- Contról - [ "Pausada" ].

Capítulo 8: Sueños

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Incluso siendo un "robot", tenía que dormir. Era totalmente extraño para él, ya que, al ser una máquina, el descanso físico tendría que ser innecesario para algo como él, pero no iba a cuestionar al "Sonic" que le hablaba constantemente y le ayudó a encontrar su camino y misión en la vida: causar destrucción y caos.

Su cuerpo todavía ardía y dolía. No sabía si el hueso casi derretido que Blaze le dejó iba a poder regenerarse con el tiempo gracias a la energía que fluía en su interior.

Apesar de tener la capacidad de poder regenerarse, aún tenía miedo a no poder ser reconstruido por la misma. No experimentó que algo interno tuviera que ser regenerado, ya que todo el daño se centraba, en su totalidad, en el exterior. Probar sus límites nunca fue su fuerte, pero no había nada de malo con probarlo ¿no?

Sólo era cuestión de despertar de su sueño más a la tarde para ver si podía llegar a curar algo tan complejo como un hueso.

— El mar está tranquilo, ¿no crees? —. Preguntó al aire. Las estalactitas respondieron, haciendo que el agua cayera al suelo.

El eco de la cueva resonó en sus orejas. Parecía que estaban de acuerdo en ello. El Phantom Ruby se quedó imperturbable, reposando en su pecho.

— Yo soy como el mar, ¿sabes? Tenemos muchos misterios que no conocemos. Aunque tengo demasiadas preguntas ahora mismo, no me son respondidas bajo ningún concepto —.

Un silencio ensordecedor se hizo presente. El eco de las goteras de las estalactitas lo hizo sentirse más sólo que nunca.

— Ya sabes, preguntas simples. Busco respuestas. ¿Quién es mí creador?, ¿por qué necesito descanso?, ¿por qué soy tan rápido y me fortalezco cada vez más?, ¿por qué soy un heraldo del caos?, ¿por qué tengo miedo de mí mismo? —.

Incluso con esas, las goteras simplemente cesaron. Bueno, parecía que alguien no quería hablar con él al respecto. ¡Lo único que quedaba era su confiable amiga la luna! Ya sabes, esa cosa redonda que gira alrededor del planeta y espía a todos bajo una mirada inexpresiva.

Maldita luna fisgona.

Hablaría con ella, pero parecía estar un poco morada estos días. Al menos por los bordes, por el resto seguía siendo normal. Preferiría dejarla sola y que se calme un poco. No quería molestarla realmente.

Se acomodó en el rocoso y rígido suelo, acurrucado un poco por su túnica hecha harapos por tanta lucha constante que tuvo estos últimos días. Se enfrentó contra cuatro personas que lo pusieron contra la pared.

Era algo que no entendía cómo podía pasar. A los enemigos que se enfrentó habían superado exageradamente sus expectativas en todos los aspectos posibles. Incluso con ello, sentía que se fortalecía más y más.

Si seguía luchando, seguramente se haría más fuerte, ¿pero realmente era tan necesario causar caos y destrucción? Era el heraldo del Phantom Ruby. Su naturaleza era eso, ¿pero era esa su naturaleza?