Capítulo 4

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CAMILLA
Tardo mucho en dormirme, no dejo de dar vueltas en la cama preocupada por mi libreta de sueños. Coral ya se ha dormido, así que, sin hacer ruido cojo el cuaderno de Blair y me lo llevo al salón. Cierro la puerta de la habitación para no despertar a Coral con la luz de fuera y me siento en el sofá. En seguida se acerca Tommy, mi gatito naranja, y se acurruca a mi lado. Lo acaricio mientras abro el cuaderno por la primera página. Veo una pequeña historieta de Marceline y la Princesa Chicle, de Hora de Aventuras. Me sale una sonrisa al imaginarme a Blair sonrojada al enterarse de que he visto su dibujo.
A continuación veo un dibujo muy lindo a color, es ella junto con sus tres amigos, los que vinieron a Cake Café esta tarde. Es realmente bonito, debe tenerles mucho cariño. El siguiente dibujo es más abstracto, está hecho a blanco y negro, y tiene dos pequeños agujeros en una esquina, como si el papel se hubiera dañado. En él aparece un chico cayendo por un abismo, y una mano intenta devolverlo a la superficie. Lo acompaña la frase "Hold on, I still need you". Conozco esa canción, es de un actor de Glee, ¿no? Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, ¿qué le habrá pasado a ese chico que dibujó Blair?
Esto está fatal, me siento culpable por meterme donde no me llaman, pero estoy segura de que ella ha hecho lo mismo con mi libreta; el ser humano es chismoso por naturaleza, y yo no me quedo atrás.
Tiene otras páginas en las que practica anatomía de distintas partes del cuerpo, poses, y hay dibujos de otros personajes que no conozco. Debería parar, volveré a la cama, y cuando vea a Blair le devolveré su sketchbook y se arreglará este problema, espero.
Apago la luz del salón, cojo a Tommy y me lo llevo a la cama para que duerma con nosotras. Coral sigue dormida, menos mal que no se ha despertado por mi culpa. Además, ¿cómo le explico que me llevé una libreta de una chica rubia sin darme cuenta y ahora no dejo de pensar en ella? ¿Y que estoy cotilleando sus dibujos como si estuviera bien meter las narices en ellos? Las dos fingiremos no haber visto nada cuando nos encontremos, o espero que sea así, pero no puedo evitar estar preocupada por que descubra mi secreto y a la vez sentirme culpable por cotilla.
Me despierto abrazada a Coral, y Tommy ya no está, ha debido de salir en algún momento de la noche. Quien ha venido a visitarnos es Charlie, el cachorro, que nos despierta chupándonos la cara para que le demos comida. Nos reímos y salimos de la cama. Voy a la cocina y le pongo a Charlie un pequeño bol con leche y su pienso especial. También preparo el pienso del resto de mis gatos y les cambio la fuente de agua.
Después de desayunar con Coral y despedirme de ella, que trabaja esta mañana, me preparo para abrir el café. Es lunes por la mañana, y suelen venir bastantes clientes antes de entrar al trabajo, o en sus descansos, así que hoy estaremos Blake y yo trabajando. Cojo una pequeña mochila que suelo llevarme al trabajo y meto en ella la libreta de Blair, suponiendo que vendrá a por ella en algún momento del día. Llevo a los gatos hacia la cafetería y sobre las 9, como siempre, abro el local.
En seguida veo llegar a Blake en su moto, y, en lo que aparca dejo mis cosas, saco a Luna y Charlie de los transportines y me pongo el delantal.
—¡Buenos días! —me saluda Blake al entrar.
—Buenos días, Blake.
Blake se acerca y me da un abrazo. Él también se pone su delantal y comienza a limpiar el mostrador antes de que vengan los primeros clientes.
—Tienes mala cara, Camilla ¿estás bien?
—No he dormido muy bien hoy. Pero no es nada, tranquilo. ¿Qué tal ayer con Noah? ¿Pudiste hablar con él? —cambio rápidamente de tema.
—Ya veo, espero que esta noche puedas descansar más. Con Noah, bastante bien— termina de limpiar la encimera y pone en marcha la cafetera, haciéndose un café con leche—. Estuvimos paseando un rato y luego nos quedamos en el parque charlando. ¿Te preparo un café, por cierto?
