|| 𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 2 ||

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Cada salto de edificio en edificio, de azotea en azotea, era una carrera contra el tiempo. Sentía el peso de la responsabilidad en mis brazos mientras sostenía a la niña con firmeza. El viento soplaba frío a través de las calles de Nueva York, pero mi determinación ardía con fuerza, alimentada por la necesidad de mantenerla a salvo.

Finalmente, divisé la alcantarilla con la tapa abierta. Con un salto calculado, descendí hacia la oscuridad subterránea, llevando conmigo a la niña. El eco de mis pasos resonaba en el túnel mientras corría hacia casa, cada vez más ansioso por llegar.

Los pensamientos se agolpaban en mi mente. ¿Cómo explicaría esto a mis hermanos? Sabía que Raphael no tomaría bien la noticia de que había traído a un desconocido a la alcantarilla. Pero había algo en la mirada asustada de la niña que me impulsaba a seguir adelante, a protegerla a toda costa.

El sudor frío recorría mi frente mientras corría, el miedo y la incertidumbre luchando por dominar mis pensamientos. Pero me repetía a mí mismo una y otra vez que tenía que hacer lo correcto, que tenía que proteger a esta niña indefensa.

Finalmente, llegamos a casa. Mis manos temblaban ligeramente mientras caminaba por las escaleras de la abandonada estación de aquel subterráneo, preparándome para enfrentar lo que sea que viniera después. Con un suspiro profundo, Salté los torniquetes mientras intentaba esconder a la pequeña en mis brazos.

"Bien, Leo, tú puedes con esto", murmuré para darme ánimo, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros.

Al entrar, vi que mis hermanos se encontraban en la sala de estar, cada uno ocupado en lo suyo. Mikey estaba absorto viendo "Corgnard el Bárbaro", riendo a carcajadas con cada escena. Donnie estaba concentrado en su laptop, probablemente trabajando en uno de sus muchos proyectos. Raphael, por su parte, leía sus cómics con una expresión seria, mientras Chunky, la pequeña tortuga bebé, descansaba en su hombro derecho. No era raro verlo con Chunky. se había vuelto muy cercano a aquella tortuga bebé. 

Tan pronto crucé la entrada pude escuchar la voz de Raphael, quien no despegó la vista de su cómic mientras hablaba. "Te tardaste. Por un momento pensé que nosotros tendríamos que ir a buscarte," Rió levemente, un sonido familiar que, a pesar de su tono burlón, reflejaba su preocupación habitual, la cual no mostraría tan evidentemente.

Antes de poder decir algo, Miguel Ángel volteó su mirada hacia nosotros, rápidamente distinguiendo a la pequeña niña que tenía en brazos y corriendo torpemente hasta mí. "¡LEO, desde cuándo eres padre?!" Sus palabras de asombro resonaron en la habitación, llenas de incredulidad y sorpresa, provocando que Donatello y Raphael alzaran la vista hacia nosotros.

Donatello, con su habitual expresión de seriedad, dejó a un lado su laptop, una mezcla de preocupación y curiosidad reflejada en sus ojos. Raphael, en cambio, se veía visiblemente irritado, su ceño fruncido y la mandíbula apretada, signos claros de su descontento ante la situación.

"¡No es mi hija, Mikey. Es..." traté de explicar, pero las palabras se me quedaron atragantadas cuando una voz ronca y grave me interrumpió. "¿¡Estás loco, Leonardo?! ¿Por qué trajiste a una niña a la alcantarilla?!" Como había supuesto, Raphael fue el primero en expresar su opinión, su tono autoritario y su mirada severa dejando claro su descontento.

El ambiente en la sala de estar se tensó. Podía sentir el peso de las miradas de mis hermanos sobre mí, esperando una explicación que aún no sabía cómo dar. La niña en mis brazos se aferraba a mí con más fuerza, su pequeña figura temblando ligeramente. Sabía que tenía que mantener la calma y encontrar las palabras adecuadas para explicarles la situación y la necesidad de proteger a la pequeña.

"Raphael, tranquilízate, todo esto tiene una explicación", hablé con un tono que intentaba transmitir calma, aunque en mi interior sentía una mezcla de nerviosismo y autoridad. Después de todo, como líder del equipo, era importante que los demás entendieran que mis decisiones siempre tenían un propósito.

Todos me miraban expectantes mientras bajaba con cuidado a la pequeña niña de mis brazos. Comencé a hablar, buscando las palabras adecuadas para explicar la situación. "Estaba de camino aquí cuando un sonido detrás de un basurero me alertó. Al ver a esta niña escondida y con miedo, traté de hablarle, pero..." Hice una pausa y dirigí mi mirada hacia la pequeña, que ahora se escondía tímidamente tras mi pierna, abrazándome con fuerza.

"Pero ¿qué?" habló nuevamente Raphael, cuestionándome con un tono bastante arrogante y molesto, poniendo en duda mis decisiones. Sentí la presión de su mirada sobre mí, pero me mantuve firme, decidido a explicar la situación.

Simplemente miré a la niña nuevamente, sintiendo un nudo de nervios en el estómago, y me agaché a su altura, tratando de que leyera mis labios. "¿Puedes comunicarte con ellos?" Pronto ella asintió tímidamente y comenzó a hacer señas con las manos, tratando de expresarse de la mejor manera posible.

Mikey, siempre en su propio mundo, parecía confundido hasta que habló. "¿Estás haciendo el Chidori, amiguita?" Su comentario, aunque ingenuo, revelaba su desconocimiento de la situación. La reacción de Raphael no se hizo esperar, dándole un golpe algo fuerte en la nuca. "No, idiota. Es muda... imbécil." La brusquedad de Raphael me hizo sentir incómodo, pero sabía que su reacción era impulsiva y no dirigida hacia la niña.

Donatello, el más reflexivo de todos, miraba a la niña con atención, intentando entender sus gestos y señas. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, parecía no lograr descifrar su mensaje. Su expresión de frustración era evidente, y suspiró con pesar. "Lo siento, Leo. Esto... no entiendo el lenguaje de señas."

La pequeña niña, aún temerosa, hizo otras señas con sus manos, captando la atención de todos. Su expresión era de vulnerabilidad, pero también de determinación por hacerse entender. Su comunicación gestual era clara, pero la barrera del lenguaje dificultaba nuestra comprensión.

La incertidumbre se apoderaba de la habitación. Si Donnie no sabía cómo comunicarse con ella, ¿cómo íbamos a saber algo de ella o de sus padres? Los rostros de mis hermanos reflejaban confusión y preocupación, buscando respuestas en la pequeña niña que ahora se convertía en el centro de atención.

Sin embargo, la sorpresa de todos fue absoluta cuando vimos a Raphael hincarse a la altura de la pequeña y comenzar a responderle de la misma forma. Sus movimientos eran precisos, como si llevara años practicando el lenguaje de señas. Nos quedamos perplejos, observando cómo Raph y la infante se comunicaban con fluidez.

Donatello, Mikey y yo nos mirábamos entre nosotros, atónitos por lo que estábamos presenciando. ¿Desde cuándo Raph sabía lengua de señas? La situación era desconcertante, pero al mismo tiempo, nos llenaba de esperanza al ver que, de alguna manera, estábamos logrando entender a la pequeña y ayudarla en su necesidad.

"¿Desde cuándo...? ¿Por qué...?" pregunté, sintiendo la necesidad imperiosa de entender lo que estaba sucediendo. Antes de que pudiera terminar mi pregunta, Raphael, de repente, me interrumpió con una respuesta que no esperaba. "Diversión, supongo... aunque solo tenga 3 dedos, me adapto", dijo con indiferencia, como si fuera la cosa más natural del mundo. Su respuesta solo dejó más interrogantes en el aire. ¿De qué estaban hablando? ¿Solo aprendió por diversión?

La escena ante nosotros era surrealista: Raphael, generalmente reservado y de pocas palabras, estaba involucrado en una conversación animada con la niña, utilizando el lenguaje de señas. Sus gestos eran fluidos y expresivos, y la niña respondía con entusiasmo, sus ojos brillando con curiosidad y alegría. Era evidente que estaban compartiendo algo más que simples palabras; estaban conectando en un nivel mucho más profundo.

Mikey, Donatello y yo nos miramos desconcertados, tratando de comprender lo que estábamos presenciando. La situación era desconcertante, pero al mismo tiempo, era conmovedor ver a Raphael mostrando un lado de sí mismo que rara vez veíamos. Parecía haber encontrado una forma de comunicarse con la niña que trascendía las barreras del idioma.


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ᶠⁱⁿ ᵈᵉˡ ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ²

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⏰ Última actualización: Jun 13 ⏰

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𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐘𝐨𝐫𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora