Capítulo 3

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BLAIR
Me acabo de despedir de Luca, Índigo y Olivia. Me quedan unos veinte minutos de camino a mi casa, así que saco mis auriculares, abro Spotify y me pongo una de mis playlist. Empieza a sonar "I love you" de Billie Eilish, y se me ponen los pelos de punta, como cada vez que la escucho. Pero hoy, con el cielo oscureciendo, el viento suave y frío y el silencio a mi alrededor, se siente diferente. Es una de esas veces en que el mundo parece distinto, como el último día de clases antes de empezar las vacaciones de verano, o la vuelta a casa tras dar tu primer beso. Me gusta la sensación y a la vez es como si el mundo fuera a acabar en cualquier momento.
Estoy por llegar a mi casa mientras suena una canción de Clairo, "Bags", y por algún motivo vuelve a mi cabeza Camilla. Es muy linda y noto la sangre ir hacia mis mejillas cuando recuerdo que me he chocado con ella. Realmente es un poco tonto sentir vergüenza, pero no puedo evitarlo al pensar en el momento en que nos hemos mirado a los ojos.
Saco las llaves de casa y abro la puerta, sacudiendo la cabeza para sacar los pensamientos de mi cabeza.
—¡Ya estoy en casa!
—Hola, Blair, ¿cómo te lo has pasado? —me pregunta mi madre.
—Muy bien, hemos ido a un café de gatos que han puesto por el centro.
—¿Un café de gatos? —. Mi padre entra al salón extrañado.
—¡Sí! Es una cafetería nueva que han puesto por aquí cerca en la que hay gatos haciendo compañía. Un día podemos ir los tres, si queréis.
—Estaría genial, Blair.
Sonrío a mis padres y subo a mi habitación para ponerme a estudiar un rato. No es tarde, así que tengo tiempo hasta la hora de cenar. Voy bastante al día con las asignaturas, así que solo me dedico a repasar unas cuantas flashcards mientras sigo escuchando música. Después de una hora ya estoy un poco quemada, y, como falta poco para la hora de cenar, decido ponerme a dibujar un rato. Saco mi sketchbook y el resto de cosas de mi bolsa de tela y las coloco en su sitio.
Abro mi libreta y me sorprende encontrarme cosas que no he dibujado yo. ¿Será una broma de mis amigos?
No entiendo nada, he abierto el sketchbook por una página en la que hay dibujado un lugar abandonado a lápiz. Tardo un rato, pero finalmente lo reconozco: es el antiguo auditorio de la ciudad, el auditorio Halley. Solía ir a menudo de pequeña con mis padres y mi hermano. Vimos decenas de obras allí, desde espectáculos de magia hasta una copia barata de La Sirenita. Tengo muchos recuerdos de ese lugar y me invade una nostalgia inmensa al ver el dibujo.
Hace cinco años el Halley se incendió, y nadie sabe cuál fue la causa del incendio. Hay varias teorías, como que fue provocado a propósito como protesta contra el gobierno, que el auditorio no cumplía con la normativa en sus instalaciones, o, para los más fantasiosos, que el lugar en el que se construyó está maldito y tenía que pasar. Afortunadamente no hubo ninguna víctima, el Halley comenzó a arder de madrugada y para el momento en el que los vecinos se dieron cuenta de la cantidad de humo que emanaba de él, fue muy tarde como para salvar el edificio. En su momento, la catástrofe estuvo en boca de todos, y en las noticias especulaban sin parar y trataban de buscar culpables. Pero, nada, no se encontró ninguna prueba, y, como nadie resultó herido el asunto no tardó en olvidarse. Es una pena, pero el Halley nunca se trató de reparar. El año en que se incendió, el auditorio había perdido un altísimo porcentaje de ventas respecto a años anteriores. Se abrió un auditorio más grande, moderno y céntrico, y el Halley no tardó en quedarse anticuado. Sin embargo, muchas personas nunca dejamos de tenerle cariño al lugar, aún me gustaba ir con mis amigos a ver obras los fines de semana. Las entradas estaban muy baratas, y solía haber poquita gente, así que era un plan muy nuestro. También tengo un montón de recuerdos con Chris, compartiendo palomitas de caramelo y peleándonos por quién sujetaba el bote mientras disfrutábamos de la función a la que nos hubieran llevado nuestros padres ese día. Sin darme ni cuenta, empiezan a caer lágrimas de mis ojos, no hago fuerza, solo caen y las dejo salir. Ahora el auditorio ha quedado en ruinas, a las afueras de la ciudad, donde siempre ha estado. Hace poco fui con Luca, Índigo y Olivia a visitarlo, y tuve sentimientos encontrados al volver allí después de tanto tiempo.
Sacudo la cabeza, seco las lágrimas de mi cara con las manos y me dispongo a seguir hojeando la libreta, aún sin entender qué está pasando. En otra de las páginas hay una gran mandala dibujada de color marrón. Junto a ella se lee "Solo veía esto por todas partes, cada vez tenía menos espacio y las mandalas se arremolinaban a mi alrededor. Posible significado: universo, sabiduría, fuerzas que regulan el universo."
Abro otra página al azar y me quedo helada, entendiendo todo al momento: esta libreta no es mía, es de Camilla. En esta página están dibujados sus gatitos y una chica de pelo azul sentada en el suelo con ellos, acariciando a las gatitas blancas.
Tengo que devolvérselo rápido, pero la curiosidad me puede, y antes echo un vistazo a una hoja más. Sé que está mal, sé que no es asunto mío, pero no aguanto la curiosidad. Otra vez el Halley, pero no desde la misma perspectiva, esta vez se ve la parte de atrás del escenario, la zona cuyo acceso estaba restringido a los espectadores, el "detrás de cámaras". Camilla también debe haberlo visitado después del incendio.
Me levanto de la silla, cojo otra bolsa de tela y meto la libreta dentro, junto con mis llaves. No me hace falta nada más, salgo escopetada hacia el Cake Café con esperanzas de que Camilla siga allí.
—¿A dónde vas, Blair? En nada estará lista la cena —me dice mi padre, pillándome por sorpresa justo antes de abrir la puerta.
—Tengo que hacer una cosa importante, pero volveré pronto. No me esperéis para cenar, lo siento.
Mi padre frunce el ceño extrañado, pero no me dice nada, y salgo corriendo en busca de Camilla. De camino noto cómo mi corazón se acelera, seguramente porque no estoy demasiado entrenada que digamos, y me estoy quedando sin aliento. Debo darle la libreta a Camilla, y necesito mi sketchbook de vuelta. Me entra mucha vergüenza al imaginarla viendo mis dibujos. Qué desastre, ayuda.
Cuando llego el café está cerrado, y no parece haber nadie dentro. He llegado demasiado tarde...
Vuelvo de camino a mi casa un poco desanimada, de repente noto cómo mis energías decaen y me paro por un momento a respirar. Sigo caminando despacio, noto que alguien me está siguiendo.
Estoy empezando a marearme...
Veo todo oscuro y puntos morados, cada vez más...
Me caigo al suelo.
Lo siguiente que recuerdo es la voz de un chico tratando de despertarme.
—¿Estás bien? ¿Puedes escucharme?
Abro los ojos, aún mareada y me encuentro con un chico de tez pálida y pelo negro, que me ayuda a incorporarme y me pregunta varias cosas.
—Hola, soy Blake, he visto cómo te desmayabas hace un momento. ¿Te encuentras bien?
—Sí, no te preocupes, no sé qué me ha pasado. He empezado a marearme de repente y no he podido reaccionar.
—Tranquila, ya está todo bien. ¿Cómo te llamas?
—Soy Blair, estaba buscando a una persona, pero no he podido encontrarla.
—Ya veo, qué pena. ¿Era muy importante?
—No tanto, puedo volver otro día. Ahora creo que volveré a mi casa —. Sonrío a Blake —. Gracias por preocuparte.
—No es nada. ¿Vives muy lejos? Puedo acompañarte a un taxi para que no tengas que caminar de vuelta. O puedo acercarte en mi moto, que no me cuesta nada. Aunque entiendo que no quieras montarte en la moto de un extraño, no me ofendería que rechazaras mi propuesta.
—Vivo a diez minutos de aquí, no hace falta, pero mil gracias.
—Está bien, espero que te recuperes, tal vez solo te haga falta comer un poco.
—Sí, puede ser —me río.
Pero al retomar mi camino me tambaleo, es como si estuviera borracha, y eso que no bebo alcohol. Blake lo nota y vuelve a ofrecerse.
—¿Podrías acercarme en moto? No me he traído dinero para pagar el taxi —le pido un poco apenada.
—Por supuesto que sí.
Me subo detrás de él en su moto de color negro y le doy las indicaciones para llegar a mi casa. En unos dos minutos estamos allí.
—Muchísimas gracias, de verdad. Te debo un favor, Blake.
—No es nada, tranquila. Pásate algún día por Cake Café, seguro que te gusta. Y si no estoy yo, conoces a Camilla, que es un amor.
—¡¿Trabajas en Cake Café?! Justo he ido esta tarde con unos amigos, está increíble.
—Nos volveremos a ver entonces.
—¡Claro! Muchas gracias, una vez más.
Nos despedimos con la mano y subo a mi casa. En el ascensor caigo en que soy estúpida: podía haberle dado la libreta a Blake para que se la dé a Camilla. Aunque, por otra parte, no voy a negar que quiero dársela yo misma, es una buena excusa para volver a hablar con ella. Noto que el estómago se me revuelve al pensarlo, he hecho suficiente el ridículo delante de Camilla, y tal vez esté cavando mi propia tumba, directa a otro sinfín de momentos humildes por culpa del amor.

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Terminé la uniiii, y voy a tener tiempo para escribir al fin. ¿Qué os está pareciendo "Entre sueños y realidad"?
Espero vuestros comentarios ;))
¡Qué emoción todo lo que está por venir!

Entre Sueños y RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora