Nᴜᴇsᴛʀᴀ Vɪᴅᴀ 《HʏᴜɴIɴ》

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

La historia hablaba de un enorme suceso a finales de la Dinastía Goryeo.

Un trágico final para un príncipe heredero, el príncipe más capaz de asumir el trono, uno que amó con locura a un imposible, pero que lo correspondía con devoción, y que, a causa de ello, ambos tuvieron que morir bajo el filo de una espada...

Del mismo modo se habló del ascenso del siguiente rey, Lee YongBok. El príncipe que velaba por el antiguo heredero y que, terminó cumpliendo una promesa que les hizo a ambos príncipes enamorados tras su muerte, los había vengado.

Primero murió el rey Hwang In Yeop, todos desconocían las causas, pero YongBok no, él sabía perfectamente lo que le había ocurrido a ese rey...

Segundo, el rey Yang, murió tras una tremenda golpiza en sus aposentos días después de la muerte del príncipe Yang... cortesía de YongBok.

Tercero, la princesa Lee Ji Eun, muró quemada frente al pueblo. Pero no fue cualquier muerte...

La princesa Lee, fue acusada de complot contra la corona y se le adjudicaron las muertes de ambos reyes por querer ser la reina de la Nación.

El príncipe YongBok planeó perfectamente todo, al grado de poder acusarla de las muertes que él mismo llevó a cabo. Ella fue atada a un poste en el centro de la ciudad principal, lucía demacrada, había sido golpeada hasta el cansancio, pero esa no era suficiente tortura para alguien como ella.

Fue quemada, sí, pero no del modo convencional... no... en ella se utilizó ácido. Cada parte de su cuerpo fue cubierto poco a poco con ácido y fue lento, tremendamente tortuoso, no merecía menos.

Tras lo acontecido, se dice que el príncipe, ahora rey YongBok, visitó el lugar en donde había enterrado los cuerpos de sus amigos, Hwang Hyunjin y Yang Jeongin, hasta el último de sus días. Era una tumba enorme, llena de flores y decoraciones bonitas, además había dos estatuas de ellos, tomados de las manos, sonriendo... ellos merecían la felicidad y YongBok estaba seguro de que eso ocurriría en su próxima vida, según escribió en su diario.

—Oye Jeongin, ese príncipe que murió se llamaba como tú. —Susurró impresionado Seo ChangBin.

—¿Eh? ¿Sigues viendo esas leyendas? —Enarcó una ceja desinteresadamente.

—Qué amargado.

—Ay ya, mira, necesito que termines de ayudarme a ensayar las líneas, mi padre está sobre mí, no me deja tranquilo con eso de que necesito ser el mejor de los aprendices de esta empresa.

—Ya, ya, lo que ordene su majestad. —Soltó con burla.

—Estúpido. —Bufó.

POV HYUNJIN.

El día en que los nuevos aprendices entraban a la agencia era hoy. Soy actor, uno de los más destacados hasta este día y por lo mismo el CEO me pidió que estuviera en la presentación.