Capítulo 5: El inicio del caos.

48 27 23
                                    

Me había pasado todo el fin de semana sin dormir por estar investigando.

Se estarán preguntando ¿qué necesidad, Hazel? Pues me intriga, a ver, ellos no querían hablar sobre el por qué del trato, evadian el tema ¿eso no es sospechoso? Además de que para qué querían poseer mi humilde cuerpecito, según yo solo necesitaban mi alma, ¿Para qué lo quieren?, peor aún ¿Cómo lo harán? ¿Y si la lo habrán hecho y ni cuenta me había dado? Ese es mi punto, necesitaba investigar para averiguar algunas cosas.

Caminaba arrastrando los pies por los pasillos del instituto, chocaba con algunas personas pero me valió tres hectáreas. Ignoré a todas los seres posibles y me dirigí directamente a mi casillero para arrojar mis cosas ahí e irme de una maldita vez al salón. Cuando terminé de guardar mis cosas cerré mi casillero de un portazo, pero no contaba con que al cerrarla me encontraría cara a cara con Hunter apoyado en el casillero de a lado con una sonrisa.

—Buenos días, eh Hazel —sentí como mi alma abandonaba lentamente mi cuerpo cuando seguidamente Hunter levantó una hoja suelta con su nombre encerrado en un círculo. El mismo que había hecho la noche del viernes. —Muy curiosito esto que encontré, ¿no?

Jesucristo y diez mil ave marías. Se me habrá caído en el pasillo mientras chocaba con todos sin darme cuenta. Mierda. Sin embargo, mantuve mi semblante relajado y expresión serena. Hora de sacar mi actriz interior.

Tú puedes perra.

—No todo es sobre ti eh ―sentencié firme y segura—, no eres el único chico llamado Hunter en este mundo, ni en mi vida, ¿verdad? tampoco tendría un por qué de escribir algo sobre ti ¿o sí? Si te sube un poco la autoestima puedes pensar que es sí es sobre ti, bayy. —Le di mi mejor sonrisa mientras contemplaba que la suya esfumarse. Lo dejé en el papel en su mano, di vuelta con mis talones y me alejé del lugar.

Cuando lo perdí de vista al dar vuelta en el pasillo salí corriendo con la respiración a mil, ¿Qué hubiera sido de mí si no hubiera inventado ese monólogo en ese mismo segundo? Hubiera quedado como la acosadora que soy.

Me encerré en el baño cerrando la puerta de un portazo y me recargue en esta. Solté de golpe todo el aire que contenía y traté de tranquilizarme mientras cerraba mis ojos. Al abrirlos de vuelta me encontré a Drake de cuclillas en frente mío observándome fijamente. Solté un grito ahogado por el susto y le tiré  directo en el rostro una goma de borrar que había alcanzado a sacar de mi casillero cuando recogí mis libros. Él soltó un leve quejido, no por el dolor sino más por la sorpresa.

—Los jóvenes de hoy en día... —bufó con resentimiento.

—¿Qué carajos haces aquí Drake? —protesté.

—Si es por lo de estar en el baño de chicas, tranquila ya me encargué de eso, nadie entrará—aseguró—, aquí las preguntas las hago yo, ¿Qué te traes kima?

—¿Ahora a qué te refieres eh? —me puse a la defensiva.

—Tu búsquedas en Wikipedia Hazel —fue al grano—, ¿crees que no me di cuenta?

—Ash ―solté un bufido—, de ustedes nada se escapa. ¿Y qué con eso?

—No intentes nada raro, en esas páginas de dudosa procedencia dicen cosas raras y bizarras sobre los demonios, no hagas ninguna estupidez Hazel.

—No planeaba hacerlo —farfullé en un puchero, sintiéndome como una niña regañada.

—Confiaré en eso porque no tengo se otra. —suspiró y cambió de tema;―, ¿te gusta Hunter verdad?

—¿¡QUÉ?! ―me sobresalté alarmada—CLARO QUE NO, ¿¡CÓMO CREES!?

—Nada más decía —se encogió de hombros despreocupado—, igual no quería escuchar más problemas amorosos, ya tuve suficiente de me usen como psicólogo personal.

Una Historia EncantadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora