a este lugar en contra de tu voluntad, pero escucho claramente como este se burlo de ti riendo a carcajadas dentro de tu cara, el te había prometido llevarte de regreso a tu mundo de origen si salvas al mundo del Rey Demonio.... Pero al final dijo que estaba mintiendo, solo jugaba con tus esperanzas.... Jamás planeó regresarte a tu hogar y que no importabas ante sus divinos ojos.
-... Son todos unos mentirosos....- Llorabas y te quejabas entre lágrimas, mirando a tus amigos y compañeros de armas de reojo, algunos tenían la descencia de mirar con pena, otros con indiferencia, pero había otros felices de ver como te quemaban viva.
Sentías como te echaban aceite en tu cabeza para empapar tu vestido y cuerpo con este, viste como acercaban una antorcha que marcaran el final de tu vida -¡No!.. ¡No NO NO! ¡¡NO QUIERO VIVIR QUIERO VIVIR!!... ¡¡AYUDA AYUDENMEEEE!!... ¡¡QUIEN SEA!!.... ¡¡SI HAY REALMENTE UN DIOS!!.... ¡¡AYÚDAME!!- Gritaste a todo pulmón desde la hoguera en el centro de la plaza de la capital donde estabas aburrida, pero nadie te escucho solo seguían vitoreando la reciente victoria.
-No soy un dios... Pero muchos me han llamado muchas veces en momentos así pequeña- Se escucho en la multitud y todo a tu alrededor se detuvo como una foto instantánea que se volvía de blanco y negro, la gente perdió su color, el fuego ya no brillaba en tonos carmesí y todo se parecía perder su identidad, a excepción de ti... Y él, ese hombre en medio de la multitud con capa negra y toques rojizos te miro con esos ojos de color carmesí e intensos como un rubí ensangrentado.
Un parpadeo tuyo vasto para que hombre tan elegante se posara enfrente tuyo, te miraba de reojo pero soltó una sonrisa - De todas sus santas... De todas sus diversiones pasadas.. tu eres la primera en abrir los ojos ante esta tortura eterna -Aquel hombre acerco su mano a tu mejilla y con cariño la acaricio entre sus uñas que parecían garras, era alto, moreno y con dos cuernos imponentes saliendo de entre sus pelo azulados oscuro.
-...¿Quién eres?- Solo alcanzaste a formular esas palabras ya saliendo del shock inicial del momento y este sonrió al fin quitándose la capucha, dejando la imagen de un hombre endiabladamente elegante e infernalmente hermoso a la vez, paso su mano por tus cabellos dando una suave caricia para alejarse y hacer una reverencia.
