1O▕ ❝ser algo que puedas extrañar❞

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─Mi noble majestad...

Después de horas en posición inmutable, Seungmin alza su semblante de entre los pliegues de sus brazos cruzados sobre la balaustrada de mármol que adorna su balcón. Sus ojos abandonan la hermosa vista distante de las plantas en el jardín, acariciadas por la reciente lluvia matutina, para posarse en la expresión preocupada de Sasha. Esta le ofrece una taza humeante y le brinda una pequeña sonrisa temblorosa.

Seungmin intenta responder con una sonrisa una vez acepta el gesto, consciente de que se trata de su té favorito, pero dicha sonrisa no alcanza sus ojos. Ninguna luz ilumina su rostro enrojecido por el frío exterior, y parece que no obtiene ni un ápice de calor al llevarse la taza a los labios.

─Agradezco este presente. ─Son las únicas palabras que pronuncia. Sasha frunce los labios y se limita a hacer una reverencia, resignándose a la derrota.

La joven ha intentado durante las últimas dos semanas disipar esa expresión triste y desolada del semblante de su monarca, pero sin éxito. Seungmin apenas prueba bocado, apenas emite palabra, y se complace sólo en permanecer en su balcón con la mirada perdida en los jardines de la primera planta.

Incluso ha abandonado la práctica de la pintura. Lo que solía ser su única pasión.

Todos se encuentran profundamente angustiados, desde los donceles y doncellas hasta los mismos guardias. A pesar de las órdenes del rey de invalidarle, Seungmin es alguien fácil de amar y su presencia se nota en cualquier lugar donde se encuentre. No solía sumirse en la tristeza, y acostumbraba a moverse constantemente por su habitación con el único propósito de matar el tiempo. Por tanto, resulta extraordinario verlo tan apagado.

A pesar de los regalos, las exquisiteces culinarias y las flores que le han sido entregados, el omega persiste sumido en su melancolía, renuente a abandonar aquel rincón.

Seungmin anhela la presencia de su alfa, su aroma y su calidez. Luego del último momento juntos, continuaba sintiéndose fragmentado; algo importante le faltaba.

No obstante, la última noticia del rey data de los días posteriores al celo de su pareja. Chris partió en viaje por los reinos vecinos hace más de dos semanas, y aunque se le han enviado cartas detallando el preocupante estado de su reina, no ha habido respuesta.

Excepto por parte de Seungmin, quien ha sentido cada emoción y sentimiento de su pareja. A pesar de que Chris, cumpliendo su palabra de no desear la cercanía de su consorte, ha mantenido abierto el vínculo que comparten desde que abandonó el palacio.

Seungmin ha percibido su molestia y estrés durante las negociaciones con los demás reyes, su alivio y alegría tras extenuantes horas de viaje a caballo, y su deleite y excitación al encontrarse, seguramente, con más omegas y amantes sorprendentes en su camino.

Queda claro: Chris no lo ha extrañado ni un sólo instante. Quizá no lo necesitaba como solía decir. O ha dejado de hacerlo, lo que era aterrador.

Toda esta situación ha bastado para robarle las ganas de esbozar siquiera una sonrisa. No desea moverse, hablar, alimentarse o descansar; tan sólo ansía contemplar el firmamento y sumergirse en la belleza invernal de la naturaleza, aferrándose a su sueño de explorar el mundo y alcanzar la libertad.

Sabe que su alfa actúa de esta manera para que lo extrañe y la dependencia hacia él crezca aún más a su regreso. Es un claro mensaje: "Puedo ser feliz sin ti, pero tú no puedes ser feliz sin mí".

Y así, quizás era, lo que otorgaba veracidad y crudeza a toda la desdichada coyuntura.

Seungmin, exhausto de toda resistencia, se rindió. Ya no le importaba el sufrimiento; consideraba, con fidelidad, que era la única emoción que aún podía permitirse.

Bajo la vigilante mirada de su doncella, bebió un par de sorbos más antes de apartar la taza sobre la barandilla. Luego, recostó nuevamente su cabeza entre los brazos cruzados, soltando un prolongado suspiro que alivió la tensión de su espalda.

Los párpados se cerraron, y se permitió deleitarse con la gélida brisa que desordenaba los mechones sueltos cayendo sobre su frente, acompañada del suave vaivén en su espalda causado por su larga y hermosa trenza.

─Mi querida majestad.. ─Sasha dio un paso más cerca, vacilando antes de fruncir el ceño e insistir con palabras repetidas toda la semana. ─No es mi intención incomodarle, pero no ha tomado alimento y ayer rechazó la comida. ¿Me permite mandar traer algo para usted...? ─Su discurso se vio interrumpido por unos golpes en el recibidor, seguidos de pasos apresurados que llegaron hasta el balcón.

La omega intercambió miradas perplejas con uno de los donceles de Seungmin, un beta rubio agitado y con expresión de puro horror. A sus espaldas, el resto del personal de la reina mostraba angustia, algunos cubriéndose la boca con espanto y otros simplemente boquiabiertos. Desde la puerta, Sasha encontró la mirada de Baeyun, y los ojos rojos del alfa le provocaron un escalofrío.

Algo estaba ocurriendo. Algo horrible.

Volvió la mirada hacia Seungmin, quien permanecía en la misma posición, con los ojos cerrados y ajeno a todo. Decidió acercarse al doncel y susurrarle:

─¿Qué está sucediendo? ¿Por qué todos parecen horrorizados? ─Sintió náuseas y un feroz nudo en el estómago por alguna razón.

El doncel titubeó, pero después de unos segundos de balbuceos, habló con mayor claridad. Al escucharlo, el rostro de Sasha reflejó una mezcla de furia y miedo.

Seungmin percibió la amargura en las feromonas de la menor y frunció ligeramente el ceño. Alzó la cabeza y giró el torso, ensanchando los ojos ante el espectáculo en su séquito y la tensión en el ambiente.

─Cachorra... ─Le llamó, notando las manos temblorosas de Sasha. ─¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien?

Seungmin se acercó y tomó las manos frías entre las suyas, recorriendo con la mirada el rostro abrumado de su doncella. La vio vacilar, como si quisiera liberar lo que guardaba, y al mismo tiempo, se resistiera a abrir la boca.

─Hey... está bien, dime qué sucede. ─Le sonrió, agotado. En ese instante, los ojos de la menor se llenaron de lágrimas.

Sin embargo, antes de que algo más ocurriera, la voz grave y solemne de Bae anunció su presencia desde el umbral del balcón. Seungmin le miró, confundido, expresión que cambió a auténtico dolor al escucharle decir:

─Yeonghee, la segunda concubina predilecta... está embarazada. Todo el reino celebra al segundo heredero, majestad. El rey ha anunciado su regreso por ello.

Bastaron unos pocos segundos para que los gritos y sonidos ahogados de pánico llenaran las estancias de la reina.

Seungmin se desmayó.

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Todavía recuerdo las palabras que susurraste para que nadie más escuchara. Me dijiste que me amabas, ¿entonces por qué te fuiste?

Recuerdo ahora el aroma de la lluvia, fresca en la tierra. Aquel día de sagrada unión, corrí hacia el altar, los latidos de tu corazón sintiéndose a través de tu ropa. Todavía puedo sentir tus brazos. Pero ahora me sentaré en el piso, llevando tu aroma.

Todo lo que sé, es que no sé cómo ser algo que extrañes.

Nunca pensé que tendríamos un último beso.

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"YoungBlood" ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora