4-Un nuevo poder

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La magia es la esencia del maná natural; sin ella, no eres nadie.

Estos pensamientos cruzaban mi cabeza mientras intentaba reunir maná en el lugar de entrenamiento. El día estaba soleado y el calor del verano comenzaba a sentirse.

"Si William no se hubiera ido, tendría más tiempo para practicar y un maestro."

Otro pensamiento cruzó mi mente. Si prometo volverme un gran mago, no puedo esperar un camino fácil. Debo pensar en William; él logró dominar el fuego solo.

"Puedo hacerlo, solo debo concentrarme y visualizar la energía del viento."

Me senté a la sombra del formidable roble, crucé las piernas y cerré los ojos. Traté de olvidar todo lo demás, concentrándome solo en el sonido del viento. Sentí cómo la energía fluía a mi alrededor, las hojas vibraban y el aire se sentía cada vez más frío.

"Eso es, me estoy acercando, solo un poco más..."

Un grito eufórico escapó de mis labios, pero rápidamente volví a relajarme. No era nadie, solo energía. Debía fundirme con el ambiente. El ruido del viento se hacía más fuerte y la brisa aumentaba.

"¡Alex, cuidado!", escuché una voz a lo lejos.

Abrí los ojos de golpe y, para mi asombro, un pequeño tornado giraba en mi mano.

"¡Lo he logrado, Ellie, lo he logrado! ¿Has visto eso?"

"No tienes ni idea, has estado a punto de lastimarte."

"¿Lastimarme? ¿Con ese pequeño torbellino? Por favor, Ellie, no seas melodramática."

Ellie me miraba estupefacta, como si quisiera decir algo pero no encontrara las palabras.

"Hermano, si no hubiera aparecido para reducir el tornado, se habría descontrolado."

La miré incrédulo. ¿Cómo podría alguien que nunca había lanzado un simple hechizo crear un viento tan poderoso?

"Hermano, lo digo en serio. Ese viento no era normal. La cantidad de maná que llevaban las corrientes... De crecer más, te habría engullido, estoy segura."

Me di cuenta de la seriedad de sus palabras al ver sus ojos temblorosos. Ellie, quien dominaba la magia del viento desde los diez años, nunca antes había visto una corriente igual...

No sabía cómo responder. Si no fuera por la cara que ponía Ellie, creería que era una broma, pero no era así.

"Una corriente de tal magnitud podría cortar metal como si fuera mantequilla. ¿Cómo has sido capaz?"

"Simplemente sentí la energía del viento."

Era cierto, no sabía cómo había formado un viento tan potente. De hecho, si no fuera por Ellie, no me habría dado cuenta de que estaba absorbiendo el maná natural y concentrándolo en un hechizo.

"¿Recuerdas cómo formaste el hechizo?"

"Estaba sentado y me olvidé de quién era. Solo me convertí en energía, y al ser energía, podía sentir el maná."

Ellie me miró intrigada, sus expresiones mostraban desconcierto.

"Ni William ni yo podíamos sentir el maná. Solo cogíamos energía ambiental y practicamos cómo modificarla", comentó Ellie.

"¿Quieres decir que vosotros utilizabais una energía ambiental débil y la modificabais, mientras que yo he conseguido recoger energía pura? ¿Es esto posible?"

"No es del todo correcto. Los magos utilizan maná puro al igual que tú, pero al convertirlo acaban perdiendo gran cantidad de él."

"¿Entonces, soy capaz de modificar el maná sin perder una parte en el proceso?", pregunté, cada vez más sorprendido.

"Es lo que me tiene intrigada. Nunca había visto a nadie lograrlo."

A medida que la conversación avanzaba, una parte de mí creía que era mentira, que algo así solo lo podía hacer un completo genio, pero otra parte me hacía creer en esa posibilidad. ¿Después de todo, era un genio?

"En cualquier caso, debemos ir a comer. Nuestros padres deben estar esperando."

Ouch, Ellie no tenía ni idea de mi origen. ¿Debería contarle la verdad? Después de todo, Bianca no era mi madre.

Decidí no tocar conflictos familiares y tratar de aliviar el ambiente.

"Claro, debes comer más para igualar mi nuevo nivel, hermana."

"No te creas la gran cosa, novato. Aún te queda mucho", respondió Ellie con una sonrisa, aligerando su preocupación.

Al llegar a la mesa, George me recibió con una amplia sonrisa, mientras que Bianca evitó el contacto visual.

"Familia, hoy no tenemos un banquete como el de la despedida de William, pero estamos en familia. Así que, ¿por qué no compartimos nuestro día?"

George estaba buscando unir a la familia, y no le culpo por ello, pero creo que no era el momento. Bianca estaba en un carrusel de emociones y Ellie también, aunque esto último no lo sabía.

"¿Alex, Ellie, por qué no me contáis qué habéis hecho hoy?"

Ellie me miró, sus ojos me pedían que no contara lo sucedido.

"Por mi parte, he intentado dominar la magia, sin éxito."

"Yo he salido a pasear y, al ver a Alex, no he podido evitar reírme. Gritaba 'bola de fuego' con la esperanza de que salieran algo más que chispas."

Admiro la naturalidad con la que Ellie podía mentir. Supongo que las mujeres dan miedo después de todo.

"Ya veo. Por mi parte, he ido a visitar a Eldarion Maethor, un elfo encantador que tiene una tienda de hierbas medicinales. Su hija es preciosa, ¿cómo se llamaba? Creo que Ashley."

Vaya, así que la joven de pelo blanco es hija de un elfo. Eso explica su piel clara y el pelo blanco.

George le hizo una señal a Bianca para que explicara sus eventos diarios, pero ella no quiso participar y trató de mirar hacia otro lado.

Al acabar, me despedí de mi padre y Ellie, decidí escabullirme a mi habitación. Era oscura, ya que la única iluminación era la breve luz de la luna que se filtraba por la ventana. Decidí acercarme a contemplar el bello astro.

Después de todo, la luna puede hacerte empatizar, pues siempre está a la sombra del sol y necesita de su marcha para brillar con belleza. Lo mismo me sucede con William; de no haberse marchado, habría seguido siendo un falso mago.

"Debo practicar ahora que puedo brillar."

Decidí sentarme en la cama y recordar la forma de reunir maná. Cerré los ojos y noté cómo poco a poco el sonido del viento se acrecentaba. Abrí los ojos y, para mi asombro, me encontré con un torbellino de viento en mi mano. Brillaba con una inusual calidez. Su tamaño era menor que el de la última vez, pero parecía menos inestable.

"La última vez tardé más de media hora, mientras que ahora solo unos cinco minutos."

Sí, es cierto, seguía siendo lento, pero era un gran avance.

Decidí deshacerlo, no sin antes apreciar su belleza. El maná se dispersó por la habitación, envolviéndola con una firme variedad de cromatismos.

"Mañana practicaré magia, estoy seguro", me dije con determinación.

El Despertar de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora