006

202 24 6
                                    

>>>>>>>>

El sol se ponía lentamente sobre la base de defensa, bañando las habitaciones con una luz dorada y cálida. Kafka, finalmente recuperado de sus heridas, se encontraba sentado en el borde de su cama, mirando por la ventana. La base estaba otra vez inusualmente silenciosa; la mayoría de los escuadrones habían salido en una misión, dejando atrás solo a unos pocos, incluidos él e Ichikawa.

Ichikawa entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

–Todos se han ido– dijo, su voz resonando en el espacio vacío. –Es raro ver la base nuevamente tan... pacífica.–

Kafka asintió, su mirada aún fija en el horizonte.

–Sí, es un cambio agradable. Pero me siento inútil quedándome atrás.–

–No digas eso– Ichikawa se acercó, sentándose junto a Kafka. –Te estás recuperando. Eso es lo más importante.–

Hubo un breve silencio antes de que Kafka se volviera hacia Ichikawa, sus ojos encontrándose.

–Gracias, Ichikawa. Por todo.–

Ichikawa sonrió, su rostro se suavizó.

–Siempre estaré aquí para ti, Kafka. No importa qué.–

El aire entre ellos se cargó con una tensión suave, sus corazones latiendo al unísono. Kafka se inclinó hacia adelante, cerrando la distancia entre ellos, y capturó los labios de Ichikawa en un beso tierno y lleno de promesas no dichas.

–Yo también estaré aquí para ti,– murmuró Kafka entre besos. –Siempre–

.......

Los labios de Kafka y Ichikawa se encontraron una vez más, cada beso era un secreto compartido, una promesa silenciosa. La habitación estaba llena de sus suspiros y el suave roce de sus cuerpos acercándose más y más.

–Esto está mal– murmuró Ichikawa, aunque sin hacer ningún movimiento para alejarse. –No deberíamos...–

Kafka puso un dedo sobre los labios de Ichikawa, silenciándolo.

–No pienses en eso ahora. Solo... quédate conmigo.–

Ichikawa asintió, y sus ojos se cerraron al sentir otro beso, esta vez más lento, explorando, como si Kafka estuviera memorizando cada detalle de él.

–Kafka– susurró Ichikawa, su voz temblorosa. –¿Qué es esto entre nosotros?–

Kafka sonrió contra los labios de Ichikawa.

–No lo sé, pero no quiero que termine.–

Se besaron una y otra vez, cada uno más desesperado que el anterior, como si pudieran encontrar las respuestas en los labios del otro. Pero las palabras de amor permanecían sin decir, colgando en el aire como una melodía inacabada.

Después de una larga escena de besos, detrás de aquellas ventanas de la cocina, donde Kafka e Ichikawa se encontraban en un silencio cómplice. Kafka estaba de pie frente a la estufa, calentando algo de leche, mientras Ichikawa se apoyaba en el mostrador, observándolo con una sonrisa suave.

–¿Qué estás haciendo?– preguntó Ichikawa, su voz apenas un susurro en la quietud de la noche.

–Chocolate caliente– respondió Kafka sin voltearse. –No podía dormir.–

Ichikawa se acercó, sus pasos silenciosos en el suelo de baldosas.

–Déjame ayudarte.–

Juntos, movieron la leche en la olla, sus manos rozándose ocasionalmente. Kafka vertió el chocolate en polvo, y Ichikawa agregó una pizca de canela. El aroma dulce y reconfortante llenó la cocina.

–Siempre me ha gustado el chocolate caliente– confesó Ichikawa, –me recuerda a... bueno, a momentos más simples.–

Kafka asintió, comprendiendo.

–A mí también. A veces, es bueno olvidar los kaijus y las batallas, aunque sea solo por un momento.–

Es ahora chocolate comenzó a burbujear, y Kafka apagó el fuego. Sirvió dos tazas, pasando una a Ichikawa. Sus dedos se tocaron, y ambos se miraron, un entendimiento mutuo en sus ojos.

–Gracias– dijo Ichikawa, su voz cálida como el líquido en su taza.

–No hay de qué– respondió Kafka, y sus labios se curvaron en una sonrisa tímida.

Se sentaron uno al lado del otro, compartiendo el chocolate caliente y el silencio, dejando que la noche los envolviera en su manto de estrellas y secretos.

Al final la cocina se había convertido en un refugio de paz para Kafka e Ichikawa. Pero esa paz se vio interrumpida cuando la puerta se abrió de golpe y Iharu  entró, buscando algo de comer.

–¡Oh! A la verga. No esperaba encontrar a nadie aquí– dijo el recién llegado, sorprendido al ver a Kafka e Ichikawa tan cerca el uno del otro.

Kafka se tensó, su mirada se desvió hacia Ichikawa, buscando una señal de cómo actuar. Ichikawa, por su parte, parecía sorprendentemente tranquilo, pero una sombra cruzó por sus ojos cuando el otro miembro del escuadrón se acercó.

–¿Qué están haciendo?– preguntó iharu, una sonrisa juguetona en su rostro.

–Solo... tomando chocolate caliente,– respondió Ichikawa, su voz un poco más alta de lo normal.

El miembro del escuadrón se rió y se sirvió una taza, sin notar la tensión en el aire.

–Bueno, no los interrumpiré por mucho tiempo.–

Mientras el miembro del escuadrón se alejaba, Kafka miró a Ichikawa, su expresión era una mezcla de preocupación y algo más, algo que parecía sospechosamente como celos.

–Ichikawa, ¿te molesta que él esté aquí?– preguntó Kafka, su voz baja.

–No, no es eso,– dijo Ichikawa, evitando la mirada de Kafka. –Es solo que... no quiero compartir este momento con nadie más.–

Kafka asintió, entendiendo.

–Yo tampoco– dijo, y sus manos se encontraron bajo la mesa, un gesto pequeño pero lleno de significado.

---

Disculpen las faltas ortográficas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Disculpen las faltas ortográficas.

Bueno banda, me está costando hacer capitulos ☠️

En fin, no voy a dejarlos sin la esquizofrenia

Byeeee

(Cuando termine de esto voy a hacer una historia de mashle; Ship, rayner x mash, me vale el hate, gustos son gustos)

kafka-sensei [Kafka X Ichikawa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora