05. Noche de Luna Nueva

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Collares Rotos

5
Noche de Luna Nueva

25 de mayo de 1510

Al igual que hubo sucedido con Moon, Liah no perdió un segundo en enviar por el Alfa de Claws una vez se le fue informado que la comisión de la manada había comenzado a levantar un campamento, igual que los demás, a un kilómetro al Sur con respecto al de Kanclaws. Los tiempos estaban justos, así que no podían perder un solo segundo para poner el plan en marcha.

Farkas había llegado, tal como había informado Selene, un día después que Moon partiera, asentándose al Este respecto al campamento donde se hallaba la Alpha Verum. A diferencia de lo que hizo con Moon, dejó que se instalaran antes de tener unas palabras con su Alfa; después de todo, al igual que Kanclaws, tenían que esperar por la comisión de Claws para actuar.

Por otra parte, envió indicaciones con el recadero para que Billeord Mallet, Alfa de Claws, ordenara a sus hombres establecer un campamento ligero, pues no estarían allí por mucho tiempo. La parte de ella que se preocupaba más por el bienestar de los suyos que por la misión que tenían quisiera haberlos dejado asentarse con mayor calma, descansar luego de un largo viaje desde Dumnonia, pero la parte de ella que era la comandante de un ejército sabía que no había tiempo para eso. De todos modos, tendrían mucho tiempo para descansar una vez regresaran al refugio.

Les daría tiempo de organizarse un poco. Envió a la misma recadera que había hecho el viaje con Claws e informado de su avance durante el mismo a notificar al Alfa sus deseos de tenerlo a él y a su Delta a cargo de los Escuchas en el Concilio de guerra al atardecer, así que tenían un par de horas para dejar todo dispuesto antes de tener que concentrarse en el plan. De la misma manera, se le sería informado sobre la reunión al resto de personas que les incumbía.

Como se le había hecho costumbre antes de ejecutar cada paso osado que había tomado durante los últimos diez años, había estado afinando detalles con Noam. Él no era un estratega militar, pero no era para eso que lo necesitaba; su experiencia como Mediador lo hacía darse cuenta de aspectos sobre los soldados que ella a veces pasaba por alto, y, cuando el plan implicaba tan pocas personas, conocerlos bien era crucial.

Así pues, bajo los concejos del Mediador en Jefe de Kanclaws, había terminado por reasignar los objetivos de la misión en vista de los factores emocionales. El resto del plan había quedado intacto, estaba escrupulosamente trazado, así que el hombre de ojos glaucos no encontró nada más que señalar.

Minutos después que el Mediador se retirara de su tienda, mientras escribía los últimos pormenores en las listas de pautas que le entregaría a los guerreros de la misión, una voz familiar le llamó desde el exterior de la tienda. Alzando la vista del pergamino para recibirla con educación, le alentó a pasar.

La imagen de una persona mitad ave era algo que se había acostumbrado a mirar a lo largo de los años, aun así, no dejaba de sentir una reminiscencia de la fascinación que le causó ver a un Halvod por primera vez. La mujer que entraba a la tienda no era Selene, sino la recadera al servicio de la Rebelión, una Halcón que le sacaba una pulgada incluso cuando ella usaba botas y el talón de la mujer lo impedía, de cabello café que combinaba con las plumas pardas del dorso de sus alas, mientras que las interiores alternaban blanco con motas marrones.

Ojos pequeños igualmente negros en su totalidad portaban siempre una chispa de entusiasmo que parecía ser de familia, cuando empleaba el glamour para lucir totalmente humana, su apariencia de una joven mujer de veintiocho de alguna manera le hacía honores a lo parlanchina que era, razón por la cual no podía desempeñar como espía al igual que Selene, pero ejecutaba diligentemente su trabajo de mantener a las manadas comunicadas.

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