▿I Hᴀᴛᴇ Eᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ Aʙᴏᴜᴛ Yᴏᴜ▿

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La música resuena en sus oídos y no le molesta, las voces de los presentes llegan a él amortiguadas, envueltas en el eco vibrante de la fiesta. Estados Unidos está sentado en la barra de bebidas, compartiendo un momento consigo mismo y las múltiples bebidas alcohólicas que tiene enfrente; bebe cualquier cosa a su disposición, no le importa la calidad del licor, mientras este le proporcione el entumecimiento que busca es bienvenido.

Con cada trago, su mente se aleja del tumulto de pensamientos que le molestan. Empieza a sentirse bien, relajado con el sabor embriagador del alcohol inundando su cuerpo. Tal vez, solo tal vez, podría disfrutar de la noche, permitirse el lujo de dejarse llevar por el momento, bailar un poco, encontrar a alguien para no pasar la noche solo o simplemente existir sin el estrés golpeando sus hombros.

Quizás... solo quizás hoy podría ser una buena noche.

No obstante, un calor inusual comenzó a ascender por su pecho, extendiéndose pausadamente por todo su cuerpo como un incendio forestal. Sus sentidos se adormecieron, y su respiración se volvió más lenta y pesada. Cerró los ojos con fuerza, tratando de calmarse, de no dejarse llevar por aquella marea interna de pensamientos inútiles que amenazan con alterarlo. El aire a su alrededor se siente denso, demasiado caliente, demasiado usado.

" Carajo" piensa el norteamericano, rogando que esto que siente no sean los primeros síntomas de su celo.

Su mano se cerró en un puño, y sus uñas se clavaron en la carne de su palma. Concentró toda su atención en el dolor, usando esa punzada aguda como un anclaje para mantener el control en su cuerpo y mente. Soltó un gruñido, y de un solo trago terminó su amarga bebida, el líquido ardiente bajó por su garganta y se asentó en su estómago.

La idea de buscar a alguien para pasar la noche se volvió cada vez más tentadora. Pasar el celo solo siempre ha sido, como mínimo, una experiencia dolorosa. Nunca termina de acostumbrarse del todo a esa soledad forzada. Por ello, cuando la oportunidad se presenta y él está de buen ánimo, no duda en buscar compañía, alguien que pudiera compartir su tiempo con él, aunque únicamente fuera por unas horas. No le importa quién fuera, mientras estuviera dispuesto a estar con él es más que suficiente.

Dirigió su atención a la multitud detrás suyo, buscando entre las personas alguien interesante que le ayude a distraerse o, más bien, a escapar. Sin embargo, fue un aroma a jazmín, sutil y embriagador, lo que lo tomó por sorpresa.

Su cuerpo se estremeció ante la inesperada intromisión, y un escalofrío recorrió su columna vertebral, como si una corriente eléctrica hubiera surcado todo su ser. Aquellas feromonas invadieron sus sentidos con intensidad y ferocidad, igual que una ola ardiente que se estrella contra sus pulmones y los quema, robándole el aliento; la presión en sus pulmones es tan grande que sus órganos suplican por la liberación. El alcohol en su sistema pareció evaporarse por completo, provocando una avalancha de pensamientos en su cabeza.

Una opresión dominó todo su pecho, la sensación de peso y malestar es incómoda, pero no duele. Frunció el ceño, apartando la mirada hacia la barra de bebidas.

—Maldita sea—murmuró para sí mismo, aborreciendo su suerte.

Primero aparecen las señales del inicio de su celo y ahora él está aquí.

Cerró los ojos, tratando desesperadamente de calmar el torbellino de emociones que están ahogando su mente. Haciendo ejercicios de respiración, intenta pensar en cualquier otra cosa, distraer sus pensamientos, tratar de hacer que su cuerpo no reaccione. U.S.A piensa en los supresores que ha tomado esa mañana, y se maldice por no haberlos traído consigo.

México le había prometido que Rusia no estaría ahí, por eso se relajó, por eso se permitió bajar la guardia.

Fue un idiota.

 ╰▸ ֢֢ ׂ𓋲⭒𝙇𝙖 𝘿𝙞𝙨𝙩𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙉𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨𝆹𝅥「𝐑𝐮𝐬𝐀𝐦𝐞」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora