╰▸ ֢֢ ׂ𓋲⭒𝙇𝙖 𝘿𝙞𝙨𝙩𝙖𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙉𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨𝆹𝅥「𝐑𝐮𝐬𝐀𝐦𝐞」

▿Bᴏᴛᴛᴏᴍ Oғ Tʜᴇ Dᴇᴇᴘ Bʟᴜᴇ Sᴇᴀ▿

Estados Unidos, sin pensarlo demasiado, da varios pasos hacia atrás, toma su celular por reflejo y sale del departamento, cerrando la puerta tras de sí. Comienza a caminar con rapidez, casi corriendo, a pesar de no saber a dónde se dirige. El aire le falta, como si estuviera en medio de un maratón, y el viento frío de la noche no le ofrece ningún alivio. Avanza, sin rumbo claro, perdido en un laberinto de emociones del que no tiene idea de cómo escapar.

Gotas de lluvia comienzan a caer del cielo, empapando el pavimento bajo sus pies. El cielo se oscurece, las nubes devoran la poca luz que queda en el horizonte. Hoy será una noche sin estrellas. El americano sigue caminando, con la cabeza baja, mientras el viento frío roza su cuerpo, lejos de reconfortarlo, le hace sentir aún más perdido. Las gotas de lluvia caen sobre su nuca, deslizándose por su cuello, pero esa sensación es una caricia insignificante comparado con el torbellino de emociones que arde en su piel.

Su respiración, entrecortada y pesada, lucha por estabilizarse mientras su mente es un enredo de pensamientos extraños y caóticos. La figura de Rusia, tan presente y tan distante a la vez, se agolpa en su mente, intensificando cada latido de su corazón hasta hacerlo doler.

De alguna manera, sus pasos lo guiaron hasta un parque, uno que a esa hora empieza a vaciarse al tiempo que la lluvia aumenta su intensidad. Estados Unidos no puede ver nada más allá de la neblina espesa de pensamientos e ideas que le atacan. Casi de forma automática, se acercó a un árbol solitario y apoyó su frente contra él, su corteza rugosa y húmeda le proporcionó un poco de estabilidad. El frío de la noche traspasa su ropa, sin embargo, esté no logra apagar el fuego que quema en su pecho. Es un fuego extraño, una combinación de rabia, dolor y confusión que le consume lentamente. Sus ojos, pesados por las lágrimas que se niega a derramar, se cerraron en un intento vano de bloquear el dolor que surge desde dentro de su pecho.

Odia esa sensación, la aborrece con cada fibra de su ser, odia cómo todo se desmorona cuando Rusia está cerca. Es como si un huracán arrasara con su razón, dejándolo expuesto y vulnerable. La presencia del eslavo siempre desata en él una tormenta de emociones que apenas puede controlar para no explotar. Cada encuentro con él es sumergirse en un mar oscuro y helado, donde pierde el aliento, donde las palabras se le escapan.

¿Por qué tiene que ser tan difícil?

¿Por qué Rusia no lo entiende?

¿Por qué no puede simplemente dejarlo en paz?

¿Por qué le tuvo que pasar esto a él?

Rusia es joven, y por eso es estúpido, se deja llevar por sus instintos, por las emociones del momento. Es joven y ese es el problema.

Él también fue joven y estúpido una vez.

Él también fue joven...

Un escalofrío recorre su espalda, trayendo consigo un sabor amargo que envenena cada célula de su ser. La sensación de asfixia regresa, como si un peso invisible estuviera hundiéndose en lo más profundo de su alma. Recuerdos que había intentado enterrar vuelven a asaltarlo, trayendo consigo un dolor tan real que le corta la respiración. Sus manos comienzan a temblar, mientras la ansiedad domina cada músculo en su cuerpo. Cada inhalación es una batalla contra el dolor que surge implacable desde dentro. Se frota las muñecas, intentando aliviar un dolor fantasma, un dolor que le quema y no deja de atormentarlo.

En un intento desesperado por recuperar el control, trató de distraerse, fijando su atención en el entorno que le rodea. Entonces, un pensamiento cruzó su mente, sacándolo de su ensimismamiento. Ha dejado a Rusia en su departamento, solo, haciendo quién sabe qué. La ira, que había sido sustituida por la desesperanza, vuelve a surgir con fuerza, encendiendo cada nervio en su ser y empujándolo a actuar. ¿Cómo se atreve ese maldito ruso a invadir su espacio? La furia lo impulsó a correr de regreso a casa, mientras su respiración, agitada y dolorosa, resuena en sus oídos.