Empecé a trabajar en una cafetería por no tener un gran poder, así que decidí tener una vida tranquila y solo dedicarme a lo que me gustaba, hasta que la conocí.
Ella llegó y mi vida cambió para siempre, no se si debería sentirme feliz o asustado, p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aclaración, el nombre de Tn Ta, se cambió a Yin Tao, para fines más prácticos, es todo.
~Hola~
Las semanas y días siguen pasando con normalidad para Yin, la rutina a pesar de ser la misma, los ánimos subían en su trabajo, sus compañeros hacían de todo para mantenerlo a él y a los clientes con una sonrisa, él estaba en la barra atendiendo a los clientes y como siempre, solo hacía su trabajo.
—Yin, voy a necesitar que vayas al almacén, los sacos de café están allá y necesitamos los granos, se están acabando— quien lo diría era su jefe en la cafetería.
—si, está bien señor, ya regreso— Yin salió corriendo a seguir su trabajo.
Pero, si Yin había estado únicamente trabajando, ¿que fue de la chica de la que se enamoró?.
En algún lado de la ciudad en un bar, estaba una chica en la barra, mirando con indiferencia la misma.
—¿Pasa algo Toga?— comentó una sombra obscura, mientras limpiaba tarros.
—hmmm no es nada kurogiri, solo recordaba el pasado— dijo con una pequeña sonrisa nostálgica.
—¿y?, ¿qué es eso del pasado que tanto te atormenta?— comentó con curiosidad.
—Hmm... tal vez no lo entiendas pero se trata de amor— comentó con una sonrisa ahora grande con un sonrojo.
—¿quieres contarme?— preguntó kurogiri.
—Bueno, ya que tanto insistes— toga con una sonrisa enorme se acomodo en su asiento lista para empezar su relato.
Narra Toga
Quizás ya lo sepas pero, todos los niños solíamos soñar con ser un héroe, ese también fue mi caso, aunque todo cambió cuando me dijeron cuál era mi don. Como cualquier otra persona, pensábamos en que aún así podríamos cumplir el sueño de ser un héroe, en mi caso, mi don al tener que recurrir a lastimar a otros para beber su sangre, mis propios padre me vieron con miedo, desde ese día solo vi en sus caras reflejar miedo, asco, rechazo y decepción.
Pero... todo cambió un día en el que me estaban molestando, un niño llegó a mi rescate, se llamaba Yin, el era todo lo que era bueno en la sociedad... era todo para mi, con él conocí el sabor del café, era uno dulce, sin tanta amargura, como si fuese una metáfora de mi vida, mi vida era amarga y cuando llegó él se endulzó, sonreía y siempre esperaba con ansias el día siguiente para verlo, tomar una taza de café con leche y ver las caricaturas de la tele, esa era nuestra cita.