—No, gracias, Blake, he desayunado hace nada con Coral. Entonces... ¿Llegastéis a sacar el tema?
—Más o menos. Le pregunté por encima y noté que intentó evadir la pregunta, en seguida me cambió de tema.
—Démosle tiempo si no quiere hablarnos de ello, a lo mejor estamos viendo cosas donde no las hay.
—Ojalá fuera así. Me dijo que a lo mejor se pasaba hoy a vernos.
Empiezan a venir los primeros clientes a la cafetería. Hoy hemos quedado en que yo sirvo en las mesas y Blake está en la caja, vigilando que los gatos estén bien y haciendo algunas gestiones del local. Sirvo los pedidos de los primeros clientes sin problema, pero no salen de mi cabeza Blair y la libreta, no dejo de pensar en ello y estoy prestando la atención justa al trabajo, lo que se empieza a notar a mitad de la mañana. Me he equivocado con los pedidos de tres clientes, me he tropezado y he dicho "Buenas tardes" en lugar de "Buenos días" a una pareja que ha venido aquí por primera vez. Estoy siendo un completo desastre y me tengo que centrar. Blake se percata de que tengo la cabeza en las nubes y me susurra cuando paso por la barra.
—Camilla, ¿estás bien? Estás muy distraída esta mañana. ¿Quieres que nos cambiemos el puesto?
—Lo sé, estoy con la cabeza en otras cosas, lo siento mucho. Tranquilo, queda poco para cerrar, no pasa nada.
Blake frunce el ceño y me mira como si le estuviera ocultando algo, cosa que es verdad.
—Está bien. En la comida hablamos, Camilla. Si quieres, claro.
Asiento con la cabeza y sigo atendiendo a los clientes, sirviendo cafés, tés, zumos, donuts, magdalenas, tostadas... Intento centrarme y no cometer errores, y me desenvuelvo relativamente bien por lo que queda de mañana. Se hacen las 2 de la tarde y cerramos la cafetería para irnos a comer, tenemos tiempo hasta que volvemos a abrir a las 15:30.
—¿Dónde quieres comer hoy? —le pregunto a Blake.
—Mmm... ¿Te apetece ramen?
—¡Sí! Me parece bien.
Vamos a un restaurante japonés que hay a unos minutos caminando desde el Cake Café, y de camino no hablamos mucho, creo que los dos esperamos a que el otro empiece a hablar. Con Blake no me siento incómoda cuando estamos en silencio, es como un hermano para mí, y puedo hablar de (casi) todo con él y mostrarme tal como soy sin miedo a perderlo. Aunque discutamos a veces, sabemos que pronto arreglaremos las cosas y será como si nada hubiera pasado. Con Coral y Noah es diferente, no en el sentido de que sean menos amigos míos o los quiera menos, sino que esa afinidad y conexión que tengo con Blake es única, nunca la he tenido con nadie más.
Llegamos al restaurante y nos sentamos en la mesa en la que solemos sentarnos cuando vamos, ya es costumbre, hemos ido tantas veces que la consideramos "nuestra mesa". Es una mesa para cuatro situada en un rincón un poco apartado, es el lugar perfecto, al menos en nuestra opinión, y Coral y Noah concuerdan.
Después de pedir, Blake se aclara la garganta y al fin me pregunta, entrecerrando los ojos y con secretismo:
—¿Me vas a decir ya qué es lo que te tiene tan rara esta mañana?
Suspiro y noto una punzada en el pecho de pronto, me pone nerviosa verbalizar ante alguien lo que me está pasando, y tengo que ser cuidadosa para no revelar información de más.
—¿Te acuerdas de los chicos a los que estaba buscando el otro día cuando llegabas?
—Ajá.
—Pues resulta que una de ellas, una chica rubita con gafas, se llevó una libreta mía y yo me quedé con la suya por error.
Saco la libreta para enseñársela y Blake abre mucho los ojos con curiosidad, estirando el brazo para quitármela de las manos.
—A verla.
—¡No seas cotilla! —retiro rápidamente el brazo y la guardo en mi mochila de nuevo. Blake pone cara triste.
—Jolín :(. ¿Y cómo pasó eso? Lo de confundir las libretas, me refiero.
—Nos chocamos cuando ella fue a pagar y se nos cayeron las cosas al suelo, así que la ayudé a recoger la ingente cantidad de cosas que llevaba en su totebag y como teníamos la misma libreta, nos llevamos la de la otra por error.
—Aww qué romántico.
—¡Blake! —Noto que me sonrojo y me pongo más nerviosa aún.
—Te has puesto roja.
—Mentira— aparto la mirada de sus ojos.
—Como un tomate.
—¡No!
—Y, ¿tan importante es la libreta? Imagino que vendrá a devolvértela cuando se dé cuenta. ¿O es ella la que te trae tan nerviosa?
—Emmm ambas, se podría decir.
—Ya sabía yo cosas. ¿Sabes cómo se llama la chica?
—Blair, lo ponía en su sketchbook.
—Espera un momento... Has dicho que era rubia con gafas, ¿llevaba flequillo?
—¡SÍ! ¿Es que la conoces? No me digas —me llevo una mano a la boca por la sorpresa de su respuesta.
—¡Vino ayer a buscarte! Me la encontré de camino a su casa, se mareó y estaba en el suelo cuando la encontré. Dijo que iba buscando a alguien y que cuando menos se lo esperaba se desmayó. La llevé a su casa en la moto.
—¿Se desmayó así sin más? Qué raro.
—Sí, dice que empezó a marearse y de repente se volvió todo oscuro y cayó al suelo. Debió perder el conocimiento por unos segundos.
Una oleada de preocupación me invade, lo que le pasó a Blair debe ser por tener mi libreta, es por mi culpa. Tengo que verla antes de que las cosas empeoren. Sé el poder que tienen algunas de las cosas que hay anotadas, pero no sabía que tan solo tenerla tuviera ese potencial peligro.
—Ahora estás pálida. Seguramente fuera que había comido poco, ya debe estar recuperada.
—Tienes razón.
—Volviendo al tema, ¿sientes algo por ella? ¿Es por eso que estás así?
—Estoy confusa, no paro de pensar en ella, de soñar con ella, y no es solo por la libreta. Hubo una chispa entre ella y yo, es difícil de explicar, pero fue algo que me hechizó.
—Suena a que te has enamorado, pero dicho en términos místicos.
—Pero, Blake, estoy con Coral, me siento fatal por estar pensando en Blair y no en ella.
Nos traen la comida, unas gyozas y platos hondos humeantes de ramen.
—En primer lugar, Camilla, no puedes sentirte culpable por cosas que no puedes controlar. Si has sentido algo por Blair, si has soñado con ella, incluso si has dejado de estar enamorada de Coral en algún punto, no es algo que haya estado bajo tu control. Tú no has hecho nada con ella, no has engañado a Coral de ninguna forma y es pronto para que te hayas aclarado aún.
—Ahí llevas razón, pero tengo que hablarlo con ella.
—Antes de tomar decisiones precipitadas, tienes que aclarar tu mente, descubrir cuáles son tus verdaderos sentimientos, y, sobre todo, qué es lo que quieres. Una vez sepas eso, ya puedes hablar con ella.
—Pfff me da miedo, no quiero hacerle daño.
—Camilla, es Coral, siempre habéis hablado las cosas y llegado a acuerdos cuando ha hecho falta. Pase lo que pase a partir de ahora, vais a estar bien. No te precipites hasta que no sepas bien qué quieres decirle y cómo quieres hacerlo.
—Es que lo pienso y tal vez no merece la pena, tal vez solo tengo que olvidar a Blair una vez me devuelva la libreta y ya. Y no haría falta decirle nada de esto a Coral.
—Puede que sea tan fácil como ha sonado, que solo sea un flechazo de dos días, o puede que pase todo lo contrario y no haya marcha atrás. Aún es pronto para saberlo. Pero, la clave es, ¿qué sientes por Coral? Se puede estar enamorado de dos personas a la vez.
—"Two things can be true", diría Fletcher —digo lo primero que se pasa por mi mente.
—¡Efectivamente! Jajaja.
—Ya, es que... Dudo que sea mi caso.
Ahora es Blake quien se lleva una mano a la boca. Miro para abajo y enrollo unos cuantos fideos con mis palillos chinos.
—Vale, vale, vale... Espera, entonces, el quid del asunto todo este tiempo no ha sido Blair, ¿no? Es Coral.
Blake llega a la raíz del asunto, algo que he estado evitando algún tiempo por dejar las cosas tal como están. Blair no ha hecho más que sacarlo a la luz, él tiene razón, este cacao mental no es por ella. Blake es casi un experto en relaciones, es abiertamente poliamoroso y ha tenido mucha experiencia en ese ámbito, sabe expresar muy bien lo que quiere, es abierto y respetuoso con los demás. Cuando Noah o yo tenemos algún asunto amoroso siempre le consultamos a él.
—Puede que sea eso.
—Okey ¿Qué crees que pasa entonces? ¿Ya no sientes lo mismo por ella?
—No lo sé, estoy hecha un lío. Muchas veces, cuando estoy con ella me siento como una farsante, ¿sabes?
—¿Como si estuvieras fingiendo, dices?
—Sí, exactamente. Yo sé que el amor tiene sus más y sus menos, sé que el enamoramiento no dura para siempre, que las relaciones pasan por diferentes fases. Sé todo eso, pero a veces me planteo si es esto lo que quiero en este momento de mi vida, si es Coral la persona de la que estoy enamorada o ya no siento lo mismo. Y yo sé que la quiero, que no quiero perderla como amiga.
—Una cosa no quita la otra. Efectivamente, las relaciones pasan por diferentes fases, pero si llevas tiempo estancada en esa sensación, quizás sea momento de tomar rumbos distintos en ese sentido. Y, si ella quiere, claro que podríais seguir siendo amigas. ¿No hablásteis de esto hace un tiempo, cuando abristéis la relación?
—Sí, lo hablamos, pero creo que nos ganó el miedo a perdernos la una a la otra, no en sentido romántico, sino a perder nuestra intimidad, la cercanía que habíamos alcanzado. Nuestro problema nunca ha sido que quisiéramos experimentar con otras personas, y de eso nos dimos cuenta cuando vimos que las cosas no cambiaron entre nosotras. Tal vez se ha apagado la llama y ha llegado el momento de soltar.
—¿Crees que ella puede sentirse de la misma forma?
—No lo sé, y eso es lo que me aterra, herirla o que desaparezca de mi vida.
—Lo entiendo. Coral y tú os queréis mucho, cuando empezastéis estabáis locas la una por la otra, tenías la mirada reluciente, no parabas de sonreir. Con el tiempo os habéis conocido más a fondo, habéis pasado muchísimo tiempo juntas y claro que os queréis, el amor no se esfuma sin más, pero puede cambiar de forma. Una amistad no es menos que una relación romántica, y, si ella se siente igual, no veo por qué tendríais que desaparecer de vuestras vidas.
—Lo has dicho tal cual es. Si tan solo pudiera leerle la mente... Lo tendría más fácil.
—O no. No puedes leerle la mente, pero puedes preguntarle directamente, podéis hablar las cosas.
Por mi mente pasan todos los escenarios posibles en cuestión de segundos: Coral enfadándose y pasando a odiarme por el resto de su vida, Coral y yo llorando, ella diciéndome que le pasa lo mismo... Noto como si me fuera a reventar la cabeza, y no tengo apetito para seguir comiendo. Blake casi ha terminado de comer y veo que me queda más de la mitad del plato.
—Creo que voy a llevarme lo que me queda para la cena.
—Mira, Camilla, no puedes evitar permanentemente el conflicto. A veces toca tener conversaciones difíciles, y esta que acabamos de tener es una de ellas. No tienes prisa para hacerlo, pero es importante que lo hables con ella cuando estés preparada y sepas qué decir— Blake pone su mano sobre la mía y la agarra—. Todo va a ir bien.
Corro a abrazarlo y se me saltan un par de lágrimas que seco con los dedos antes de que él se dé cuenta.
—Muchas gracias por escucharme.
—No me las dés. Siempre voy a estar para escucharte.
Se acerca la hora de apertura del Cake Café y voy con Blake de camino, ahora con la mente más despejada. Por la tarde hay menos gente, así que basta con que nos quedemos uno de los dos, y hoy me toca a mí. Hablamos un poco más antes de que Blake se vaya y sobre las 15:45 me quedo yo sola en la cafetería.
No hay apenas clientes a estas horas, así que estoy tranquila escuchando la música que ponen en la radio.
Me da un microinfarto cuando alguien entra de pronto: es ella.
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⏰ Última actualización: Jul 08 ⏰

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